Estar al lado de Max no me bajaba la autoestima. Casi todo el mundo creía que sí lo hacía, porque Max era un adolescente muy guapo que opacaba a todo el que estaba a su lado. "Si te afecta, mejor aléjate de él", me decían. Cómo podía hacer eso, cómo podía alejarme de Max, si él siempre había sido mi mejor amigo, desde muy pequeños. Estar al lado de Max era divertido, me agradaba, me gustaba su compañía, por eso no me iba a alejar de él. Max no me hacía mal, ni mucho menos me bajaba la autoestima.
—Hay alguien que me gusta —me dijo Cristal, mi amiga del colegio.
Max y mis otros amigos habíamos quedado en encontrarnos en el parque, cerca de nuestras casas, para ir a pasear. La primera en llegar, milagrosamente, fue Cristal, porque ella no era precisamente la reina de la puntualidad. Nosotros decidimos esperarlos bajo un frondoso árbol mientras mirábamos los capullos de orugas que colgaban de él.
— ¿Así? Creo saber quién es —dije sin dudar.
Ella se rio. Su carcajada me dejó muy confundido. Después de un breve momento se detuvo, y su voz se tornó muy seria, más seria de lo común. Normalmente ella era súper alegre, por eso, ese estado tan diferente, hizo que se pareciera a otra persona.
—No sabes —me increpó.
— Sí lo sé —dije seguro—. ¿Es Max, verdad?
— ¡Caramel, no, no es Max! —reclamó escandalizada.
—Es que no me imagino otro que te pueda gustar.
—No me gustan los chicos que juegan con chicas —dijo tajantemente—. Max puede ser muy apuesto, pero eso no quiere decir que todas se mueran por él. Yo no me muero por él. Ver su cara bonita todos los días se hizo muy común para mí. Max no me importa. A mí me gusta alguien más.
—Pero Max tiene algo que hace que aventaja a los demás chicos bien parecidos: Sus ojos azules. Acaso no es obvio, las chicas hacen fila para estar con él, por eso pensé que a ti también te gustaba como a muchas.
—Para mí Max no es la gran cosa, y él sabe lo que pienso. Se lo paro diciendo a cada rato. Mira, caramel, deja de pensar que él es mejor que los demás solo por su cara bonita. Él no es mejor que tú. Tú eres su opuesto, me refiero a que no jugarías con una chica como Max para haciéndolo. Yo valoro eso de ti.
Cristal me agradaba porque era muy divertida, pero en ese momento quise que mis amigos aparecieran de inmediato. Su repentino tema, sobre gustar y no gustar, no encajaba nada con ella. Cristal solía ser una chica que no le daba importancia a los maquillajes ni a las bonitas prendas de niñas como para llamar la atención de algún muchacho. Ella era una chica que no le daba atenciones especiales a su largo y enmarañado cabello que frecuentemente sujetaba con el mismo carmín azul marino, utilizaba polos holgados con diseños de problemas matemáticos, pantalones jean azules y zapatillas ligeras que le permitían dar saltos a su gusto sin temor a caerse.
La hora del encuentro se acercaba con cada minuto que pasaba. En poco tiempo Max y Clara llagarían para ir juntos a los juegos. Cuando la hora llegó al fin, Cristal y yo pudimos ver a Max tomado de la mano de una chica, su nueva enamorada. Aquella nueva chica se encontraba tan pegada a él como todas solían hacer cuando les tocaba salir con Max.
—Mira Caramel —me dijo Cristal— te voy a hablar de la manera en que piensas. Tú serías más apuesto que Max si tuvieras ojos azules.
—Max no solo tiene sus ojos azules. Él también es alto, tiene una bonita contextura...
—Ya deja de alagarlo, me incomoda —reclamó exasperada—. A mí me gustan tus ojos, tu altura, contextura, me gusta tu cara, me gusta tu cabello, me gusta todo de ti. Estas muy bien, no tienes por qué sentirte menos.
—No me siento menos, para nada.
—Además, Max anda rodeado de todas las chicas superficiales, nada más. Si fueran inteligentes no se dejarían pisotear por él. Que tontas son. No sabes las ganas que me dan de cachetearlas. Max es tu mejor amigo, pero no creas que es bueno con ellas de igual manera que contigo. Deberías alejarte de él para fastidiarlo un poco.
—No voy a hacer eso.
—Ya lo sé —dijo resignada—, pero se me ocurrió, nada más.
Cristal se quedó callada por un breve momento mientras Max y su enamorada rondaban el parque para llegar al lugar donde estábamos.
—Caramel, pienso decirle que me gusta, pero creo que no me irá bien.
—Me cuentas la próxima vez, ¿Ok? —le respondí de la mejor manera, aunque en el fondo no quise que volviera a retomar el tema.
—Está bien —me respondió con una muy marcada sonrisa.
Al poco rato llegó Clara, quien junto a Cristal, se encargó de despedir a la novia de Max. A ellas no les gustaban las resbalosas enamoradas de Max, ya que echaban a perder nuestras salidas de amigos con sus actitudes de enamoraditas delicadas y cariñosas.
Muchas chicas de mi colegio, y de otros colegios, siempre estaban pendientes de tener toda la atención de mi mejor amigo. Ellas meneaban coquetamente sus cabellos alrededor de él. Yo solo observaba aquellos coqueteos que se volvían descarados cuando él no tenía novia. Quizá por eso algunos amigos me decían que la amistad de Max no me hacía bien, porque siempre terminaba siendo opacado, y eso me dificultaba tener una novia.
Max era mi mejor amigo, a quien quería mucho, por eso no me iba a alejar de él solo porque me decían que el singular atractivo de Max me bajaba la autoestima.
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AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|
Teen FictionCaramel es un joven un que recuerda momentos peculiares de las diferentes etapas de su vida. Esos recuerdos se encuentran marcados por su mejor amigo Max, un joven de ojos azules y de sorprendente belleza el cual atrae a muchas chicas. Max siempre...