【 ᴹᵃʳᵃᵗᵒ́ᶰ ³/³】
El día transcurrió entre chistes negros por parte de Liam y Yoongi, la verdad es que ellos comenzaron a llevarse demasiado bien al instante. Sus personalidades son muy parecidas y a veces incomprendidas por las demás personas, pero nunca por ellos mismos.
El señor Jeon, Ian, Tae y Hobi charlaron el resto de la tarde en un bote dentro del lago, con sombreros de pesca y confiando plenamente que traerían la cena, aunque nunca habían pescado en toda su vida.
Pero a pesar de ese pequeño detalle, llegaron muy felices con tres salmones, los cuales Jin y la abuela Jeon cocineros al horno con verduras.
La tarde empezó a decaer, y con ello el sol se escondió detrás de unas lejanas montañas. Pude notarlo porque ahora mismo me encontraba en la terraza totalmente techada de la casa, visualizando pequeñas gotas que empezaban a caer sobre el lago, acercándose a la casa.
No había viento. Para nada. Pero la lluvia incentivó su fuerza y pudo fundirse en la tierra del suelo, que ahora comenzaba a transformarse en barro. El aroma a plantas y bosque inundó mis fosas nasales.
No me encuentro triste. Pero hay algo.
Algo que me carcome la entrañas. Supongo que es el sentimiento de saber que perderás a una persona que quieres por segunda vez, y nuevamente no puedes hacer nada para detenerlo.
Soy una inútil. Eso es lo que soy. Una simple humana que no puede ir contra las leyes de las estrellas. ¡Qué estupidez! ¿Quién creó ésas malditas reglas? Es estúpido que envíen estrellas a la tierra para hacerlas vivir una experiencia como humano y no permitir que se encariñen en el proceso como tal.
Pero realmente, ¿quién era yo para impedir que todo esto pasara? Nadie.
Pero cuánto me gustaría ser alguien.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Jungkook, entrando a la terraza—. Vamos, la fogata está lista en el patio trasero.
Me doy la vuelta y lo miro a los ojos.
—Oh, Estrella, no llores —pronuncia.
El castaño se acerca a mí y rodea mi cuerpo con sus acogedores brazos, pegando mi cabeza a su pecho y permitiéndome sollozar en silencio.
La verdad es que tengo el corazón roto, y por primera vez lo asimilo.
—Duele tanto... —me aferro su ropa.
—No estés triste, por favor. El sentimiento será momentáneo, te lo aseguro.
—No quiero que te vayas.
Él acaricia mi mentón y lo levanta, haciendo que lo viera a los ojos. Puedo notar que está igual de triste que yo, y envidio la fuerza que tiene para mantenerse calmado frente a nuestra separación.
Jungkook abre sus labios, pero inmediatamente los cierra y cierra sus ojos. Sólo se limita a sorber su nariz y regalarme una sonrisa.
—Vamos, si no llegamos pronto Yoongi y Liam se comerán todos los malvaviscos con chocolate —toma mi mano.
Aprieto mis labios y finjo que no he notado que iba a decir otra cosa, así que caminamos por la casa, con la finalidad de llegar al patio trasero.
—¿Crees que tu abuela te obligue a comer chocolate otra vez?
—Dice que alegra la vida. Cada vez que estoy triste, enojado o nervioso me obliga a comer chocolate —sonríe, encogiéndose de hombros.
—Entonces tiene razón.
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Filoaster | JJK [+21][✔] ©
Fanfiction𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 #𝟭 || Por la universidad se había corrido el rumor de que Jungkook tenía un pene pequeño, y él no pretendía desmentirlo. ¿Por qué? No sabía. "Tampoco me incumbe", pensaba. Jeon Jungkook se trataba de un misterio, del que yo quería saber...