Sueños(61)

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La ceremonia había sido demasiado larga para un pequeño cómo Moon, pero él les cerró la boca a todos cuando a pesar del frío logró quedarse hasta el final sin protestar. Todos lo felicitaban y él fue tan arrogante que se pavoneó entre los adultos cómo si fuera uno de ellos. Moa lo miraba orgullosa, su pequeño estaba creciendo y ya demostraba tener mucha personalidad. Por dentro, pensaba en la probabilidad de dejarlo ir. Aunque sabía que sería inevitable, se rehusaba a dejarlo del todo.
No confiaba en Stella. Sabía que esa máscara de comprensión que mostraba, era solo para estar cerca del pequeño. Pero, cuando lo tuviera legalmente en sus manos, sería capaz de irse lejos para empezar una vida con él. Moa tenía que pensar en una manera para que eso no pasara y lo haría, así tuviera que darle el doble de lo que su madre seguramente le habría prometido. Tenía la ilusión, de que esa mujer pensaría las cosas con claridad y que no haría nada que pudiera lastimarlo.

Uno a uno fué dejando el lugar y partieron hasta la casa de Yeol dónde un festín los esperaba.
Los únicos que se habían quedado para viajar en el mismo auto, eran los padres con su recién bautizada y sus respectivos padrinos.
Moa reparó en Tae. Veía cómo sonreía despreocupado de la vida y como las mujeres que pasaban no perdían tiempo para coquetearle. Él les respondía a algunas con una sonrisa pícara y a otras con la mirada. Parecía feliz, más de lo normal.

Sin dudas, Tae se había convertido en un don Juan de la noche a la mañana. "ojalá deje de coquetear y se enfoque solo en una mujer" pensó. Pero parecía que a él ninguna le interesaba lo suficiente cómo para ser exclusivo. Solo se limitaba a repartir cumplidos a las mujeres que babeaban todo a su paso. 

Al salir de la capilla, notaron que la prensa los había pillado. Moa, había ido solo con Xiumin ya que sería algo íntimo en casa de Yeol y este ya se había ido en el mismo auto que Moon. Entonces, no tenía a quien recurrir para caminar tranquila.
Yeol, miraba en su dirección mientras avanzaba para asegurarse de que la siguiera, Tae parecía perdido en su propia felicidad inexplicable y Jin... Bueno, obviamente Jin no pensaba en ella.

Odiaba los flashes y el griterío de la prensa queriendo tener la primicia. La mujer empujaba a la gente y no se detuvo hasta que algo le cayó en la cabeza y sintió cómo un líquido escurría por su cuello. Más flashes, más griterío y Tae por fin reaccionó. Se sacó la chaqueta y  la envolvió sobre la cabeza de Moa cubriéndole el rostro. La abrazó por el cuello y dando largas zancadas llegó hasta el auto en dónde se aseguró que ingresara antes que él.

—eso es...— cuestionó yeol señalando la cabeza de su amiga. —un huevo?

—la puta madre— Susurró la agredida. —por qué tienen que ser tan infantiles!?— reprochó pasando el puño de la chaqueta prestada por su cuello.

Tae, que iba a su lado. Arrugó el ceño al ver su abrigo dañado. La mujer recién se daba cuenta de lo que había hecho. —fué sin querer!— exclamó sincera. El castaño negó sonriendo.

—moriré de frío, pero está bien— dijo sin enojo.

Definitivamente, algo bueno le pasó. Algo tan bueno, que era imposible sacarle la felicidad del rostro. "Ojalá le dure" pensó mientras sonreía con él. Verlo así le hizo olvidar el mal rato de minutos atrás...

Al llegar a la casa. Xiumin ya había sido alertado sobre el pequeño accidente y la estaba esperando en la puerta principal. Moa lo vió ni bien el auto cruzó el enrejado.
Parecía un perro guardián con la postura recta en modo de alerta y el rostro imperturbable.

—no sabía que habíamos invitado a exterminator— comentó Jin. Su esposa carcajeó cómo si hubiera dicho algo super gracioso. En cambio, Moa y Tae se miraron confundidos y rieron, pero por lo tonta de la situación.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora