🌼06🌼

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-¡Vegetita! ¡Vamos, sabes que no es verdad!-Decía Rubius, mientras seguía a este.

-Solo déjame en paz.-Respondió Vegetta, no tenía intención de detenerse a hablar.

Ambos estaban en la casa del sacerdote, sin embargo, no se encontraban en las mejores condiciones, al parecer se habian peleado, o más bien, Vegetta se dio cuenta de algo, de muchas cosas.

Para poder entender las cosas, vamos a retroceder un poco atrás.

Antes de ese momento, Lolito había explotado la puerta de Vegetta, pero no era el plan principal, solo era para que este saliera a arreglarla. Mientras eso sucedía, pasó frente a la entrada, vestido de la hermandad oscura, para llamar la atención del dueño del hogar.

Vegetta se encargó de seguirlo, hasta perderlo, cuando al fin se rindió, decidió ir a casa de Rubius para hablar de eso y calmarse, pasar el rato, pero entonces vio fuera de la casa, y a un costado encontró aquel traje de la hermandad oscura.

Y aquí es donde se preguntaran, ¿Cómo Lolito lo supo? Al principio su plan fue robar la casa de Rubius y encontrar algo para que Vegetta lo tache de ilegal, quizás algo pequeño como algo que no está permitido, pero se encontró algo aún mejor que eso, su ropa de la hermandad oscura.

Entonces, su plan cambio, y era que Vegetta se diera cuenta de eso, ¿Qué sería peor que eso? Seguro las cosas acabarían muy mal.

Y así fue. Vegetta golpeó la puerta del hogar de Rubius, y este al salir sin entender, le señaló la ropa dentro de su casa que veía por la ventana, Rubius entró en pánico y nervioso negaba todo.

No sabia como llegó eso allí, pero no dudaba de que alguien lo puso, sabia que era bastante tonto, pero que justo eso pase... Ahora mismo tenia otras preocupaciones.

-¡Vegetta, no es lo que crees! Mira, mira, te juro que yo estaba, pero ya no.-Habló Rubius, no quería que todo acabara así.

-Mira, Rubén...- Al escuchar eso, Rubius se detuvo, sabia que si le llamaba por su nombre las cosas iban serias, o incluso acabadas. -De verdad quería creerte, y lo hice, pensé que eras mejor, pero me doy cuenta que no es así. Tienes suerte que ni siquiera le diga a la policia, aunque puede que lo haga.-

Tras eso, Vegetta se fue de allí, dejando a un Rubius derrotado por eso, todo el progreso que hizo con el de ojos morados se había ido a la mierda, y no sabia a quien culpar.

¿La hermandad? ¿A él mismo? Solo quería tratar de arreglar las cosas, pero no era fácil.





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-Me voy a retirar.-Dijo Rubius.

Fargan y Willy no entendían esas palabras, o quizás lo hacian, pero no querian creerlas, ¿Por qué tan repentino?

-¿De qué hablas? No puedes solo irte.- Respondió Willy.

-Pues gracias a todo esto ahora Vegetta sospecha muchísimo de mi, macho. ¿Qué se supone que haga ahora?-

-¿Solo por Vegetta? Vamos, las cosas se arreglan.- Respondió Fargan.

-Sabia que no iban a entender esto, joder tio. ¿Saben qué? Solo me iré y ya, esto es un desastre, toda esta mierda de la hermandad oscura, yo soy el único afectado si se dan cuenta, me voy.-

Rubius salió de allí, dejando a los únicos dos miembros solos.

-Ya se le pasará su llanto.-Comentó Willy.

Fargan se quedó en silencio, no era por no querer decir nada, más bien se trataba de que tenia algo de preocupación. Vegetta ya sabia que Rubius era de la hermandad y las cosas no acabaron bien, ¿Y si Alesby lo odiaba por eso? No quería eso, era su gran compañero, no quería perderlo por eso.

-Hasta luego, Willy.-

Fargan se despidió, sin agregar mucho más. Willy, el único que habia quedado, no entendia que sucedia, solo que ambos estaban raros.

Nunca habian tenido problemas antes, ¿Por qué ahora? ¿Sería el final de la hermandad oscura? Nadie lo sabia.

Bueno, probablemente alguien sí, la persona causante de que todo se esté viniendo abajo...

Auron.








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-Ya no sé que hacer...-Dijo Rubius, rendido, en el sofá frente a Auron, el psicólogo.

-Bueno, gracias por confiar en mi para decirme todo lo que te esta pasando, pero... No creo poder hacer mucho sobre la hermandad, sabes que es algo malo, y Vegetta no parece querer escucharte, ¿Por qué no solo le das a todo un tiempo? Un descanso.-Dijo Auron.

-Un descanso... Suena bien.-

Auron sonrió, dejó sus apuntes a un lado y abrió los brazos mientras permanecía sentado.

-Ven aca, puerco, lo que necesitas es pensar en otras cosas.-

-Gracias.-

Rubius se levantó y fue a abrazar al psicólogo, era algo incómodo por la diferencia de altura, así que Rubius solo se arrodilló mientras lo abrazaba casi a la misma altura aún así.

Auron acarició su cabello, quizás para calmarlo, quizás porque quedaba bastante cerca. Pero el sacerdote no se molestó por eso, solo recibía ese consuelo con gusto.

Rubius sentía que podía confiar en Auron, su gran amigo puerco. Era quien sabia siempre que decir o hacer, sería un gran apoyo.

Lastima que no sabia que era una pieza más, cayendo en sus manos, justo como ahora.

Margaritas. [Auronbowl/Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora