"Ansel"
Mientras caminábamos los senderos tortuosos del sexto anillo con su fauna muy pintoresca cuanto menos nos percatamos de diversos pecadores que a lo largo del tiempo han sido castigados con el fuego en lapidas tan profundas y estrechas para aumentar su dolor al comprimir sus huesos.
Mi mentor encontró divertido asar las salchichas en el fuego de los condenados y pese a que sabíamos del riesgo que conllevaba hacer eso, no te puedo mentir que algo las hacía sentir más deliciosas, igual y era el sufrimiento de los tipos o el azufre de la zona, cosa que a no ser que estés entre planos en un estado entre la vida y la muerte no te recomiendo que hagas ya que recuerdo vomité un poco por el olor y también por el hecho de estar cocinando con fuego hecho a partir de azufre.
Azrael no se tomaba bien que hiciéramos este tipo de cosas y creo yo que tiene algo de razón, en otras circunstancias hubiéramos sido estos tipos, pero siendo realistas solo míranos, no nos vemos como paladines o justicieros, solo somos dos tipos que fungían como comerciantes y un elfo que se tragó un engaño muy obvio, pero fuera de eso, mucho me temo que pasear por aquí en ocasiones se sentía vacío pero no vacío aburrido.
Contrariamente, se sentía un aire tenebroso y como nigromante me sentí bastante interesado en los pocos seres que pudimos encontrar en ocasiones, y ver tantos monstruos con formas retorcidas creados por los pecados de la humanidad y por lo bajo de sus consciencias era algo inquietante pero digno de clasificar.
Recuerdo bien aquella vez en que cercano al final de ese tan largo laberinto nos encontramos con un hombre, pero no era como los pecadores que yacían aquí, su aspecto era grotescamente inhumano pero aún conservaba ciertas características como para asemejarlo con un humano.
Su cabeza estaba llena de cortes geométricos que asemejaban símbolos oscuros de la alta magia negra de origen demoniaco, su hablar era torpe y arcaico, asemejándose más a bufidos y quejidos que al habla de un ser inteligente su ojos estaban mutilados y en su lugar tenía cristales oscuros haciendo su función para ver.
La vestimenta de esta "cosa" era interesante en parte porque parecía ser piel en realidad, no suya sino de lo que antaño eran sus víctimas pero las expresiones de estas no eran de dolor, parecían más de placer y eso para mí me hacía preguntarme que hacía aquí este abominable espantajo en vez de estar en el segundo anillo.
Dirigiendo sus sucias palabras apenas coherentes me atreví a darle un golpe fuerte con la vaina de mi espada.
—Estúpido animal incongruente, habla bien o de lo contrario te cortaré la maldita cabeza para llevármela como premio. —Sentí bastante molestia al tener que escuchar sus simiescos canticos sin sentido.
—Yo soy Ba'urgli'ik rey de la fornicación y aquel que lleva sangre a la reina sedienta, yo soy quien lleva el placer insano a los desamparados, aquél que proveía los canticos impuros a los adoradores de la madre de los oscuros vástagos. —Azrael y Sög estaban viendo a este ser con desconfianza había algo en él que no cuadraba.
—Ahora me imagino que habrás faltado al respeto a tu reina, ¿no es así? —Pregunté esperando lo peor.
—No, ellos me encerraron, el rey de este círculo tiene encadenado aquellos sabían de mi deber, nos cazaron, nos torturaron, vimos el fin de nuestro amparo cuando aquel artefacto ahora en ruinas cayó por culpa de mortales, el cielo oscuro de este reino lloró y nosotros en desesperación gritamos y temimos. —Su monologo seguía su historia era en verdad larga y no me esperaba menos de seres como estos, pero toma en cuenta que esto lo que escribo lo estoy sacando en limpio de balbuceos y rebuznos.
ESTÁS LEYENDO
La historia del orco comerciante
FantasyEstas son las oscuras odiseas de un orco y su compañero nigromante, cuya labor como comerciantes se ve truncada por la imprudencia de un elfo cultista. Atrapados en esta alianza forzada, deben enfrentarse a seres terribles, desatados de un milenario...