92 - Quiero Verte

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Mi mejor amigo Max dijo que le gustaba y yo...también le dije que me gustaba. Fue una situación muy bochornosa, pero lo hice sin pensar, obligado por un impulso repentino de esos que mi mejor amigo solía sufrir. Fuimos irresponsables porque los dos no podíamos decir que nos gustábamos por la simple razón de ser hombres... pero lo hicimos.

Le dije que lo quería de la misma manera que Max decía quererme. Aunque estábamos en diferentes países, se lo dije por internet en una video llamado. Aquel repentino impulso me obligó a decírselo con la voz temblorosa, sin dejar que me interrumpiese. Solo cuando fui consciente de lo que había hecho, corté la llamada sin despedirme de él. Me quedé paralizado frente a la portátil pensando en aquellas palabras que Max solía decir sin alterarse los nervios.

Dejé de tener contacto con Max, pero a pesar de aquello, él me empezó a escribir mensajes a mi correo. La primera vez que vi su nombre en mi bandeja de entrada me recordó lo lejos que estaba. Después del primero llegaron muchos más, por eso dejé de revisar mi correo. Nunca leí esos mensajes.

Las vacaciones pasaran sin Max. No quise mantener contacto con él porque me iba hacer recordar que le dije mis sentimientos a un hombre. A pesar de la distancia entre los dos y mis deseos por seguir manteniendo la lejanía, mis sueños me traicionaban, porque soñaba con él todas las noches. Casi siempre era el mismo sueño, se repetía insistentemente, como si esperase que se cumpliera. Soñaba que me esperaba en casa, caminaba hacia mí, me abrazaba y me decía lo mucho que me extrañaba. Al principio me despertaba sobresaltado, con una desesperante necesidad de ir corriendo a su casa, pero recuperaba la compostura cuando me daba cuenta que había sido un sueño.

Las vacaciones terminaron. Estaba a un día de asistir a la primera clase del último año escolar: Quinto de secundaria. No tenía deseos de ir porque sabía que mi mejor amigo no iba a estar conmigo. Me afligió ver el uniforme sobre mi cama. La vida me recordaba que tenía que continuar sin Max. Era la única realidad, tenía que continuar sin él, vivir sin su amistad. De todas maneras él iba a continuar su nueva vida en otro colegio con nuevas personas, con una nueva novia, porque seguramente no iba a durar con Freya.

Todos los alumnos se formaban el primer día de clases en el patio central por grados y secciones. No miré la formación del salón de mi mejor amigo porque no lo iba a ver. Los murmullos de sus compañeras preguntándose por él me lo confirmaron. Max no asistió al colegio.

—Dónde está Max —me preguntó Fiore, una de las compañeras de Max.

Ella me miró esperanzada Junto a su amiga. Se notaba que las dos estaban desesperadas por saber dónde se había metido el compañero preferido de todas. Quizá las intimidé con mi prolongado silencio, porque ellas no me volvieron a preguntar. A Cristal y a Clara no les hizo gracia que esas chicas se nos acercasen a preguntar como si ellas debieran saber el paradero de Max por derecho.

—Se fue a otro país para buscase una novia gringa. En Alemania deben haber muchas de esas, por eso se fue a vivir con sus abuelos alemanes —dijo clara sin importarle generar un escándalo entre las compañeras de Max.

—Debe ser una de tus mentiras —reclamó Fiore muy alterada—, además la abuela de Max es inglesa, no alema...

—Yo soy la amiga de Max, así que no tienes porqué aclararme nada —Clara interrumpió exasperada por el tonito de "yo lo sé todo de Max" que aquella chica generó para atacar a mi amiga.

Las chicas se sintieron atacadas por el contra ataque de Clara. Mi amiga podía verse dulce y frágil, pero ella era capaz de lanzarse a esas chicas sin importarle poner en riesgo sus largas uñas color rosa que frecuentemente ocultaba del coordinador de clase. La radiante y bonita sonrisa que utilizaba para coquetear con los chicos se volvía sarcástica frente a cualquiera que la molestaba.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora