Tiempos de olvido.

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"Ansel"

Estaba solo, salí del noveno circulo por fortuna, pero las heridas que me propició aquella arconte maldita eran graves, era difícil ver en aquel circulo cuando todo está oscuro y en una tormenta invernal perpetua creada por las alas del maligno.

Encontré para mi buena suerte una salida en la que su luz era potente, me llevó a un bosque tan bello que era digno de volverlo un cuadro, caminé hasta encontrar un árbol donde descansar y sanar mis heridas a costa de debilitarme más, estaba a punto de morir. ¿Qué más podría sucederme?

Mis manos temblaban, aún sentía el frío de aquel circulo grotesco, y el perder sangre no ayudaba, pude cerrar un poco la herida, la sangre coaguló lo suficiente como para dejar de ser un problema a corto plazo, intenté caminar, solo necesitaba unos pasos más, para este punto estaba intentando buscar un lugar más cómodo en donde descansar y esconderme, pero viendo que estaba en medio de un bosque en un lugar donde no conozco nada ni nadie lo único que podía hacer es esperar lo mejor y evitar morir pronto.

No pude evitar caer, el dolor era punzante e intenté cuanto pude para sanar mis heridas, la sangre no paraba de brotar, y mi magia consumía más mi cuerpo, mis brazos empezaron a agrietarse, supuse que era mejor descansar, desde aquel viaje al infierno no parado de usar mi magia. Era momento de dormir y esperar algo mejor, esperar a que mis heridas sanaran y encontrar a Azrael, a Sög o a Isildalf.

El sueño invadió mi mente y mi cuerpo se hizo ligero, aquellas paredes tan ondulantes y frágiles que cuyos colores caóticos se arremolinaban sobresalían de forma vistosa para dar paso a una extraña conversación entre aquel extraño monstruo hecho de la oscuridad de la noche y que cuya piel parecía el vacío de las estrellas, tan oscura y tan brillante, de igual forma estaba ahí aquella alma, sus brazos estaban cubiertos de sangre y uno de sus ojos se había vuelto rojo y con una apariencia más felina. Sentados discutían apacibles acerca del destino del mundo, y como las consecuencias de un solo afectan a miles o incluso millones de vidas simultáneamente, también discutían de forma acalorada acerca de la posibilidad del destino.

"Sea como el tiempo dicte y como las fuerzas del hombre lo cometan, es la libertad lo que damnifica a la realidad y lo que la hace bella, desangra al hombre y lo nutre, y al tiempo lo tergiversa y lo desgarra. Miles de vidas más y miles de vidas menos. ¿Qué más da para la laboriosa eternidad y los ciclos sin fin de la vida y la muerte? Tú hablas de libertad y mira donde estamos, en el lugar donde todo lo que el tiempo ha visto yace aquí, no hay nada que no haya existido o exista después, todo está en este lugar."

"Recuerda siempre para lo que has existido Klauth, es la eternidad y la libertad del hombre, sí. Pero nada debe de interponerse ante el destino de miles de vidas y decidir que es correcto y lo que no, aún más cuando esa fuerza ya se le ha negado y sus fuerzas moribundas son las que desangran al orden elemental de las cosas. ¿Qué es el humano si no el esclavo del tiempo, pero un guerrero constante en la adversidad? Es la falta del destino lo que hace al hombre lo que es, y es la libertad de sus acciones lo que lo separan de una máquina, solo es cuestión de tiempo para que los mortales entiendan su propósito aun cuando no hay nada escrito. Sabes bien que nada está dado por sentado, por más que lo niegues."

"Es que ya todo es y todo será escrito, hay quienes saben el futuro y no lo niegan, siempre inalterable, no hay quien pare al tiempo ni quien pare al destino, las acciones no pueden ser alteradas, las profecías terminarán por ser ciertas al final. Solo es cuestión de tiempo, no hay escape, no hay solución, solo resignación, nada más."

"¿Y qué harás si al final gano yo? Ya hemos visto aquellas paradojas, aquellos hombres, aquellas matronas y aquellos señores de la magia construir y destruir aquello que los mantenía a raya."

La historia del orco comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora