Ecos del pasado.

47 8 100
                                    

"Narratio Azraelis"

Encontré al orco y al elfo, a ellos ya los había curado de toda dolencia, al chico estaba en proceso, el orco me pidió que no lo sanara, aunque lo tuve que hacer en secreto sin que se diera cuenta, me daba miedo que dejara alguna herida sin atender, el mismo desinfectó, suturó y vendó sus heridas con ciertas cosas que tenía en la bolsa de la mochila, la misma mochila que cargaba para la comida, yo lo único que hice fue el aminorar la seriedad de algunas de sus heridas.

Sög no dejaba de ver como curaba a su amigo nigromante, el elfo se acercó a Sög de manera pacífica tanto con curiosidad como con respeto preguntó al orco el por qué se la pasaba viendo con tanta preocupación que curasen a su aprendiz si él decía en repetidas ocasiones que él es solo una herramienta para su negocio y nada más.

Al principio con furia y luego con una avalancha de emociones como la tristeza y la nostalgia Sög contestó a Isildalf con algo de tozudez, pues eran más sus ganas de golpear al elfo por atreverse a preguntar eso, pero al final respondió así a la incógnita del elfo:

—Ya he perdido a bastantes personas en la vida, perdí a mi padre y a mi tío en la guerra, mi padre era un caudillo orco, mi hermano siguió su ejemplo y se volvió en el caudillo de nuestra aldea, y es que lo logró a duras penas. Mi padre aun siendo una bestia de destrucción imparable cuando llegaba a casa él nos traía cosas geniales de los pueblos que él invadía, recuerdo cuando el me regaló estas hombreras de cuero, fue un orco honrado hasta el fin de sus días, fue el único caudillo orco que trajo paz y seguridad a nuestra aldea, y su alabarda fue tomada como símbolo de unificación en mi aldea, mi hermano es el único orco que tiene el permiso por parte del chaman para usar dicha alabarda. —Comentó Sög mientras empezaba a llorar, sacó un pañuelo de una de las bolsas de su pantalón y con ese pañuelo secó sus lágrimas, me trajo algo tristeza verlo llorar, y de alguna manera era primera vez que veía llorar a un orco.

— Ya veo, y que pasó con tu tío, veo que tú te refieres muy bien a tu padre, pero ¿qué hay de tu tío?, ¿él también fue alguien influyente en tu aldea? —Preguntó el elfo mientras intentaba abrazar al orco.

—¡No me toques basura élfica!, mi tío no corrió con la misma suerte, él era el mejor en su trabajo, pero a los dioses él nunca les dio sacrificio digno, y lo peor es que lo intentó en varias ocasiones, pero ninguna era del agrado, nuestro tío nos regaló ropa de aquellos burgueses que habían sido prisioneros o murieron el mismo día de la batalla, trajo a nuestra familia riqueza, y ayudó mucho a que nuestra infancia fuese la mejor con sus ocurrencias pues él era un bardo magnifico también.

Había un canto católico que le enseñé a Ansel y que originalmente mi tío me cantaba para irme a dormir, pero él lo usaba como canto de guerra para sembrar el miedo de sus adversarios, el martillo era su arma, este traje que visto fue usado por un burgués cuyas tierras se eran casi inagotables y prosperas según las leyendas que cuenta la gente de esta colonia estagliana, cuando era un orco de 39 años no sabía que esto sería lo último que me regalaría mi tío antes de que lo viese morir en frente de mí , murió a manos de un elfo cuyo rostro nunca olvidaré así como su nombre.

Aquel desgraciado ser se llamaba Ragnim, su armadura plateada finamente forjada y su espada de color amarillento fueron los instrumentos que lo cegaron de toda vida, y fue de los primeros elfos que logré matar con mis propias manos. —Las ropas de Sög aunque para ti y para Isildalf se pudieran resumir a unos harapos ya muy gastados por diversos parches puestos, para Sög era lo poco que le quedaba de su tío junto con su martillo, puedo entender aquel valor sentimental, creo que es algo respetable de su parte, me gustaría poder ayudarlo y comentarle al respecto algo para aliviar su dolor, pero no sé qué decirle al respecto, su dolor es muy grande como para darle cualquier palabra de apoyo.

La historia del orco comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora