82 - Regalo Especial de cumpleaños

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El momento más incómodo de mi cumpleaños era cuando me daban regalos. Yo no estaba acostumbrado a recibir obsequios de mis amigos, pero ellos amaban ese momento. Al parecer se sentían orgullosos de entregar, delante de todos, el obsequio que habían elegido para mí. Entre barullos y hurras, mis amigos solían alargar muchas veces ese momento con exagerados discursos empalagosos.

En el cumpleaños que celebré mis quince, mis amigos me llevaron casi a rastras a la sala para entregarme uno por uno el regalos que habían traído. "Falta poco", me susurró mi mejor amigo Max sin dejar que nadie lo notara. En ese momento deseé que sucediera un temblor o algo, porque mi mejor amigo me había dicho que me amaba, por eso temía que él dijera frente a todos que estaba enamorado de mí, que él quería casarse conmigo o cualquier otro disparate. Mis mejillas me empezaban a arder muchísimo con solo imaginarlo.

— ¡Empecemos con el espectáculo! —Clara gritó animada.

Clara le dio un pequeño empujón a Cristal, mi enamorada, quien se mostró un poco distraída, pero reaccionó de inmediato. Era la primera vez que Cristal me iba a dar un regalo como enamorados, porque los otros años solo habíamos sido amigos. Nosotros no teníamos mucho tiempo saliendo, pero la quería mucho.

—Clara y yo hemos destruido mi cocina —dijo mientras clara y ella sacaban de sus bolsos unos hermosos arreglos de papel celofán donde claramente se podían ver galletas.

—Sí, casi quemamos la casa. Lo peor sucedió cuando la mamá de Cristal se dio cuenta, porque no dudó en querer matarnos.

—Corrimos por toda la casa para huir de sus escobazos porque en verdad nos quería matar, pero no por el desastre que hicimos en su cocina.

—Sino más bien por nuestras galletas que resultaron un total desastre. Ella no puede tolerar a dos chicas que no saben cocinar.

—Es que mamá cree no podremos casarnos —Cristal bufó junto a Clara.

—Cuando le contamos a la mamá de Cristal que eran para el cumpleaños de Caramel —dijo Clara dirigiéndose a todos —, nos ayudó y...

— ¡Logramos hacer bonitas galletas! —dijeron ambas muy orgullosas.

Ellas se acercaron y me dieron las galletas.

—Pero no solo eso —continúo clara.

—Ya que decidimos dejas fluir nuestra creatividad.

—Y te hicimos bonitas tarjetas totalmente a mano —Clara sacó mágicamente dos tarjetas—. Si deseas te los puedo leer ahora mismo.

—Mejor lo leo en privado... —propuse en vano, porque Clara continuó con su discurso.

—Tranquilo, Caramel, déjame leer solo un poco —dijo fingiendo que se aclaraba la garganta —. "Oh Caramel, Caramel, cada vez que te veo se me provoca comprarme un caramelo para comérmelo con esmero, Oh..."

Todos trataban de mantener la cordura mientras miraban a Clara tratando de fingir ser una poetisa en su máxima exageración, moviendo las manos y tratando de mantener una postura solemne.

—Si fuera tú, Cristal, tendría cuidado con Clara por tener deseos de querer comerse a tu amado Caramel —dijo Noche tratando de seguir el juego.

—Definitivamente esta tarjeta no lo escribí yo —dijo Clara entregándome las dos tarjetas—. No se hagan la idea de que quiero atrasar a mi mejor amiga con su novio, eso no, eso me haría una mala amiga.

—Aunque no tendría problemas con Clara. Compartir es de amigos, además, ¡podríamos crear un harén para Caramel!

— ¿En serio? No estaría mal. Debemos buscar más chicas —dijo Clara mirando a Noche—. Tú te nos unes sin peros.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora