Dahyun (24)

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El viaje recién llevaba 20 minutos, pero Jungkook lo sintió cómo si hubieran pasado horas.

El auto estaba cubierto de vidrios polarizados, hasta incluso daba la impresión de ser blindado. Pero, no podía evitar sentirse inseguro.
Su conciencia, le estaba llenando de miedos y aunque ya lo sabía, prefería ignorarla e inventar cosas en su mente.
Miraba la calle y juraba que en cada esquina había alguien con una cámara. Incluso, sentía que él chófer los miraba por el espejo retrovisor.

—deja de ser tan paranoico!— le regañó su amiga mientras le quitaba al niño de los brazos. —créeme, no pasará nada.

El chico se relajó en su asiento mullido y se apoyó de costado con un codo para observarla jugar con el pequeño. —te sienta bien— le dijo con sinceridad. Ella lo miró confundida un segundo. —nunca pensaste en tener hijos?

—no— alargó la vocal, demostrando el desagrado que la simple idea le provocaba. —en mí situación, pensar eso sería una locura. ¿Qué haría con un niño? Por dios...

—lo mismo que haces ahora, lo mismo que llevas haciendo hace dos años.

—es diferente— se defendió rápido. —este niño no es mío, es de Taehyung— jeon elevó las cejas ante lo absurdo que sonaban aquellas palabras. —por favor, jeon! No me digas que tú si.

—bueno...— balbuceó acomodando su chaqueta. Moa parpadeó aturdida al verlo nervioso. —nunca me había agradado la idea. Pero tengo que admitir, que desde que Moon nació, me lo he planteado— se quedaron mirando ante la confesión inesperada. Ella sin saber qué o cómo responder y él, tratando de descifrar la actitud de Moa. —definitivamente, me gustaría casarme y tener al menos dos hijos antes de los 30.

Carcajeó nerviosa, Aunque dolida por dentro. —ya llegamos— dijo aliviada y no esperó a que el chófer le abriera la puerta.

Necesitaba salir de esa tensión.

Jeon por su parte, olvidó el tema ni bien entraron al edificio en donde vivía y se dispuso a mimar al pequeño qué aún se encontraba en brazos de la chica.

—esto se siente cómo estar en el infierno— cerró los ojos con fastidio y miró a su amigo buscando alguna explicación al calor infernal que llenaba cada espacio del departamento.

—iré a abrir las ventanas— moa bajó al pequeño qué no esperó a ser invitado y ya que conocía el lugar de memoria, se metió a hurtadillas. Jeon,  se apresuró a correr los vidrios y luego de comprobar que era un problema del aire acondicionado, se dispuso a apagarlo y a preparar algo fresco para sus invitados.

El niño no duró mucho antes de quitarse la ropa, obviamente, mirando a su madre en busca de aprobación. —te dejas la playera— le advirtió, pero ella también se quitó el abrigo y las medias finas, quedando con apenas la falda y una camisa corta que a pesar de no haber imaginado tener la oportunidad de lucirla, agradecía tenerla puesta.

—sinceramente, no recuerdo haber dejado el aire tan alto— comentó preocupado. En sus manos traía una botella de agua fría y algunas paletas heladas.

—creo que sería conveniente darle un baño a Moon para refrescarlo, si les das golosinas no querrá cenar— advirtió señalando las manos de Jeon. Este negó tranquilo y le pasó una paleta al pequeño antes que la madre pudiera decir algo más. —y así dices querer hijos— comentó sin pensar revoleando los ojos. Jeon carcajeó levantando a su sobrino en brazos. —no sé por qué dije eso— pensó en voz alta. —bueno, ve tú y dale un baño que yo iré a ver si tienes todo para cocinar o si habrá que ir comprar.

—yo preferiría que no salgas— confesó. Todavía podía sentir la mirada de los paparazzis en la calle. —creo que esa gente no te dejará en paz. Podemos hacer algunas hamburguesas, debe haber todo en la nevera.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora