«Para Namjoon, con cariño, Jungkook.
(No abras hasta que sea media noche)»
—¡Jungkook! ¡Me ha perdonado! Pero... ¿por qué prefiere que lo abra a las doce?
Jin, feliz por la emoción de Namjoon, le acaricia el cabello.
—De seguro se trata de buenas noticias, pequeño, tranquilo. ¿Quieres que te cante hasta entonces? Falta media hora.
Namjoon asiente, regocijándose con el apodo. Se deja arrullar por Jin, un sentimiento de calor en su estómago.
—¿Cómo estarás, Hoseok...? —susurra, mirando a la nada. Namjoon se ha quedado dormido y Jin tiene miedo de que los próximos eventos le arrebaten la serenidad.
Naturalmente, Namjoon está hecho para ser el héroe, pero los recientes acontecimientos le llevan a creer en el mal presentimiento que se acentúa en su corazón.
🍃💚🍃💚🍃
Jungkook siempre ha sido consciente de que necesita a Jimin como a nadie en el mundo. Teme perderlo, porque todavía no es capaz de explicar en voz alta cuán completo le hace sentir. Para un niño que nunca tuvo nada, querer a una criatura que le demostró afecto desde el primer día es fácil; pero, a pesar de saber que Jimin es, de alguna forma, su otra mitad, se niega a ser egoísta y tenerlo solo para sí mismo, pues Namjoon también le había querido. No debe condenarlo por su obvia e inesperada preferencia, Jungkook también tiende a priorizar a Jimin sobre todo lo demás.
Es entonces cuando elude la orden que le ha dado Jimin.
«Déjame arreglarlo. Vete, Kookie.» le había dicho. Jungkook no tuvo tiempo de negarse, porque comprendió enseguida que los piratas se acercaban a captarlos. Hacer una rabieta y exponer las razones por las que no le haría caso, solo habría significado ser tomados juntos.
Por supuesto, Jungkook hubiera preferido que nadie fuera llevado, pero la determinación en los ojos de Jimin únicamente lograron que la fe ciega hablara por él: «Pero prométeme que estarás bien.»
Y tal vez si Jimin hubiera asentido, Jungkook se habría marchado confiado. Pero el hada lo empujó y, a continuación, fue atrapado con facilidad por un hombre cuya cara era horrible.
Evidentemente, los había seguido con sigilo.
La proa del barco pirata está repleta de hombrecillos de diferentes tamaños; mujeres casi desnudas que se besan entre ellas y derraman vino en sus pechos. Una nube de humo sobre las cabezas de la pequeña muchedumbre, música a todo volumen que viene de un grupo de enanos con instrumentos en sus manos: disfrutan de una gran fiesta. Al parecer, se encuentra todo despejado, lo que obliga a Jungkook a subirse sobre la madera exterior del barco y empezar a trepar con ayuda de las tablas salidas.
En general, la pintura se encuentra impoluta, la elegancia del acabado le hacen suspirar maravillado, pero Jungkook reconoce que no es momento de suspirar por un artefacto en el que muy probablemente está sufriendo su hada.
Se cae un par de veces, y así pasa alrededor de una hora o un poco menos, no sabría especificarlo, pero en ese tiempo comprende que sus habilidades físicas son limitadas. Eventualmente, Jungkook logra acercarse a una ventana grande cuyos marcos son de un oro brillante. Por razones obvias, debe tratarse de la habitación del Capitán, es bien sabido en toda la isla el derroche de joyas del que le gusta gozar. Jungkook se había enterado tiempo atrás que el mismo deseo por poseer sin compartir que le araña las entrañas al enemigo de Namjoon, se está encargando de dejarlo sin tripulación.
No puede negar que se alegra. Quiere vencerlo, porque había sido parte de los Niños Perdidos, pero no está de acuerdo con las formas que su ex Líder utilizaba.
Rápidamente, todo pensamiento se esfuma de su cerebro cuando, al asomarse, se encuentra con que su hada yace encerrada en un contenedor de cristal. Se encuentra con la cabecita escondida en sus rodillas, probablemente llorando. Jungkook siente que su corazón se estruja dentro de su pecho, pero se agarra con fuerza al marco frío y se empuja hacia adelante. Su cuerpo hace un ruido estrepitoso al caer, lo que logra que Jimin le preste atención.
—¡Jungkook! —grita, conmocionado, y a continuación se tapa la boca con ambas manos, mirando a la puerta con miedo—. ¿Qué haces acá? Te dije que te fueras —Jungkook se levanta y camina hacia Jimin, intentando abrir el artefacto extraño—. ¡Es inútil, se necesita una llave!
—No hay tiempo que perder, Jimin, tenemos que irnos y ver cómo sacarte de allí.
—¡No puedo irme! ¡Los piratas..., ellos saben de la guarida, Jungkook, seguramente ya estarán planeando hacerle daño a Namjoon a y los demás!
Jungkook se queda congelado, abriendo sus ojos por la sorpresa. De pronto, el miedo lo invade, pero el llanto de Jimin le hace despertar de su letargo.
—¡No llores, Jiminnie! ¡Tenemos que idear algo para salir, nos encontraran si sigues haciendo ruido! —pero no está enojado, solo preocupado. El hada se limpia las lágrimas y lo observa con un hermoso ceño fruncido.
—¿No estás enojado conmigo? —Jungkook rueda los ojos—. ¡Gracias, gracias! Te juro que no fue mi intención decirlo, yo..., por un momento pensé que Yoongi había cambiado y.... me dejé llevar por la ira que me causó Namjoon al expulsarte y...
Jungkook tuerce el gesto, abrazando el contenedor contra su pecho—. Jiminnie..., ya, no es tu culpa, Namjoon entenderá.
Jimin sorbe fuertemente por su nariz—. Jungkookie... quiero ayudar, ahora de verdad.
No hay tiempo para crear un plan, porque las opciones están limitadas; Jimin está atrapado. Sin embargo, a Jungkook le hace muy feliz que su hada le crea capaz de lograr liberar a J-Hope solamente con sus instrucciones.
Pero, antes de que Jungkook pueda escapar por la ventana, Agust D entra al camarote con expresión indescifrable. El niño se apresura a escalar lo más rápido que puede con Jimin en su poderío, que se encuentra temblando de la ansiedad. Ven al rubio despotricar en voz alta, acercándose a ellos con una escopeta vieja en la mano, y disparando indiscriminadamente; por suerte, el cuerpo de Jungkook se pierde en la parte superior del barco pirata, donde las balas no lo pueden interceptar.
—Eso estuvo cer-
—¡Es J-Hope! —grita Jimin en un susurro, interrumpiendo a Jungkook, quien sigue sus ojos y puede observar con claridad que la fiesta se debe a un sacrificio humano.
J-Hope se encuentra con los ojos vendados, los pies y manos atados. Camina sobre la plancha con cautela, tratando de mantenerse estable mientras que los piratas, borrachos y drogados, le tiran restos de sus comidas y bebidas.
La tripulación no se ha dado cuenta de la presencia de ambos, lo que agradecen, pero entonces Agust hace sonar un cuerno y todos ellos cesan sus actividades inhumanas.
—¡El hada y el híbrido! —ruge con hastío, señalándolos.
ESTÁS LEYENDO
Neverland
Fanfiction1951, Seúl Seokjin, Hoseok y Taehyung son los tres hijos de la familia Kim. Residen en Seúl, una ciudad golpeada por la Guerra de Corea. Hay problemas políticos más allá de la bonita casa hogareña de nuestros chiquillos, conflictos de adultos que no...