❤️ (42)

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Historia en pasado, narrado por Taehyung.

—quería decirte.

—y por qué no lo hiciste?—. mi pregunta sonó a enojo. Y quizá, algo de eso había. Pero no quería expresarlo de esa manera. —pensé que éramos amigos.

—lo somos? De verdad solo me consideras tu amiga?—. se oía dolida. Me pregunto que tuvo en la cabeza para irse así. Qué pasó? Por qué se sentía la tristeza en su voz?

—Moa, claro que lo somos. Si algo pasó, debiste decirme para poder ayudarte—. chasqueo la lengua para detenerme. Ya me estaba alterando otra vez. —ni siquiera me contaste que ingresaste a una universidad al otro lado del océano—. wow, decirlo así... Me hace dar cuenta de la distancia. Tiro de mis cabellos producto de la desesperación que me provoca el pensar que no podré verla hoy, ni mañana, ni nunca más.

—las cosas con mi madre ya están demasiado insoportables. Necesitaba encontrar un poco de paz.

—la encontraste?—. pregunté con ironía. Todo esto era un absurdo

—no—. y soltó el primer sollozo.

—no llores!—. supliqué, dándole suaves golpes al respaldo de la cama con mi propia cabeza. Oír llorar a Moa se siente cómo si estuvieran vertiendo cera ardiendo en mi pecho. Doloroso e insoportable —la paz no se encuentra huyendo.

—ahora lo sé—. segundo sollozo. —tuve que venir aquí para darme cuenta que estuve buscando algo que ya tenía—. mi garganta se cerró al sentirla tan indefensa. No parecía ella, jamás se mostraba así. —eres tú, Tae. Tú eres mi paz.

De un salto, quedé de pie junto a la cama. —qué tratas de decir?—.  pregunté por qué en verdad lo estaba malinterpretando y este no era el mejor momento.

—digo que...—. hizo una pausa. La imaginé revoleando los ojos, buscando qué decir. —estándo aquí, sola. Me dí cuenta que no puedo vivir sin ti. ¿Cómo es posible que no lo viera antes?

—qué... Tratas de decir?—. volví a preguntar. Debo parecerle un idiota, pero eso parece a una confesión.

—que te amo! Niño tonto!—. gritó.

El corazón se me salió del pecho unos segundos. Mis ojos de sus órbitas y el celular de mi mano.
Las palabras de Moa se repetían una y otra vez en mi cabeza, no sé por cuánto tiempo. pero seguía escuchandolas cómo si fuera una música que adormilaba mi cerebro.

Esa había sido la última charla que tuvimos. Era de mañana cuando hablamos y agradecí por eso ya que si hubiera pasado de más tarde, no habría pegado un ojo.
Esa misma noche, tomé una maleta, mis documentos y aproveché mi primer pago en Y-m entertainment para ir tras ella.
Seguramente, Stella se enojaría conmigo al dejarla plantada. Más que nada por que ella me ayudó a cumplir mi sueño de ingresar a esa empresa y ahora lo estaba tirando todo por una ilusión. Pero, si no oí mal, nada de eso me importa. Ella es joven, hermosa e inteligente. Estoy seguro que podrá encontrar a alguien mejor que yo y si Moa no quiere regresar a nuestro país y tengo que rogarle a mi padre para que me ayude a cancelar el contrato con la empresa, lo haré con gusto.

Estoy dispuesto a quedarme con ella si es verdad que me ama.

Entonces, mientras trato de recordar la charla que tuvimos y retener el nombre del lugar en dónde ahora vive, me doy cuenta que solo puedo escuchar su voz diciendo que me ama. Y aunque una parte de mi cabeza me dice que oí mal, sonrío de felicidad por qué el simple recuerdo me llena el pecho.

—aquí!—. le marco al taxista. Este me mira por el espejo y me sonríe al darme el cambio. Seguramente, creyendo que soy un turista que toda su vida a soñado con visitar ese país e imaginando que mi euforia y emoción se debe a eso.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora