—Porque la culpa de todo lo tiene Jin —sentencia Yoongi, mirando fijamente a Hoseok y eludiendo la pregunta de Jimin. El chiquillo abre los ojos y se pone de pie, sus puños apretados a los costados de su cuerpo—. Hay algo extraño en él, ¿sabes? Es la forma en la que maneja a Namjoon con su meñique.
Jimin piensa en que también lo había considerado: Namjoon nunca se mostró iracundo frente al maknae, y, entonces, por causa de un malentendido que rápidamente se pudo hablar, el Elegido había expulsado a Jungkook. Todavía no le perdona la obvia preferencia que demuestra con los recién llegados, lo que hace su cabecita maquinar.
—Puede ser así... —dice Jimin, sorbiendo por la nariz.
Una sonrisa se muestra en el rostro de Yoongi, quien, procurando no ser visto, le hace una mueca silenciadora a Hoseok, pero el niño se mantiene a la defensiva.
—¡Tenemos tan poco tiempo, zarpamos al amanecer! Mi barco pirata piensa retirarse de estos mares por un tiempo, pues el corazón de Hoseok ha ablando el mío. Quiero considerarlo mi amigo, y a sabiendas de que su lugar originalmente no es aquí, comprenderé que con eventualidad quiera marcharse.
A diferencia del infantil Namjoon, Yoongi había sido bendecido por una elocuencia e inteligencia envidiable. Que su némesis siempre le haya ganado se debe más que nada sus poderes sobrenaturales (al ser el único en volar de la isla, y su calidad de hijo mágico de la misma).
Hoseok suspira, levemente mareado—. Pero..., no creo que Jin tenga nada que ver con esto. Namjoon nos trajo acá, sin mencionar que probablemente nos ha estado espiando todo este tiempo. Solía pensar que era fantasioso, pero al descubrir que todo esto es real, ¡me atrevo a decir que Namjoon se le plantó en la cabeza a mi hermano! ¡Fue, claramente, un secuestro premeditado!
El rostro de Yoongi se desfigura en rabia. Camina a largos pasos hacia Hoseok y le golpea en la mandíbula con fuerza, reaccionando cuando lo ve tirado en el piso. Sigue sintiendo una conexión con ese niño, continúa agradeciéndole por su siesta, pero no puede tolerar ser cuestionado. Le había dado una señal para que se quedara el silencio, ¡lo menos que podía hacer, había sido obedecerle! ¿Acaso no le habló de envidiar a su hyung? ¡Yoongi se siente traicionado, había pensado que eran iguales!
Jimin observa la escena con ojos engrandecidos. Es cuando Agust llega, que Yoongi se retira sin mirar a sus espaldas. Se recuesta en la ventana, justo al lado de Jimin, y le da una mirada fría a su hermano.
—Amárralo boca abajo sobre la plancha, veremos qué tan héroe es su hermano. —demanda. Agust tuerce el gesto, suspirando, pero asiente.
—¡Yoongi, ¿qué haces?! ¡No, no, no....!
Jimin y Agust abren la boca, sorprendidos porque el niño sabe el nombre real del Capitán.
Pero Yoongi solo dibuja una sonrisa demoniaca ante los gritos de Hoseok, quien es arrastrado fuera mientras llora y patalea. Los ojos cristalizados del niño logran removerle los rastros de culpa que hacía mucho no sentía, pero aún hay cólera en su pecho por haberse visto cuestionado. Justificándose en que Hoseok había tomado decisiones y ahora debe afrontar las consecuencias, Yoongi vuelve a mirar al hada.
Jimin quiere preguntar, pero su regocijo por la decisión de Yoongi nubla sus sentidos. De todas maneras, las hadas son seres tan pequeños que, en su interior, solo hay cabida para un único sentimiento. Yoongi prefiere que dicho sentir esté relacionado con la venganza.
—Quiero deshacerme de Jin esta misma noche, Jimin. Pero no sé el escondite de Namjoon. —el mismo momento en que para de hablar, se da un golpe mental por su falta de sutileza, pero el hada parece que yace ajeno a sus evidentes palabras.
—Puedo decírtelo, si me prometes que no dañaras a Jungkook —Yoongi, quien había esperado que nombrara a Namjoon, asiente con firmeza—. Tienes razón cuando dices que ha cambiado. Hace un tiempo se obsesionó con los humanos. Para traerlos aquí, me hizo sacarle la sombra mientras peleábamos en la ventana del chico. No... —suspira, volando hacia el centro del camarote, sobre el mapa expuesto— no estoy seguro de que Namjoon sea el Elegido.
Yoongi se toca la barbilla, pensativo y sorprendido. No se miente: se agarra de la pared de madera cuando se ve afectado por el shock de la confesión.
—¿Cómo...?
—Lo siento, Yoongi... Te dejé ir porque..., bueno, mi deber era estar con Namjoon, el hijo de la isla. Me prometieron que no dejarían que ustedes crecieran, mis niños, y yo me mantuve con quien se supone que debía. No te voy a decir que no lo quiero, yo a Namjoon lo amo como a ti o a tu hermano, ¡prácticamente los crie! Quise... pude... intervenir, pero no lo hice y... —el hada solloza, agua dorada sobre el mapa de Yoongi—. ¡Se esconde aquí! ¡Por favor aleja a ese Jin y haz que Namjoon deje de actuar como si su mundo fuera ese aparecido!
Jimin aterriza en un lugar particular, y Yoongi jadea con emoción. ¿Cómo nunca lo había pensado? ¡Ese lugar es muy obvio! Yoongi se carcajea, ¡Jimin acaba de revelar el escondite de Namjoon casi inconscientemente!
—Cuarenta pasos al oeste... —señala en voz alta, mientras que mueve sus dedos como si caminara sobre el mapa—. Pasando por el Río del Cocodrilo, adentrándose en la selva de El Tuerto...
—¡En el Árbol del Ahorcado! —exclama Agust, a quien Yoongi no notó ingresar.
La sonrisa satisfecha de los gemelos confunde al hada. Rápidamente es atrapada en una cajita de cristal con detalles en oro. Tiene su nombre alrededor de la cerradura, y Jimin cae en cuenta de que se había tratado de una trampa.
—¡Yoongi, oye, ¿Qué haces?! —se queja Jimin.
Agust lo carga en sus manos y le guiña un ojo.
—Lo siento, Jimin, pero a veces un lo siento no repara corazones magullados.
Jimin no se había equivocado en ser precavido, ordenándole a Jungkook esconderse lejos de allí mientras él se sacrificaba; sabía que Agust escuchaba su conversación y que, con seguridad, lo mandaría a capturar. Le había hecho entender a Jungkook que haría su trabajo dentro del barco pirata, trayendo paz para la familia, pero no funcionó y ahora tiene miedo. Solo ruega que su pequeño esté bien, y que, con el tiempo, su lo siento sí repare el corazón de su Yoongi.
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Neverland
Fanfiction1951, Seúl Seokjin, Hoseok y Taehyung son los tres hijos de la familia Kim. Residen en Seúl, una ciudad golpeada por la Guerra de Corea. Hay problemas políticos más allá de la bonita casa hogareña de nuestros chiquillos, conflictos de adultos que no...