Vengarse (10)

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Después de dejar a jeon trabajar tranquilo. Decidió contestar algunas llamadas. La primera fue a su amiga yeol, a quien le dijo que se estaba quedando en un hotel pero que iría a verla cuando lograra solucionar algunos problemas. Obviamente no iba a confesarle la verdad por teléfono. No quería que jin escuchara y le fuera con el chisme a taehyung. 


Lo único que le quedaba era encarar a su madre y aunque se mostraba disconforme con la idea de verse derrotada, no veía otra opción y tenía a su favor que era su progenitora quién la había llamado varias veces. Eso la hacía sentir menos patética.

El edificio nunca le había parecido tan imponente. Nada cambió desde la última vez que cruzó esos enormes cristales de la entrada, pero ahora lo sentía muy diferente.

Tuvo que soportar miles de miradas despectivas. Tanto de las empleadas que se escondían detrás de sus computadoras, cómo de los guardias de seguridad que había en cada esquina. Sintió vergüenza y por momentos pensaba que alguno la sacaría del lugar. Pero estaba segura que la reconocían y que sólo la miraban por sus fachas carentes de glamour.

Caminó sin mirar atrás, directamente al ascensor privado de su madre y subió con el corazón latiéndole a mil por minuto.
Al llegar al piso 37, una secretaria la esperaba ansiosa, aunque no pudo evitar mirarla de pies a cabeza, quizá comparándola con su excéntrica madre. —Señora Lee!— la saludó efusiva y le hizo entrega de una carpeta color marrón. —su madre quiere que lea eso antes de reunirse con usted— le hizo una seña para ingresar a la oficina. Cordial, pero Moa podía observar cierto recelo a su persona.

¿Por qué la miraban así? Se sentía una niña inexperta que iba en busca de su primer trabajo. Una que debía aprender a caminar con ojos en la espalda y  pagar derecho de piso. 

No quería estar mucho tiempo allí, ansiaba ir directamente al grano. Pero algo dentro de ella le gritaba que no le convenía ir en contra de los deseos de su madre. Entonces, tomó asiento en el enorme escritorio y se dispuso a leer una serie de documentos que incluían imágenes de referencia.

Segundo a segundo, sentía cómo era consumida por su propia impotencia. Lo único que podía ver, eran fantasmas del pasado que volvían para torturarla y para terminar con su vida de una vez por todas. Estaba segura que esta vez sería letal.

—terminaste?

Moa levantó la vista. Sus ojos estaban inyectados de dolor, ira y tantas cosas que ni ella misma podía comprender. Su madre en cambio, lucía cómo si le encantara verla en ese estado. Traía una sonrisa de diversión pegada a los labios y el ceño recto, demostrando que la súplica silenciosa de su única hija no la afectaba en lo más mínimo. —qué... Significa esto?— consultó mostrando los papeles.

—es sólo una pequeña demostración de lo ocurre a tus espaldas, mientras que tú decides jugar a la ama de casa.

Ambas mujeres se quedaron en silencio. Moa intentando asimilar la ola de problemas que se le avecinaba y su madre, atenta a sus reacciones. —esa chica que Taehyung se digna en proteger, no es nada más que una misera rata— suspiró y taconeó al rededor del escritorio hasta quedar frente a su hija. —como ves. Le ha estado vendiendo información sobre sus vidas privadas a Choi hyun Meg. 

Moa hizo un puño con las manos al escuchar aquel nombre. Sintió asco, pero también miedo. Ya era conciente de todo lo que aquel periodista amarillista era capaz de hacer. —dudo mucho que la gente siga tan obsesionada con  nuestra intimidad.

—eres la única heredera de un magnate. Claro que siempre serás foco para la prensa y Taehyung sigue contando con gente que lo apoya, al igual que Miles de haters que mueren por una noticia así para destrozarlo. Aunque la más perjudicada, serás tú.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora