Senda de Cacería.

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Sög

Tardé tanto en encontrar ese maldito libro donde estaba Hela, incluso con toda mi paciencia de vetusto se me hacía demasiado agotador buscar en una biblioteca que parecía infinita, incluso el guardián le parecía cansado estar buscando por todo este laberinto lleno de libros que no parecía acabar, incluso estuve a punto de tirar los libros al suelo y recoger el que fuera y quemar el resto.

Ni siquiera esas almas fueron de ayuda, solo se la pasaban volando de aquí y allá hablando en rimas y en palabras rimbombantes que para mí carecían de sentido. Y eso que soy ya un viejo que leyó clásicos como la tragedia del espadachín negro.

Y puedo decir que el tipo ese es el humanejo que más respeto, y deseo que Ansel sea igual de fuerte que él, era tan increíble que mató cien hombres con su habilidad.

Loki que yacía atado a mi espalda comentaba cosas tan tontas como acertijos que tenían que ver con puntos cardinales no iba a entender preguntas estúpidas aun si me la pasara mil años vivo, y claramente no tenía semejante cantidad de tiempo.

"Si buscas donde el sol se despide,

y los cuervos vuelan con la sombra del crepúsculo.Allí donde el viento susurra promesas rotas,¿Hacia dónde marcharías, si tu corazón fuera astuto como el mío?"

—Mira estúpido loquito mago bromista, me dirás dónde está ella porque es obvio que no más no entiendo tus preguntas pijas, dime que dirección está ella o no me digas nada.

—¿Y por qué lo haría? Tenemos tiempo de sobra... El elfo aún está volviendo del polvo y la ceniza y mis lagrimas apenas acaban de ser entregadas al joven nigromante del que tanto te preocupas.

—¡Tal vez porque nosotros lo tenemos, pero mi familia no lo tiene! —Respondí buscando en un libro cuya cubierta de cuero rasposa y casi rota me hizo pensar que Hela estaba ahí, cuando no era el caso. Pero no te mentiré, me hizo reír mucho, me gustó como a ese tipo le cortaban el brazo por aquel perro gigante, el mejor libro de cuentos cómicos que he leído.

—¿De qué te ríes orco? —Pregunta Loki interesado en el libro que tanto me daba risa.

—Ando leyendo una colección de cuentos, deberías de ver como este pendejo de Tyr ofreció su brazo como una promesa a un lobo gigante. Que idiota...

—Él tipo realmente existió y ese lobo era mi hijo. —Respondió Loki un tanto molesto, pero no sé por qué.

—Ajá sí, y yo soy el hijo de Maguruk...

Como sea, tras esa pequeña conversación el guardián ciego apareció, y me dijo que tras descifrar el acertijo de Loki encontró el libro...

El frío cantar del olvido.

Bonito título, no diré mucho porque no estoy en posición de críticar a semejante libro, a pesar de que no es una obra literaria como la que mi especie acostumbra como La tragedia del espadachín negro o las historias acerca de aquel escritor loco conocido en su época como Jack, cuyo libro encapsula muy bien el legado de mi gente, creo que se llamaba ese libro como Las aventuras de Utg'ld el sanguinario.

¡Pero jamás sería tan bueno como el libro de Profeta del Waaagh! Aquel libro a pesar de que lo hemos estado rescatando poco a poco por obra de nuestros chamanes y caudillos que encuentran fragmentos del libro hemos aprendido del maestro Magaruk y como ser fuertes y fieros.

—Oye Loki, ¿cómo saco a tu chilpayate de ahí? No me hagas tener que usar magia porque por supuesto que un orco como yo no sabrá como usar un hechizo, eso son cosas para humanejos que se complican la vida.

La historia del orco comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora