|Cap ₈|¿Sientes esa química?

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《Maratón 2/3》



Di un pequeño saltito sobre mi asiento, él había salido de la nada.

—Perdón por despertarte —sorbí mi nariz.

—No te disculpes.

—Pues a mí no me gustaría ser despertada con gritos, Jungkook.

—Eso no importa —él se acercó y se puso en cuclillas frente a mí—. ¿Te encuentras bien?

Sorbí mi nariz nuevamente, viéndolo a los ojos. Estaba tan cerca de mi cuerpo, casi pude sentir sus rodillas a los lados de mis gemelos.

El viento provocaba que sus cabellos castaños volaran, y su rostro yacía únicamente iluminado por la luz de la ciudad. Sus ojos estaban un poco hinchados por haber dormido, sus labios lucían un poco secos, pero rojizos.

Mi mirada fue perdida en la suya, casi sin consentimiento.

—Yo... —fruncí ligeramente mi ceño, sin dejar de verlo a él—. Yo estoy bien.

—Tus lágrimas dicen otra cosa —llevó su mano derecha a mi mejilla, y pasó su dedo pulgar por mi pómulo, sacándolo al paso.

—No debiste escuchar eso.

—Tranquila, no pasará nada.

—Fui patética, odio mostrarme así.

—Querer sentirte bien no es un delito, ___.

—Ya... —negué con la cabeza, sorbí otra vez mi nariz.

—Impedirte a ti misma a hacer lo que te gusta, es un verdadero delito. Uno de los más grandes.

—¿Y tú?

—¿Yo qué? —enarcó una ceja.

—Tú te impides a ti mismo a hacer lo que anhelas.

Él me observó un momento, fruncido de ceño, se levantó del suelo, quedó callado, viendo la vista a la ciudad, posó sus manos en la baranda del balcón.

—A veces existen cosas que son imposibles de alcanzar —dijo, sin verme.

—¿Como los tatuajes que quieres hacerte?

—No —sonrió, negó con la cabeza y apretó sus labios—. Cosas prohibidas.

Me levanté también, quedé a su lado, también apoyada en la baranda. Suspiré y dejé que el viento secara mi rostro.

—Pues, los sucesos prohibidos... se escuchan tentadores.

—Lo son —respondió en voz baja.






•••






Habíamos bajado a cenar con nuestros padres y la abuela, ellos estaban sentados alrededor de una gran mesa redonda, con un mantel amarillo y algunos floreros en medio.

—Así que por fin llegan —habla la abuela Jeon.

Nos sentamos, uno al lado del otro.

—Tus ojos están hinchados, cariño —comenta mamá, fruncida de ceño.

—Yo... —comencé, buscando una buena excusa.

No necesitaba decirle aquí y ahora que había discutido con Min Ho.

—Nos tomamos una siesta —intervino Jungkook, bostezando—. También tengo los ojos hinchados.

—¿Estás mejor, ___? —pregunta el señor Jeon—. Jungkook dijo que te sentías un poco mal.

Filoaster | JJK [+21][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora