Se casaron por deber.
Gobernaron por el reino.
Lucharon por la justicia.
Pero se curaron el uno al otro.
Una historia en la que dos almas rotas, reunidas por casualidad, encuentran
consuelo entre sí después de una guerra.
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XXXIII. Absolutamente Real
—¿Thisel?
—¿Sí mi reina?
Livia miró hacia el espejo a su amiga que delicadamente estaba trenzando su cabello —¿Qué sabes de una enfermedad que te hace sensible a los aromas de diferentes alimentos?
Thisel se detuvo de su trenzado, sonriendo para sí misma —¿Se sintió extremadamente mareada y con náuseas hasta que se eliminó el olor?
Si Thisel lo supiera, lo más probable es que se curara.
—Dime, mi reina. ¿Te has fatigado fácilmente recientemente? —Thisel se mordió el labio como si tratara de ocultar una sonrisa.
—Si. Pero eso se debe a que Robert y yo hemos estado muy ocupados últimamente. Con todo lo que el reino necesita para la reconstrucción—Livia frunció el ceño, confundida por la sonrisa que crecía lentamente en el rostro de Thisel.
Thisel sonrió antes de respond— ¿Y cuándo fue la última vez que sangraste?
—Supongo que han sido dos-—Livia hizo una pausa antes de que su boca se abriera.
Sus ojos se abrieron ante lo que estaba insinuando Thisel. Ella y Robert hablado de ello, su padre lo había esperado, pero ¿que fuera verdad?
Seguramente, ella no podría est-
— ¿Estoy embarazada? —Livia farfulló, la conmoción llenó todos sus seres. Ella miró su vientre plano. ¿Podría haber un niño creciendo dentro de ella?
Thisel rió — Creo que lo estas, mi reina. ¿Deberíamos llamar al maestre Pycelle para confirmarlo?
Livia sacó la lengua al pensar en el hombre— ¿No hay otra forma de averiguarlo?
—Mi madre me dijo que se puede usar un orinal lleno para verificar. Quizás podríamos hacer eso— Ofreció Thisel.
Livia asintió, a punto de estar de acuerdo cuando la puerta de las habitaciones se abrió de golpe y Robert entró.
—Liv, Lady Lydden. ¿Cómo están las damas esta hermosa mañana?—Robert preguntó, su voz alegre.
Livia volvió la cabeza para sacudir sutilmente la cabeza hacia Thisel. Se lo diría a Robert si estuviera segura, pero por ahora, lo mantendría como un pequeño secreto.
— ¡Bien! —Thisel chilló, su voz tan alta.
Robert enarcó una ceja antes de volverse hacia Livia, quien solo suspiró. Thisel no pudo guardar un secreto por su vida.
—Lady Lydden, puede irse—Dijo Livia, antes de que la joven pudiera estallar y derramar todo.
Thisel hizo una reverencia, moviéndose para irse antes de volver corriendo, agarrando el orinal de Livia y saliendo una vez más.
