LOS CELOS

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La luz del sol empezaba a entrar por la ventana y Yeimy intentó moverse pero no pudo. Abrió los ojos y resopló al ver que lo que la impedía moverse era Charly. Su enorme brazo estaba agarrandola por la cintura, tenía su cara en su cuello y su pierna por encima de ella. Estaba atrapada.

-Charly, quitate...-Yeimy agarró su brazo para llamarlo pero él no se movía, estaba profundamente dormido- Charly, me aplastás-le dijo y él se apartó gruñendo, se dió media vuelta y volvió a quedarse dormido-.

Yeimy se quedó mirándolo, tenía unas vistas envidiables y no era por el paisaje. Entró en la ducha y se quedó pensando en lo que había pasado la noche anterior. El beso, los brazos de Charly apretandola contra él, lo tierno que era cuando estaba con ella, sí veía a un Charly diferente pero solo a ratos y eso no era suficiente para creer en su cambio.

-Eso no puede volver a pasar-se dijo Yeimy mientras se enjabonaba. Sintió un leve pinchazo en la cabeza al tocar la herida-.

Al salir de la ducha se miró que tan malo era el golpe en la cabeza pero no parecía grave, buscó el botiquín y encontró un paquete de curitas, eso serviría. Toda su ropa estaba sucia por la tierra así que se dejó la bata de baño y salió.

-¡Ututuuyyy! ¡Esto si son buenos días!-dijo Charly desde la cama con una sonrisa al verla entrar-.

-¿Vas a andar de flojo todo el día?-le preguntó Yeimy al verlo todavía acostado en la cama- ¿Por qué no hacés algo de provecho y preparás el desayuno? -le dijo ella mientras se peinaba frente al espejo-.

-Usted se está tomando muy en serio lo de que como de su mano, ¿si o qué? -dijo Charly levantándose de la cama-.

-Ponte algo, vas a enfermar-le dijo Yeimy señalando sus boxer grises que era lo único que llevaba puesto-.

-¿Me voy a enfermar yo o es que te pongo malita?-se acercó a ella sonriendo y pasó su dedo por los labios de Yeimy- Decime, ¿es eso o son ideas?-Charly se inclinó para besarla pero Yeimy le pegó un totazo en el hombro con la peinilla-.

-¡Qué mamera con vos! ¡Andate a cocinar, andate! ¡Salí de acá, Charly!-le dijo Yeimy gritando y amenazandolo con golpearlo de nuevo. Charly solo se reía y se dejaba hacer. Le encantaba volverla loca. Lo empujó hasta sacarlo de la habitación y cerró la puerta tras él- ¡Y buscate algo para taparte!-gritó Yeimy desde dentro. Necesitaba urgentemente que se pusiera ropa, por el bien de su estabilidad mental y física-.

Charly bajó las escaleras dando saltos y con una sonrisa enorme en la cara. Iba hacia la cocina a preparar el desayuno cuando escuchó como el sonido de un celular al recibir un mensaje y miró hacia la mesa del salón. Se acercó y la pantalla aún seguía encendida, Charly leyó el mensaje y se le borró la sonrisa.

-Sapo carechimba-gruñó Charly y salió al jardín a patear un par de árboles-.

Yeimy oyó como unos golpes que venían de afuera y miró por la ventana. Charly estaba pegandole patadas a un árbol y Yeimy frunció el ceño confundida.

-¿Qué hace ahora este huevón?-se cruzó de brazos sin apartar la mirada de él. Como Charly no parecía tener la intención de parar Yeimy abrió la ventana para que pudiera oírla- ¿Qué te hizo ese pobre árbol, gruñón?-le gritó Yeimy bromeando y Charly levantó su mirada llena de enojo hacia ella- ¿Ya está el desayuno?

Yeimy esperó su respuesta pero Charly volvió a darle otra patada al árbol y volvió adentro de la casa sin volver a mirarla. Eso la extrañó y bajó a ver qué ocurría.

-¿Charly?-preguntó Yeimy al oír el escándalo que estaba haciendo en la cocina. Básicamente estaba a los golpes con todo. Entró a la cocina y él hizo como si no la hubiera visto- ¿Charly?

𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗢 𝗔 𝗧𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora