XXI. Lo que está perdido se puede encontrar
Oberyn dejó el bolígrafo que sostenía y se pasó la mano por la cara con un suspiro de frustración.
Está hecho. La carta que llevaba días escribiendo, demasiado tiempo por miedo a qué escribir, está terminada con una pequeña firma de su nombre.
Siempre le había resultado difícil escribir poesía, las palabras le costaban tanto escribirlas de una manera tan artística, así que las escribía como sentía, como eran las cosas.
Escribió la carta como pudo. Ocupaba más de una página con todo lo que había querido decirle.
Oberyn casi deseaba que Elia estuviera allí, para aconsejarlo sobre qué hacer, para ayudarlo como siempre lo había hecho.
Pero lo estaba haciendo por ella. Todo por ella.
Le recordó el temido día en que todo había comenzado. El torneo. Podía recordar los eventos exactos, tan vívidos en el ojo de su mente.
Oberyn había estado gritando, sin ver nada más que rojo cuando vio al marido de su hermana coronar a otra mujer—¿Cómo te atreves? ¡Vete a la mierda Rhaegar Targaryen! Tú im-
Fue entonces cuando sintió una pequeña mano en la curva de su codo, apartándolo de su ira—Oberyn.
Se volvió para ver a Livia mirándolo con preocupación, sus ojos verdes preocupados— ¡Voy a hacerle pagar! —Espetó, mirando una vez más al príncipe de cabello plateado.
Livia le puso una mano en el brazo y tiró de él, haciéndolo volverse hacia ella—Oberyn. Elia nos necesita.
Ante esas palabras, sintió que su rabia disminuía un poco, tomando una respiración profunda—Ven, vámonos.
Cuando habían revisado a Elia y se aseguraron de que se hubiera ido a dormir tranquilamente, el príncipe Targaryen le prohibió la entrada a su habitación, se sentaron en las cocinas vacías.
Estaban frente a frente, agotados por los acontecimientos del día. Livia se sirvió para él y para ella un poco de rojo dornish.
—Siempre supe que era demasiado perfecto—Oberyn había dicho, rompiendo el silencio entre ellos.
Livia sonrió con tristeza—Él no la merece. Nunca lo hizo. Demasiado soñador, se consideraba el centro de la mayoría de los discursos y profecías.
—No parece un gran héroe de las profecías—Él se burló.
—Como si supieras cómo se verían—Ella arqueó una ceja.
—Probablemente se verían como yo.
—Oberyn, habla en serio.
—Hablo en serio—Él tomó su mano—Además, tampoco te merece. Se habría casado contigo, lo sé.
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𝑨𝒇𝒕𝒆𝒓𝒎𝒂𝒕𝒉 || 𝑹𝒐𝒃𝒆𝒓𝒕 𝑩𝒂𝒓𝒂𝒕𝒉𝒆𝒐𝒏
FanfictionSe casaron por deber. Gobernaron por el reino. Lucharon por la justicia. Pero se curaron el uno al otro. Una historia en la que dos almas rotas, reunidas por casualidad, encuentran consuelo entre sí después de una guerra. • • • • • • • • • • • • •...