DONDE HUBO FUEGO

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Charly volvió a tocar a la puerta. No abría nadie pero había luz.

-¡Yeimy, abrime!-gritó Charly al cristal de la puerta-.

Sacó el celular y la llamó.

-Dale, Yeimy... Contesta, pues-seguía dando tono pero no contestaba- ¿Querés hacerlo así? ¡Pues de una!-Charly chocó sus manos mientras le echaba cabeza a como entrar.

Charly dió un rodeo por la casa para ver de dónde venía la luz. Era la habitación de Yeimy. Ahora solo tenía que pensar en como llegar hasta allí sin acabar en la cárcel o en el hospital. Estaba en el segundo piso. Probaría por la puerta de la terraza que daba a la cocina.
Se acercó suavemente y chasqueo los dedos celebrando al ver que estaba abierta.

-Yeimy me va matar, mk-se dijo a si mismo susurrando mientras entraba a oscuras por la cocina-.

Llegó a las escaleras y se tropezó, se quedó inmóvil esperando que le cayera algo pero no pasó nada así que Charly siguió subiendo sigilosamente hasta la habitación de Yeimy. La puerta estaba entre abierta y tenía música puesta. Se la oía cantar. Charly empezó a marcarse unos pasitos pero se volvió a tropezar y decidió que mejor si se quedaba quietico.

-Yeimy... -tocó la puerta suavemente- ¿Yeimy? -se asomó y la vió cantando y bailando con un camisón de seda negro con encaje, demasiado corto para la salud de Charly. Ella no lo veía porque estaba de espaldas. Charly se quedó inmóvil y no podía articular palabra. Lo iba a matar.

-¡¿Charly?! ¡¿Qué mierda haces acá?!¡¿En mi habitación!? ¡Casi me matás de un susto, imbécil!-empezó a lanzarle todo lo que veía, almohadas, zapatos, un bolso y cuando ya no encontró más que tirarle fue a por él- ¡Lárgate de acá, ya! ¡¿Pero que te has creído vos?!-Yeimy empezó a empujarlo fuera de la habitación-¡Charly me vas a volver loca! ¡Un día voy a cometer un asesinato! ¡Y va ser el tuyo, Charly Flow! ¡Ugggghhh!-hizo un gesto como si lo estrangulara y cerró de un portazo la puerta dejando a Charly detrás con cara de bobo-.

-¡Utututuyy! Qué bizcocho, papá-es lo único que pudo decir Charly a pesar del regañote de Yeimy. Se pasó las manos por el pelo intentando reponerse. Esa mujer lo encendía como nadie-.

Esperó pacientemente en las escaleras a que Yeimy saliera de la habitación pero ya había pasado una hora y Charly seguía contando las hojas de las plantas.

-Yeimy, ¿podés abrirme? Dale, princesa, abrime.

-No quiero, princeso-dijo Yeimy desde el otro lado de la puerta imitando la voz de Charly-.

-Estoy mamado de estar acá esperando, solo. Salí, platiquemos. Llamé a la puerta, llamé a tu celular, no respondías y entré porque había luz. ¿Y si te hubieras desmayado? Quería comprobar que estuviera todo bien.

-Aaah, ok. Ya entendí. Entraste porque estabas preocupado por mi salud. No, pues que héroe dios mío. Gracias-dijo con tono de burla-.

-¿En esas estamos, no? ¡Listo! ¡La tiro abajo! ¡La puerta ya fué! -Charly iba a pegarle una patada a la puerta cuando oyó la voz de Yeimy-.

-¡Pero qué no rompás la puerta, Charly! ¡Tan bobo vos!-gritó desde dentro-.

-¡Si no la abrís en 2 minutos la asesino, le meto dos totazos y se acabó la vaina!

Charly esperaba a que abriera la puerta pero Yeimy seguía dentro, analizando la situación tan absurda.

-¿Charly te das cuenta de que nos comportamos como niños?-dijo Yeimy suavemente rompiendo el silencio-.

-¿Serán las hormonas? -dijo Charly bromeando y Yeimy sonrió desde el otro lado-.

-¿Tan inmaduros somos? Estamos fatal de la cabeza.

𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗢 𝗔 𝗧𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora