MÁS FUERTE QUE LA RAZÓN

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Yeimy se levantó muy temprano aquella mañana, no dormía nada bien. Estaba inquieta, nerviosa. Sacó la laptop y empezó a trabajar en una canción que tenía desde hace días en la cabeza, pero quizás aquello no era lo mejor para ayudarla a olvidar lo que realmente quería olvidar: A Charly. Llevaba días escuchando su voz, susurrandole la letra en sueños, cantandole al oído la melodia. Los veía a los dos en la celda, haciendo el sin respeto. Se estaba volviendo loca, definitivamente. Dejó la laptop a un lado y prefirió salir al jardín y tomar un poco de aire fresco.

-¿Cómo hacés para meterte hasta en mis sueños, Charly? -se preguntó Yeimy mientras se llevaba las manos a la cabeza- ¿por qué no puedo dejar de pensar en vos y ya? Me caga que siempre seas vos el que me quita la paz. Ya no más. ¿Será que me hizo brujería?-dijo Yeimy dudando- ¡Es que sino no hay otra explicación!

Empezó a caminar y sintió que se mareaba, llevaba días que se levantaba con náuseas. Se sentó en el banco de madera del jardín e intento calmarse frotándose suavemente la panza.

-Me das más guerra que tu papá - le dijo a la panza-.

-¡¿Quiubo? ¿Quiubo, princesa?! -entró Charly por el jardín cantando y sonriendo-.

-¿Vos es que vivís acá o qué?-le dijo Yeimy viéndolo como se acercaba- Pues quizás me perdí de algo pero es que te la pasas acá. ¿No te había dado un departamento Mike Rivera?

-¡Los chismes vuelan! ¿Si o qué? - le dijo Charly y se sentó a su lado- Yo sólo vine a ver a mi peladito, que es el único motivo por el que vengo acá -dijo Charly mientras se mordía los labios y devoraba los de Yeimy con la mirada- ¿Entonces qué? ¿Un besico de buenos días?

-¡Tan cochino vos!-le dijo Yeimy alejándose un poco de él-.

-Pilas que como te corrás un poquitico más te caes al piso-le dijo Charly mirando a los 2 cm que quedaban de banco detrás de ella- ¿Entonces qué? ¿A qué hora te recojo mañana para ir a la ecografía?-le dijo Charly con una sonrisota-.

-¿Qué? No, Charly. Usted está muy equivocado si piensa que voy a ir con vos-Yeimy negaba una y otra vez con la cabeza-.

-¡Oigan a mi tía! ¿Pues como no va ir conmigo si soy el papá? -dijo Charly enojado y se levantó de un salto- ¡Te guste o no, voy a ir! ¿Oíste?

-Ya te dije que voy a ir sola. Yo luego te cuento lo que me digan.

-¡Ni mierdas! ¡Yo voy a estar allá y voy a ver a ese peladito y voy a oírle el corazón porque soy su papá! ¡Es mi hijo y tengo derecho! ¡¿Si o no?! -Charly estaba fuera de si, gritando y gesticulando sin parar- ¡Dijiste que no me ibas a alejar de él!

-Bueno, Charly... calmate.

-¡¿Calmate qué?! ¡No me voy a calmar nada, Yeimy!-siguió gritando-.

Yeimy notó un fuerte pinchazo abajo del vientre y se agarró la panza con las dos manos con fuerza. Charly dejó de gritar y la miró.

-Ey, princesa... -se agachó y le agarró la cara. Yeimy tenía los ojos cerrados con gesto de dolor- ¿Estás bien? ¿Te llevo pa la casa? ¿Llamo a un doctor? ¡Decime qué hago! -dijo Charly nervioso-.

-Charly, mirame... -le dijo Yeimy y su mirada encontró la suya- Calmate, ¿si?

-¡De una! Estoy calmado, princesa-le dijo charly sin apartar la mirada- Yo estoy como vos me digas. Vos decís, yo hago. Estoy calmado.

-Bien, primero dejá de hablar que pareces cotorra. Relájate. No pasa nada, estoy bien, pero ahora necesito que me ayudés a levantarme. Estoy un poco mareada.

𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗢 𝗔 𝗧𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora