68 - En Parejas

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Mis amigos y yo teníamos la costumbre de salir a un cine cerca de nuestras casas. Pero no solo nos divertíamos en las salas de cine mirando películas de estreno, sino también pasábamos gran parte de nuestras salidas jugando en la sala de juegos donde habían grandes máquinas de juegos virtuales. Los cuatro nos divertíamos mucho, juntos lo pasábamos muy bien.

—Juguemos —dijo mi amiga clara mientras nos dirigíamos a la sala de videojuegos después de mirar una película.

—Por supuesto, para eso estamos aquí, para gastar todas nuestras propinas en videojuegos —apoyó Cristal.

—Me refiero a otra clase de juego, una que espantará a esas tipas que están dando vueltas a nuestro alrededor desde hace rato.

Pensé que había sido el único en haberse dado cuenta que un grupito de chicas estaba dando vueltas a nuestro alrededor con la intensión de acercarse a mi mejor amigo Max, quien hasta ese momento no le había dado importancia a las acosadoras.

—Tanto problema por eso —dijo Max —. Simplemente no les hagan caso. Olvidense de ellas y vamos a los videojuegos.

—Es incomodo que unas tipas se quieran colar a nosotros —reclamó clara.

—Ignorémoslas, total, es peor cuando la que se quiere colar es la novia de Max. Eso sí es muy, muy, molesto. Siempre tan melosa y aburrida —agregó cristal mientras se adelantaba a la sala de los juegos.

Los cuatro decidimos ignorar el hecho, además, no era la primera vez que unas acosadoras iban tras Max para coquetearle, de todas maneras, nunca dejaba de ser incómodo. Mis amigas eran las más celosas. "Es nuestra salida de amigos", decían. Me gustaba salir con ellas porque no permitían que nadie se colara en nuestro grupo, a diferencia de cuando yo solo salía con mi amigo Max, ya que las acosadoras se sentían en confianza cuando no habían chicas a su alrededor.

Mis amigas se distrajeron con el juego de básquet y Max jugaba a matar zombis. Los cuatro nos veíamos como lo que éramos: Cuatro amigos que habían salido para divertirse, por eso esas chicas seguían a nuestro al rededor.

—Wow, eres bueno —dijo una de las acosadoras, quien finalmente se había animado a acercarse a Max.

—Me gustaría jugar, pero soy pésima —dijo su amiga coquetamente.

—Yo también quiero jugar ¿Nos enseñas? ¿Cómo te llamas? —preguntó la tercera acosadora con una gran sonrisa.

A mis amigas les incomodaban las intrusas y a mí también. No me gustaba que las chicas aparecieran impertinentemente para quedarse con todas las atenciones de mi mejor amigo. Eso era injusto. Cristal y Clara no se habían dado cuenta que esas chicas se nos acercaron, porque si lo hubieran hecho, de seguro dejaban el juego para espantarlas.

Max las miró sin decirles nada. Ese pequeño lapso de tiempo fue muy incómodo, pero clara lo desvaneció cuando se acercó a nosotros.

—Vayan a molestar al novio de otras y desaparezcan— dijo colgandose del brazo de Max.

Las desconocidas se mostraron desconcertadas por las palabras de Clara, así que desparecieron de inmediato luego de ser intimidadas por mi hermosa amiga.

—Juguemos — dijo Clara —, juguemos a que estamos en una cita en parejas.

Mis amigos se mostraron interesados en el juego, lo cual me pareció muy extraño. Ese tipo de situación no era de mi agrado. La amistad no debía ser parte de un juego, sabía que ellos pensaban lo mismo, pero el incidente de las acosadoras provocó que a Clara se le ocurriera la idea de fingir que los cuatro salíamos en pareja.

—Es como si el destino nos dijera: Miren, ustedes son cuatro, no hay razón para no hacerlo —agregó Clara.

—Entonces que empiece el sorteo para ver quien le toca a quien —dijo Cristal.

—Nada de sorteos —reclamó Max posando sus brazos sobre mis hombros—. Yo voy a salir con Caramel y ustedes se las arreglan entre ustedes.

— ¡Serían una pareja gay! Eso no se vale, no hay forma —reclamó Clara.

—Ustedes también lo serían, así que no te quejes, Clara —se defendió Max.

—Ya basta. Que sea así: Max, tú y yo salimos, y Caramel sale con Cristal —propuso Clara.

Clara agarró el brazo de Max y comenzó a imitar cómicamente a una de sus novias. Cristal hizo lo mismo cuando se acercó a mí. No duro más de treinta segundos porque de inmediato ambas corrieron escandalosamente hacia la rockola para elegir sus músicas favoritas.

—Y que tal, ¿salimos? —me propuso Max cuando mis amigas estaban muy distraídas coreando una de las canciones del grupo RIO que programaron en la rockola de la sala de juegos.

— Seríamos una pareja gay —le dije mirando a las chicas divirtiéndose, aunque realmente prestaba atención a las palabras de mi mejor amigo Max—, además, ya estas saliendo con Clara.

—Qué importa. Podemos ser amantes ¿Quieres ser mi amante?

Yo bufé y luego sonreí.

—No te rías —reclamó —. A Caramel si le seré fiel. Si quieres dejo a Clara por ti.

Empecé a sentir muchos cosquilleos en mi cuerpo, los cuales comenzaron a provocarme mucha risa. Sus palabras me alegraban por dentro, me hacían sentir especial, ser elegido por él me hacía sentir importante porque yo también lo quería mucho.

Al poco rato un par de chicas se nos acercó con la intensión de hablar con Max, pero él las espantó diciéndoles que estaba saliendo conmigo, que éramos amantes y que engañábamos a nuestras amigas.

Nadie más se nos acercó durante el resto de nuestra salida porque Max las espantaba con el juego que había iniciado sin mi consentimiento. Mis amigas se mostraron satisfechas con el plan de salir en parejas, ya que, según ellas, les había resultado muy eficiente.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora