Peter Pan, así es conocido en el mundo humano.
Namjoon sonríe ante el cuadro perfecto ante él: un muchacho tal vez de su estatura, con cabello color cobre que cae por su frente, parpados cubriendo sus ojos, mejillas rosadas y un aura diferente que le causa felicidad.
Pero no tiene tiempo para adentrarse en su sentir, porque Jimin, a su lado, tintinea con insistente necesidad. Entra por la ventana, apoyándose con cuidado en el alfeizar y revisando si los niños están durmiendo con suficiente profundidad.
—Debajo de las camas. —le indica a Jimin, quien asiente.
El pequeño ser vuela hacia allí y niega con decepción una vez ha revisado. Namjoon levita hacia la parte superior de los armarios, hace un poco de ruido cuando rebusca entre los libros en los estantes.
Se toca el mentón, pensativo. Jimin se para en su hombro, interrumpiendo su meditación.
—Date prisa, extraño a Jungkook —hace un puchero, Namjoon rueda los ojos—. Tal vez esté allá —señala una puerta de color blanco, diferente a la que Namjoon reconoce como la salida que los niños utilizan. Frunce el entrecejo, confundido—. Es el cuarto de baño, bobo. —explica Jimin como si fuera obvio. El hada conoce sobre los humanos, así que Namjoon hace un ruido que indica su comprensión y le ve volar hasta el lugar mencionado.
Por supuesto, Jimin se distrae con facilidad. Es lo que los ha traído a estar en esa situación. El pequeño se ha cruzado con un espejo en la pared, sus ojos muy ocupados reparando su figura brillante.
Namjoon persiste en su búsqueda, observando alrededor con ahínco. De pronto, el cajón inferior de un mueble empieza a temblar. Se dirige allí levitando, tan rápido que se olvida de avisarle a su acompañante. Abre el compartimiento sin pensarlo demasiado, echándose hacia atrás cuando su queridísima sombra sale disparada.
—¡Jimin! —un grito silencioso que logra su cometido.
El hada se sorprende y empieza a volar detrás de la sombra parlanchina.
—¡Atrás del sofá, Nam!
La sombra, al parecer, no quiere regresar con su dueño. Namjoon se ve encantado con el desafío, no duda en ir a por ella, sonriendo divertido. Tomarla traduce un reto que le impide ser cuidadoso, por lo que se ve a sí mismo chocando con el mismo mueble donde la sombra había estado escondida, causando un gran alboroto.
Seokjin se levanta por el ruido, encontrándose con un muchacho alto y de piel morena. Está vestido con un pantalón blanco, sin camisa a pesar de las bajas temperaturas invernales. Sus facciones son de otro mundo, parecen talladas por ángeles. Tiene una espada similar a la que le hizo a sus hermanos, que levanta en sorpresa hacia su dirección. Sin embargo, parece estar luchando con la sombra que recuerda haber guardado la noche anterior. Seokjin sonríe, entendiendo de quién se trataba.
—¡Peter Pan!
Namjoon odia ser llamado así, pero no culpa al muchacho, pues la leyenda occidental le ha dado ese apodo terrible. Además, se encuentra muy ocupado luchando con su sombra.
—¡Eres igual a como te he imaginado! Tal vez un poco más alto y grande, pero... —cuenta el muchacho, levantándose de la cama. Los pasos resuenan mientras se acerca con rapidez, hay una expresión de felicidad en su rostro—. He guardado tu sombra, espero que no te moleste.
Namjoon se siente intimidado a pesar de que, sabe, el muchacho no tiene ninguna oportunidad de ganarle. Sin embargo, da pasos hacia atrás, sin olvidarse de su sombra, y comienza a pegar esta misma a su cuerpo. La muy liberal no se deja, lo que le hace gruñir.
—No puedes pegarla con jabón, tontín. Déjame ayudarte... —el muchacho parece pensar, acariciando su barbilla—. ¡Tengo una idea! Déjame coserla, solo así queda bien —y, aunque es una petición que Namjoon debe declinar, se queda ahí parado viéndole dirigirse a su armario. Saca un artefacto que mira extrañado—. Es una aguja. —explica. Namjoon siente sus mejillas tomar color.
Busca con la mirada a Jimin, quien se ha quedado olvidado en el mismo cajón del que el muchacho ha sacado su desconocido artefacto. Ve por la cerradura una luz filtrarse, la inconfundible que Jimin irradia. Piensa en lo enojado que estará cuando salga, pero ahora mismo no tiene tiempo para salvarlo. Él entenderá, se dice.
De vuelta al muchacho, sigue parloteando sobre no tener idea si coser una sombra a su cuerpo tenga el resultado esperado. Dice otras cosas, divagando en gran medida. Namjoon rueda los ojos, aburrido por su parloteo innecesario.
—...Lo que todavía no entiendo es cómo has podido perderla. No es normal que tu sombra se extravíe. —se acerca a Namjoon, mirándolo con ojos encantados y soñadores. Le pone extrañamente feliz e incómodo, así que toma asiento en la cama donde el muchacho anteriormente dormía y espera a que este se acerque.
—Hablas mucho... —se quejó frunciendo el ceño. Al contrario de cómo reaccionaría Jimin, el muchacho se limita a reír divertido y asiente.
—¡Sí! —afirma, entusiasmado, dando la primera puntada. La sombra revolotea y Namjoon observa asombrado la forma en que se va adhiriendo a su cuerpo—. Me llamo Kim Seokjin. —informa animado.
—¡Jin! —apunta Namjoon, saboreando la silaba.
—¡Es Seokjin!
—Te llamaré Jin, ¿te molesta?
El muchacho hace una pausa—. No necesariamente. Pero nadie me había llamado así jamás...
—Jin es mejor.
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Neverland
Fanfiction1951, Seúl Seokjin, Hoseok y Taehyung son los tres hijos de la familia Kim. Residen en Seúl, una ciudad golpeada por la Guerra de Corea. Hay problemas políticos más allá de la bonita casa hogareña de nuestros chiquillos, conflictos de adultos que no...