El hogar de Auron parecía una especie de restaurante de comida rápida, pues las personas hacían fila para ir a verlo, aunque esa no era la situación en su totalidad.
Había pasado un mes, y día tras día las cosas se intensificaban para el psicólogo.
Había establecido días y horarios para pasarlo con todos y observar que no cambie su comportamiento. Necesitaba tenerlos controlados, comiendo de la palma de su mano, y así estaban, aunque algunos estaban mucho más que eso.
Los lunes en la mañana eran para Vegetta, no solía quedarse mucho, pero le gustaba pasar tiempo con alguien, aunque iban más a consultas que como algo más.
Aún así, el de ojos morados a veces iba a verlo, lo llamaba o dejaba mensajes, no solo eso, sino que también le daba regalos cada que podía.
Los lunes en la tarde eran para Alexby, era bastante tranquilo, no molestaba todo el rato, su único labor era escucharlo mientras le daba palmaditas en la espalda, también comían alguna comida de fuera en casa de Auron.
Los martes eran para Rubius, era de aquellos que solicitaba todo su tiempo, como Fargan los miércoles.
Los jueves estaba pasando el día con Mangel, no tomaba mucho de su tiempo, pero de todas maneras estaba cerca de él.
Willy venía a su consulta normal los viernes, pero seguía dependiendo de él.
Y los fines de semana eran para Lolito, quien deseaba más que solo un día, y aún teniendo esos días, a veces venía de imprevisto.
Auron no tenia mucho tiempo libre, solo las veces que terminaba el tiempo con uno, aunque solo pasaba con aquellos que no molestaban demasiado.
No podía hacer que todos se vieran o formaran fila, porque sabia que se matarían si no los vigilaba bien, no era su plan una masacre, solo quería divertirse, pero de alguna manera parecía que mantenía una guardería.
Cualquier cosa que hacia, repentinamente se veía acompañado por alguno de los chicos, no podía atender en la consulta porque no esperarían pacientemente a su regreso, lo sabia bien. Era el fin de semana, domingo en la noche, y se encontraba en la alcaldía, haciéndole compañía a Lolito.
A veces este solo lo abrazaba todo el día mientras le acariciaba la cabeza y le daba cumplidos, era mayormente todo lo que pedía Lolo, atención, y a veces parecía que era una atención más allá de la necesaria... Por lo menos algo que Auron no había pensado dar.
-Auron...-Llamó Lolito.
El psicólogo estaba sentado sobre el escritorio del alcalde, mientras que este seguía sentado en su silla, cerca del psicólogo y apoyando su cabeza en este.
-¿Qué sucede?- Preguntó Auron.
-¿Sabes? Me estoy dando cuenta lo importante que eres para mí.-
-Vamos, Lolo, sabes que puedes contar conmigo siempre.-
-No me estas entendiendo.-
Era increíble lo denso que podía llegar a ser Auron como para no entender el significado de las palabras de Lolito, aunque tampoco fue muy especifico.
-¿Qué quieres decir entonces?-
-Ah~, que debería hacer contigo...-
Lolito se levanto de la silla, aprovecho el hecho de que Auron estaba sobre el escritorio y se colocó frente a el, provocando que el psicólogo retrocediera un poco, casi recostándose sobre aquella mesa. El alcalde se acercó bastante a este, poniéndole nervioso.
-Quiero decir... Mangel ya no importa, tienes toda la razón, creo que me estoy fijando en alguien que esta tan cerca mío y no lo había notado... Eres tú.-
-Eh, Lolo... No creo que eso sea lo que quieres decir...-
Auron no había planeado eso, ¿Amor? No, alguien como el no podía sentir amor, no desde lo sucedido con Luzu, su manera de expresar sus emociones, sentirlas, mostrarlas, era totalmente diferente a las personas normales. Que mala suerte que Lolito sea de ese tipo de personas también, el tipo que, si las cosas no van a su modo, sería capaz de encerrarlo y ponerle cadenas.
-Yo creo que sí es lo que quiero decir, mi querida mano derecha.-
-Ahora que lo dices yo... Acabo de recordar que tengo un cliente para hoy.-
-¿Tratas de huir de mi... - Lolito se acercó hasta su oído-...Auron?- El psicólogo sintió un escalofrió al oír su nombre de tal manera, necesitaba alejarse, pero sabia lo poco sensato que podía llegar a ser Lolito.
Para su suerte, una llamada llegó al celular de Auron, haciendo que este lo tomara, pues lo tenia a un lado del escritorio, Lolo no parecía feliz, pero bajó la guardia un momento y Auron aprovechó para alejarse de este e ir a la puerta.
-¡Lo siento, Lolo! Te veo el otro fin de semana, ya sabes, mucho trabajo. -
Al decir eso, se fue de allí corriendo, agradecía tanto a quien sea que estaba llamándolo, así que contestó mientras iba caminando a su hogar.
-¿Hola?- Preguntó Auron.
-Hola, Chiqui, ¿Cómo va todo?-Era Vegetta, siempre tan agradable.
-Todo está perfecto, estoy camino a casa, fui al pueblo un rato.-
-¿A estas horas? Ten mucho cuidado, ¿Bien? Si pasa algo puedes llamarme.-
-Lo tendré en cuenta, Vege.-
Luego de eso, cerró la llamada, era bastante fácil encargarse de Vegetta, pero a veces Samuel podía llegar a ser un curioso que puede notar cada detalle, por eso nunca tiene nada escrito sobre sus planes, había una posibilidad de que mientras el de ojos morados esté en su casa, lo encuentre, era muy perspicaz.
Era de noche, pero habían antorchas que alumbraban su camino a casa, y de igual manera llevaba las suyas propias por si no habían, era bastante silencioso todo, y esperaba llegar a su hogar para descansar, había sido una semana pesada.
Aunque supo rápidamente que no descansaría para nada cuando vio a Luzu en la entrada de su casa.
-¿Tienes tiempo para una consulta, Auron?-
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Margaritas. [Auronbowl/Karmaland]
FanfictionLas margaritas son el símbolo de la pureza, la inocencia, la amistad incondicional y el amor puro... Todo lo que Auron no era ni tenía en mente hacer.