-Ten.- Dijo la voz de Samuel suavemente mientras le ofrecía una taza de chocolate caliente.
-Gracias.- Auron agradeció mientras la tomaba con delicadeza.
Vegetta era el simbolo de la disciplina y la ley, todos siempre sabian lo serio que podía ser, pero Auron en el tiempo que estuvo como su psicólogo y amigo... Pudo ver más de él, ahora mismo no fue diferente.
Tras ser encontrado por el de ojos morados, este le cargó con mucho cuidado tipo princesa al verle bastante mal, seguramente por las caidas. Auron no se negó, se sentía cansado y realmente agradecido porque Samuel no parecia demostrar odio o algo más.
Le llevó a su gran mansión flotante, le dejó darse un baño, le prestó ropa (un conjunto de pijama morada que por suerte le quedaba bien, aunque algo largo el pantalon), trató sus heridas, les puso vendas, y ahora mismo estaba sentado en la orilla de la cama del dueño de aquel hogar mientras tomaba su chocolate caliente.
Sí, Samuel era muy atento si así lo quisiera.
Ahora se sentía muy mal por lo que le hizo pasar cuando el habia ido a ayudarlo.
En el camino se sentía cansado y no quería hablar, solo recostó su cabeza en el cuerpo contrario, pero ahora sí deseaba conversar, cosa que no pudieron hacer. Y claro, Raúl tenía sus dudas.
-¿Cómo sabias que estaría allá?- Preguntó primero Auron.
-Estaba en casa.- Comenzo hablando Samuel para luego sentarse a un lado de su visita. -Rubén comentó su gran idea por telefono, decía que era un buen "castigo", luego de eso no dijo nada más.‐
-¿Y por qué viniste?-
-Te conozco lo suficiente como para saber que no sabes guiarte bien, Raúl.-
Habia notado antes que llamo a Rubius por su nombre y no por su apodo, Vegetta hacia ese tipo de cosas cuando estaba siendo serio o estaba molesto, exactamente por eso escuchar su nombre de su boca no fue tan agradable, le hizo levantar la guardia.
-De cualquier manera... Gracias.-
-Hiciste algo malo, Raúl. Jugar con las personas... Con su sinceridad, con sus sentimientos... Eso es algo que no debiste de hacer. Pero... Eso no quita el hecho de que en algun punto sí estuviste allí. Por eso lo hice. -
Auron bajó la mirada, observando la taza en sus manos.
-Lo siento, de verdad. Supongo que sí me merecía ser abandonado en la mitad de la nada.-
-No, no te mereces algo así, no si te puedes hacer daño, Chiqui.- Vegetta reacciono tarde cuando dijo lo último, se le habia escapado, quizás por la costumbre.
Por un segundo su rostro se veía realmente triste, pero por suerte Auron no pudo notarlo al no estar viendolo. Aun así, levantó luego la mirada al escuchar sus palabras.
-Sé que estuvo mal, no tengo forma de... Disculparme.-
-¿Podrías decirme?-
-¿Qué?-
-¿Por qué lo hiciste? Si era por una razón en particular puede haber una buena explicación. Puedo escucharte, solo... Me gustaría entender.-
Nuevamente ese sentimiento se mostraba en el rostro de Vegetta: Tristeza, dolor, como si tuviese una gran necesidad de algo, necesidad de una respuesta, de saber si fue por algo que hizo, una buena excusa. Quizás así sea fácil superarlo.
Y es que ninguno era exagerado, se sentían traicionados, dolía mucho. Los hacia sentirse verdaderamente mal.
Auron no sabía que decir, ¿La verdad? Pero la verdad no sonaba tan buena, pero... Era Samuel.
Samuel, quien siempre fue agradable y atento.
Samuel, quien lo rescató de estar perdido.
Al menos le debía eso.
-...Bien. Pero... No te prometo que suene creíble o... Agradable.-
🌼
Aquellas margaritas se sentían dolidas, todo porque la persona en quien confiaron sus dolores, sus memorias, sus secretos, sus sentimientos y sus vidas... Simplemente los pisoteó.
Los pisoteó a todos, después de confiarle que les daba miedo ser pisoteadas.
Fueron traicionadas.
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Margaritas. [Auronbowl/Karmaland]
FanficLas margaritas son el símbolo de la pureza, la inocencia, la amistad incondicional y el amor puro... Todo lo que Auron no era ni tenía en mente hacer.