Margaritas. [Auronbowl/Karmaland]

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¿Qué significaba ese abrazo? ¿Estaba perdonado? ¿Solo era para consolarse?

Raúl no lo sabia, pero no quería que acabe, ser rodeado por los brazos de Vegette era reconfortante, se sentía seguro, se sentía escuchado.

¿Cuándo había sido escuchado?

Siempre había ejecutado su trabajo correctamente, sabia que existía el autocontrol y habia cosas que se podían y no hacer. Sí, estaba dañado y omitió eso solo para seguir con su trabajo, luego se dejó llevar.

Finalmente cerró sus ojos y dejó su cabeza apoyada en el pecho del otro, si no se alejaba, suponía que no había problemas, que bien se sentía que no lo juzgaran, por fin alguien lo habia escuchado.

-Gracias.- Dijo Auron.

-No, solo estoy pagandote. No estabas bien, alguien debio de haberlo notado, pero nadie lo hizo.-

"No estabas bien".

Era curioso que eso fuera lo que más valoró el de ojos morados. Sí, Samuel eta atento, prestaba atención a las cosas y siempre parecía saber lo que hacía, todo el tiempo habia admirado ese tipo de cosas en el más alto.

-Lo siento.- Fue lo único que se le ocurrió decir a Raúl.

-Lo sé, sé que lo sientes. Sí, no es una razón esperada pero...  Agradezco mucho tu honestidad, es suficiente.-

Honestidad.

¿Creía cada una de sus palabras sin dudar de ninguna? No podía ser posible, pero sí lo era, Samuel prometió escucharlo y así fue, se sintió satisfecho con la respuesta, ahora podía entenderlo mejor.

-Lo mejor será que te tomes lo que queda de chocolate, chiqui, ya se va a enfriar, lamento ocuparte.- Dijo Vegetta a la par que dejaba de abrazarlo y volvia a solo estar sentado.

Auron sonrió y asintió, entonces siguió tomandose su chocolate caliente. No hubo más palabra por parte de ellos, no hasta que el de ojos cafés habia acabado y Samuel llevó la taza al fregadero para lavarla.

Cuando regresó, habia otro tema a mencionar, claro, era bastante tarde.

-¿Quieres quedarte a dormir? Es algo tarde, puedes quedarte aquí y yo duermo en otra habitación vacía.- Propuso Samuel.

-Bueno... No he podido alimentar a algunas de mis mascotas. Gracias por todo, Vege, pero tampoco quiero abusar de tu amabilidad... No más.-

Lo último lo habia murmurado bajo, quizás para sí mismo.

-En ese caso, al menos déjame acompañarte a casa.-

-Bien, eso si puedo aceptarlo.-

Al final, tal cual como se habia dicho, Samuel acompañó a Raúl a su casa, claro que a esas horas de la noche no iba a dejarlo a su suerte, no podía.

Se despidieron y Raúl le agradeció todo al de ojos morados, cuando ya estuvieron solos y Auron estaba en su casa, llenando de comida los platos de sus mascotas, solo pudo pensar en todo lo sucedido.

Era... Agradable saber que no estaba solo.

Y no sabía si cambiarse o no porque ya se habia bañado y todo pero seguía con la pijama de Vegetta.

...

Que curioso, olía como él.

...

Pronto el rostro de Auron se coloró al caer en cuenta de lo que habia pensado por un segundo, ¿De verdad acababa de pensar que olía como el de ojos morados? No era mentira, sí tenía su olor, pero de alguna manera se sentía avergonzado recordando todo.

Cada detalle, su voz, su tacto, sus gestos de cariño, sus expresiones, era especial, Samuel era...

Espera.

¿Acaso sentía... Algo por él?

No, no podía ser, solo... Estaba confundiendose. De cualquier manera, jamás se fijaría en alguien como lo era el de ojos cafés.

Solo era... Un sentimiento de amigos, sí, seguro era eso. Eran todos especiales, pero solo eso. 

Por otro lado, alguien había podido ver como estuvieron juntos y Auron tenía la pijama de Vegetta.

🌼

Preciosas margaritas adornan el jardín,
Todas lucen sus colores y preciosos pétalos que poseen.

Todas son regadas con la misma cantidad, atendidas de la misma manera y con un sol compartido.

Es dificil elegir solo una cuando todas son preciadas, pero son solo margaritas.

Y las margaritas no se llevan bien con las hierbas malas.