Los condenados a la arena: Ronda dos.

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"Ansel"

La luna tan brillosa, el sol de estos reinos, solo podía ver seres retorcidos. Gladiador contra gladiador, solo sentía como me cansaba más, intenté regular más mi uso de magia, si Sög o Isildalf estuvieran aquí sería más fácil, pero me temo que yo mismo me enfrasqué en esto así que lo mejor era seguir adelante, no faltaba mucho para que llegara el segundo día, cada vez más fuerte eran mis enemigos y cada vez más me era difícil seguir el ritmo de los combates.

Cada golpe, cada hechizo, sentía como me consumía, mis brazos estaban agrietados y cada corte era más profundo de lo que debía de ser, cuando caí al suelo creyeron todos que era porque iba a morir, tuve que apoyarme de mi espada por un momento para retomar fuerzas, se me hizo pelear una vez más, por motivo de mi suerte se me sería llevado a las jaulas de sobrevivir esa batalla.

Mi siguiente contrincante era una extraña criatura cuyo cuerpo se veía horrendo pues sus extremidades eran esqueléticas y una piel pálida y leñosa parecida también como si fueran escamas, su rostro carecía de cualquier rasgo humano, de sus cuencas de ojos lloraba un líquido viscoso negro, y contaban con una gran boca llena de dientes afilados y grotescos.

Sus ojos sacaban un resplandor verde como si hubiera sido resucitado por magia antigua y oscura, sus movimientos eran pesados, al acercarme a él lentamente pude sentir como esta cosa emanaba energía mágica impura y poco refinada algo o alguien le había dado vida, pero por medio de una falla en el proceso de resurrección.

Entonces Deimos y Phobos empezaron a festejar mientras Ares simplemente se levantó de su asiento y con su voz imponente anunció a su público en las gradas, su voz llenó todo el estadio haciendo que todos los presentes gritaran eufóricos.

"Aquel retador Ansel se enfrentará a al Devorador de Almas, nadie ha sobrevivido a dicho ser, y como nuestro retador en este día ha demostrado su fuerza y habilidad, confío que este ser pueda darles a ustedes un gran espectáculo oh gente del tártaro y del Hades, ya verán que enfrentarse a mis designios es mala idea. ¡Eso quedará demostrado con el cadáver de este muchacho cuando sea devorado!"

Escuché aquel festejo del público, sabía que su vida estaba en juego, el peligro era real, no había juegos aquí, por ello debía de ser cuidadoso en cada movimiento, tomé posición y adopté una pose de combate defensiva, solo me movía alrededor de mi oponente y ahí es donde me di cuenta de algo y es que no le importaba seguirme o incluso moverse tan siquiera, solo estaba parado ahí sin hacer nada.

—¡Oye Ares, de matar esta cosa pido el derecho de descansar hasta la mañana del día siguiente, no creo que tu juguetito éste vaya a hacer mucho! —algo malo pasaba, no tardó en responder aquel tirano

—Si sobrevives te dejaré dormir en una celda, pero lo dudo mucho.

Con un solo chasquido de Ares aquel ser empezó a moverse, elevó sus brazos y los dejó caer, haciendo que el suelo temblara violentamente, todos en las gradas gritaron eufóricos deseando ver aquel ser pelear contra mí, aprovechando que era un ser de carne y hueso le lancé una bola de fuego, pero eso no le hizo efecto aquél hechizo solo lo absorbió como si nada.

Desesperadamente recité un hechizo de fuego aún más potente cada palabra era un efecto diferente de lo que debía de ser el hechizo al momento de tocar a mi adversario. Tenía que concentrarme, debía de relajarme, con las palabras correctas logré concretar el hechizo, era cuestión de lanzarlo.

"Ignis Aeternus, Ira Flammifera, Saeva Extinguere Noctis!"

De las palmas de mis manos salió una llama oscura como la noche y pude sentir como el calor de dicho hechizo parecía consumir mi mano como si fuera un ácido potente, por todos los medios intenté mantener el hechizo hasta que al consumir solo un poco de su energía vital este ser me estaba drenando, era una paradoja, ¿Cómo era posible que un monstruo de magia como este consuma la magia de un portador natural? Nunca un monstruo había drenado la magia como para ser esto posible.

La historia del orco comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora