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Si, se supone que las cosas iban a ser infernales, al menos así sería, ¿No? Auron realmente lo esperaba así, quizás ser expuesto de alguna manera, humillado, pero luego de lo ocurrido con Rubius, las cosas con los demás fueron extrañamente más tranquilas, ¿Quizás se habían apiadado de el ya que Rubius hizo algo así? De cualquier manera, no importaba, lo mejor era dejar de pensar en ese tipo de cosas, Auron mejor que nadie sabía los riesgos de sobre pensar las cosas.

Pero era imposible no pensar en eso, porque todo cambió, porque repentinamente los actos se habían vuelto más suaves y tranquilos, porque dejó de parecer un castigo a unas simples salidas entre ellos. 

Al inicio, era solamente una salida de dos personas, pero con el tiempo comenzaron a ser en grupo, lo cual era curioso, mucho, ya que parecía que estaban arreglando las cosas entre ellos. 

Mejor dicho, arreglando lo que Auron había roto. 

Las cosas cambiaron, pero Raúl no sentía que debía relajarse, porque todos comenzaron a hablar de castigos, aun recordaba ver a todos fuera de su casa, sus rostros llenos de dolor, sentirse traicionados por la única persona en la que confiaron y de hecho, la única en la que sentían que podía confiar. 

De hecho, si no fuese porque no habían leyes tan fuertes en Karmaland, legalmente podrían quitarle su trabajo como psicólogo por haber jugado con las emociones de sus pacientes, fácilmente habría un juicio y terminaría encerrado debido a sus malas practicas.

Pero nadie hizo algo así. 

Todos simplemente le hicieron saber que ahora sabían todo, y simplemente lo estaban usando como un psicólogo gratis o algo así, era realmente raro la situación actual, pero Auron no preguntó, porque sabía que nadie le daría respuestas. Lo único que agradecía es que ahora no estaban tratándolo mal, todo lo contrario. 

Lo que de hecho, hasta se sentía peor, un golpe directo a su conciencia. 

Ahora solo estaba en su casa, esperando su destino, las visitas eran aleatorias, tampoco hizo preguntas al respecto, después de todo, tampoco era tan malo. 

La puerta de su hogar había sido tocada, así que Raúl tuvo que dejar de holgazanear y abrir, entonces pudo ver quien tendría su atención esta vez. 

—Hey, Auron.—Saludó Willy con una sonrisa. 

Si, de hecho, el día anterior estuvo con Mangel, un día realmente tranquilo y agradable. Contrario a lo que sucedió las primeras veces, ahora era agradable y no parecía querer decir nada que pueda ser malinterpretado o que se considere un ataque. ¿Por qué todos cambiaron sus actos? A estas alturas el juez solo deseaba que fuesen indiferentes como antes, esto era demasiado para su podrido corazón.

—Hey, Willy.—Saludó devuelta Auron mientras sonreía. —¿A dónde iremos esta ves?—

—Mi casa, o algo así.—Respondió para luego girarse y comenzar a caminar. Auron cerró la puerta de su hogar y lo siguió. 

Al menos ahora no solo le decía que "era una sorpresa", eso era un avance, al menos así lo sentía Raúl, mucho mejor que el silencio o la privación de información que considera importante, después de lo sucedido en el bosque, realmente no le gustaban las sorpresas. 








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Margaritas. [Auronbowl/Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora