Mientras hablábamos escuché sonidos finos, pisadas que apenas sonidos hacían, era en el este, algo iba a atacar, susurros en mi mente me dijeron que me preparara, Adriel estaba listo también apenas comprendió la situación, la oscuridad del bosque nos acompañaba.
Adriel comenzó a invocar a sus sirvientes, Setanta y Gaálath-Am, algo se acercaba, era solo uno, no se parecía a las pisadas de Ansel, ni las del orejas picudas, con fuerza sostenía mi martillo, apretándolo del mango, mientras sentía como mi cuerpo me exigía correr a ese ser, fuese lo que fuese.
De entre los árboles salió un ser cuasi draconido, pues a pesar de tener alas y el cuerpo de una serpiente con escamas oscuras, su cabeza era como el de un ave, pero con una particularidad de que su misma cabeza era tan fea y desfigurada que parecía una parodia hecha por un desquiciado.
—Oh no... Su influencia... Se está esparciendo, fíjate en ese basilisco, Sög. Molock está contaminando a más seres en lo que avanzamos, tenemos que darnos prisa. Debemos de matarlo, antes de que hayan más de estos seres.
—No será un problema... Prepárate, esto no será fácil.
Ambos corrimos directos al basilisco, la misma oscuridad de la noche lo hacía moverse con mayor facilidad, y su poco sonido al moverse lo hacía confundirse entre el ambiente, por pequeños sonidos como siseos y aleteos lo había encontrado, atacaría a nuestras espaldas, se preparó para saltar.
Casi al mismo tiempo que Setanta pude asestarle un golpe a un ojo del basilisco, gritó del dolor dicha criatura, pero tras alzarse extendería sus alas, y con fuerza empezaría a empujarnos debido a los torbellinos que con fuerza generaban aquel par de apéndices cuya piel parecía el cuero negro apenas tratado.
Mientras que Gaálath-Am y Setanta a duras penas podían moverse, Adriel sucumbiría a las ráfagas potentes del batir de las alas de aquel monstruo cuya malignidad sobresalía a la par de su ingenio retorcido.
Yendo directo a atacar a Adriel, aquél monstruo serpenteó a toda prisa para escupir su veneno, a pesar de que el guardián intentó invocar al golem Geredeo su brazalete empezó a fallar, a lo que para ayudarle tuve que distraer a dicha cosa.
Con un golpe de mi martillo en su cuerpo pude detener a este ser, soltó un chillido agudo de dolor que por poco me deja sordo, estando sediento de sangre lo escalé, algo en mi sentía el deseo de hacerle el mayor daño posible a este ser, hacerlo caer y sufrir.
Apenas logré escalar hasta llegar a su cabeza golpeé su ojo izquierdo hasta atravesarlo y reventarlo, como respuesta empezaría el monstruo a retorcer y a embestir a cuanto árbol pudiese. De forma violenta saqué mi brazo de su ojo, y empezaría a golpear su cabeza, cada golpe era más potente que el anterior, pero aún con todo no era suficiente para matarlo.
Así que como una idea extraña intenté llevarlo con Setanta y Gaálath-Am, incluso les di la señal para atacar a la bestia, de ellos solo Gaálath-Am pudo asestar el golpe de forma certera al lomo de aquél ser, dejando al corazón expuesto para un ataque.
Setanta dándole su lanza a Adriel empezarían a calcular el momento preciso para darle muerte al monstruo, pero mientras que ellos meditaban para atacar de forma precisa el corazón yo me las arreglaba para mantener quieta a esta cosa que en su dolor no paraba de agitarse y gritar.
Es ahí cuando vi que Adriel comenzó a correr, y de un solo ataque logró clavar su lanza al corazón expuesto, convirtiendo al animal en piedra. No hubo sangre, ni gritos, solo un ser que cuya naturaleza había sido corrupta que había encontrado su final, tal vez para ese ser fue un gesto de piedad, o tal vez no, pero era seguro que su forma lo atormentaba.
Nos aproximamos a verlo, aun con el riesgo de que pudiera haber más, verlo de cerca era aterrador para Adriel y para Setanta, yo no compartía el sentimiento, a pesar de que ese impulso de destrucción y violencia salió a flote en mi sentía aún con la necesidad de matar más. Tenía que controlarla, tenía que controlar la armadura y aquellos impulsos que rugían por más muertes y sangre.
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La historia del orco comerciante
FantasyEstas son las oscuras odiseas de un orco y su compañero nigromante, cuya labor como comerciantes se ve truncada por la imprudencia de un elfo cultista. Atrapados en esta alianza forzada, deben enfrentarse a seres terribles, desatados de un milenario...