SECRETOS

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Charly estacionó el auto en el camino antes de llegar a la casa para no ser visto. Vió el auto de Juan en la entrada y pasó con sigilo por delante para acercarse a la cristalera del jardín. Los oía platicar pero no se escuchaba bien la conversación y se acercó un poco más, escondido entre las plantas para que no lo descubrieran, y escuchó con claridad la voz de Juan.

-Yeimy, pensalo. Es lo mejor para todos, para la empresa, para vos... ¿Qué va pasar cuando sepan que esperas un hijo de Charly?

Charly al oír su nombre intentó acercarse más a la zona dónde estaban platicando.

-Todo el mundo irá en tu contra, Yeimy-le dijo Juancho acariciando los hombros de Yeimy, que estaba sentada en la mesa. Charly al verlo apretó sus puños hasta que la piel se volvió blanca-.

-Bueno, Juan... Tampoco tiene porque ser así, pues-le dijo Yeimy y se paró de la silla para poner distancia- Yo sé lo que dije de Charly...

-¿Y ya no lo pensás?-la interrumpió Juan- ¿Ya te volvió a enredar?-la miró juzgandola-.

-Juan, mirá, lo que pase entre Charly y yo es cosa de nosotros, ¿si? Te pido que no te metás -Juan apretó la boca enojado pero la dejó continuar- El problema es que ya se nota demasiado-miró su barriga que ya abultaba por encima de su pantalón- Voy a cumplir el quinto mes de embarazo. No puedo quedarme aquí encerrada cuatro meses más y después aparecer con un bebé en brazos-Yeimy se sentó y dejó caer su cabeza encima de la mesa- Estoy jodida.

Charly estaba en cólera al escuchar aquello, él quería darle la seguridad que ella anhelaba pero no le dejaba. No confiaba en él. Siempre que lograba acercarse un paso, ella lo empujaba dos pasos atrás. Y eso le dolía como nada. Se sentía impotente y rabioso al oírla hablar con Juan del bebé, del embarazo, de todo, de todo lo que le correspondía a él.

-Ya sabés lo que pienso-continuó Juan- Creo que debes decir que ese bebé es mío, esa es la solución. Y lo mejor para esa pelada.

Charly se puso rojo de furia y salió emputado de las plantas como si fuera un ventarrón, fue directo al cuello de Juan. Yeimy lo vió abalanzarse sobre él pero no pudo reaccionar.

-¡Con que esa es la solución, ¿eh?! ¡Perro carroncho malparido hijueputa! ¡Te voy a dar piso pero antes te rompo la jeta, carechimba!-le dijo Charly descontrolado-.

-¡Charly! ¡Charly soltalo que lo vas a matar!-gritó Yeimy impotente agarrando su cabeza con sus manos-.

-¡Es lo menos que merece este pirobo! -Charly seguía apretando el cuello de Juan con sus manos y Juan intentaba moverse pero su cara ya estaba cambiando de color, Charly era más fuerte que él-.

-¡Charly, por favor, mírame!-le suplicó Yeimy- ¡Por favor, te lo suplico! ¡Pará! ¡Mirame! ¡Solo eran pendejadas! Ya te dije que nadie va apartarte como papá ¡soltalo! Por favor...-Charly la miró y respiró profundamente para calmarse, soltó a Juan poco a poco sin apartar la mirada de Yeimy, sus ojos café le suplicaban y eso le hizo volver a la realidad-.

Juan recuperó un poco el aliento cuando Charly lo soltó y esperó a que se volteara para intentar agarrarlo de nuevo pero Charly se dió cuenta y le golpeó en la nariz casi sin esfuerzo.

-¡Quedate quieto si no querés quedarte sin jeta, sapo! -le advirtió charly señalándole- Es un aviso, juanchito. Si volvés a intentar alejarme de alguno de mis hijos la próxima vez no seré tan bacano, ¿oíste? A la próxima chimbada te pongo a chupar gladiolo.

-Charly, ya, vení-Yeimy lo agarró del brazo para que se calmara y lo entró a la casa-.

-¿Estás loco o qué? ¡Casi lo matás, Charly! -le dijo Yeimy aún con la voz entrecortada por el susto-.

𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗢 𝗔 𝗧𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora