odiarlo(08)

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Jeon, se encargó de cubrirla de pequeños detalles, incluso se ofreció en prepararle una sopa caliente para que superara el frío de su cuerpo, pero no sabía muy bien que hacer con su corazón. Ya la había visto así de dolida antes y sintió bronca al comprender que Taehyung era nuevamente el causante de ese dolor. No había que ser un genio para notarlo.

—ve a descansar— le mandó a duras penas. No quería dejarla ir tan pronto. Pero debía pensar en ella y dejar sus deseos a un lado. La chica estaba destrozada y aunque no lo decía, él podía ver el dolor en sus ojos.

—gracias...— balbuceó con tono cansado.

—todo pasará, tranquila— buscó consolarla, pero supo que esas simples palabras no harían la diferencia, entonces la tomó de la cintura y la pegó a su cuerpo para abrazarla. Moa correspondió al instante, cómo si hubiese estado esperando por ese gesto. —puedes llorar. Te hará sentir mejor.

La chica carcajeó sin humor, llorar para ella no era posible en ese momento. —Me hizo una escena de celos por su hermano y por Jonathan. Supongo que tenía la conciencia sucia— se quedó en silencio, recordando la imagen de Taehyung con Hyo. Se apartó a penas para poder mirarlo y continuó. —estaba en la cama con ella— Jeon suspiró. A pesar de haber guardado resentimiento en contra de Tae, no podía creer que fuera capaz de engañarla. No así, no en su casa, en su cama y a horas de haberla dejado ir. No... No podía ser tan idiota. —no vas a decir nada?

—no quiero hablar de Taehyung— confesó y ella recordó lo sucedido horas atrás. el beso robado y el dolor que mostraba al hacerlo. Entonces asintió. No quería lastimarlo con la misma cantaleta de siempre. —mejor, contestame. ¿Viniste a buscar consuelo para tu orgullo?

Se sintió un poco acorralada y quizá fue así. Que ella lo haya elegido esa noche, a él, le dió esperanzas y estaba dispuesto a aprovecharla al máximo. aferró su agarre y volvió a pegarla a él cómo tanto le apetecía—no es lo que piensas— se defendió escondiendo la mirada. Lo cierto es que no sabía por qué, su mente la había traicionado y llevado justamente al departamento de ese hombre. Quizá, Jeon tenía razón y lo buscó para demostrarse que ella podía ser objeto de deseo de otro que no fuera su esposo —no quería estar sola— mintió y al instante notó que él estaba en lo cierto.

—segura que fué por eso?

Las manos de Jeon se habían adueñado del momento. Le acariciaba los brazos y la espalda, dejándola abrumada e incapacitada para contestar con coherencia. Sus pensamientos estaban mal, no quería tenerlos. Pero todo el dolor de horas atrás, más toda la angustia que sufrió en la semana, se había transformado en fuego. ¿Por qué abstenerse? Ya no tenía nada que perder. —creo que... Después de todo, descubrí que sólo contigo me siento a salvo— en ese momento se detuvo, las manos de Jeon acunaron su rostro y eso la obligó a sostenerle la mirada. Vió el entusiasmo en sus ojos y eso la avergonzó cambiándole el color de sus mejillas.

—había olvidado lo adorable que  te ves cuando te sonrojas— dijo sonriendo y a ella se le revolvió el estómago de pura vergüenza. —no debiste venir. No, cuando sabes de mis sentimientos y de mis intenciones— no había necesidad de explicar eso. Ella podía leer el deseo en sus ojos, el anhelo que lo consumía por cruzar esa línea. Él, ya no podía contenerse a todo eso que sentía y lo hacía evidente. Pero Moa no sentía necesidad de huir, no quería alejarse aún siendo conciente que sólo buscaba calmar su orgullo herido.

Lo peor, es que Jeon lo sabía. Él sabía que ella jamás le daría lo que merecía y si estaba allí, era sólo por qué lo veía cómo presa fácil. Pero no le importaba, a él no le interesaba ser usado si eso significaba volver a probar sus labios y  recorrer su cuerpo cómo tantas veces había soñado.

El rostro de Jeon se pegó al suyo y comenzó a recorrerla con la punta de la nariz, absorbiendo su aroma y derritiéndose con cada escalofrío que provocaba en ella. No era un desalmado, no iba a aprovecharse de su debilidad y necesidad de cariño, pero por momentos olvidaba que debía ser caballero y mantenerse al margen de sus problemas. No podía, no cuando ella se mostraba tan receptiva a sus caricias. —no quiero lastimarte— susurró la chica.

Él suspiro.

—entonces, déjame que te ayude— pidió mientras sutilmente hacía un puño con los bordes de su playera que aún continuaba húmeda. Moa asintió y elevó los brazos para que él pudiera despegarla de su cuerpo.

No estaba pensando en lo qué él era capaz de hacer, pero una cosa era segura. Lo dejaría pasar los límites y se entregaría para calmar su odio. Para que fuera él, quien con su ternura, lograra devolverle un poco de su amor propio y la hiciera sentir una mujer deseada, adorada y especial.

Sólo el brassier cubría su pecho y eso mantuvo alerta a Jeon, quien la observaba con fascinación. Le tocó los hombros y bajó hasta las clavículas en donde trazó líneas con las yemas de sus dedos. A Moa le costaba respirar, mucho más cuando sintió el tacto en el centro de sus senos, pero él no se detuvo. Jeon continuó con su objetivo hasta tocar su ombligo y cuando sus dedos se enredaron en el botón del pantalón, halo con fuerza para chocarla bruscamente.
Ella cerró los ojos por el impacto, pero no dejó de perderse cada movimiento que él hacía.
Sentía cómo los dedos de Jeon se adueñaban del estrecho espacio que había entre sus jeans y su piel y le molestó que el agua haya provocado que la tela se le pegara. Se removió nerviosa, anticipando caricias cerca de intimidad, pero eso nunca pasó. El chico a penas rozaba su piel y sólo se dedicaba a bajar su pantalón con sutileza.
Tuvo que inclinarse para pasar el jeans por los tobillos de la chica y aunque ella colaboró levantando los pies, sintió que perdía la estabilidad y lo tomó de los hombros, quedando semidesnuda con la cabeza de Jeon pegada a su ombligo.

Compartieron miles de imagines y probabilidades que la comodidad les brindaba y por un momento, ella sintió eso que llaman arrepentimiento y supo que todo estaba mal. 

No debía pasar así, no debía envolverlo en sus problemas. Pero cuando se dispuso a hablar, fué Jeon quien con gran maestría se deshizo de su playera, dejando su torso duro y bien marcado a la vista. 

La chica tuvo que hiperventilarse ante lo que veía. Su mandibula castañó con efusión al recordar que ella ya había recorrido aquel cuerpo de infarto y sintió un insoportable cosquilleo en su centro por las imagines que su cabeza les mostraba en forma de recuerdo. 

Escenas eróticas la torturaban, confundiendola aún más. Jeon, por su parte parecía complacido por lo que provocaba en ella y tambíen recordó aquel dia en el ambos habían decidido dehar de oir a la cordura para entregarse al deseo que por lo visto, seguía ahí. Esperando por ellos. 

Entonces, se acercó a ella y la miró con ternura. Le regaló una sonrisa indicándole que todo estaba bien y sin que se diera cuenta desprendió el broche de su brassier, el cual sin mucha ayuda, terminó sobre la montaña de ropa húmeda.  Se quedó ahí unos segundos, admirando su preciosa desnudez y sus ojitos de niña inocente que lo volvían loco. -estás helada- comentó con voz ronca. Le acarició la cintura con ambas manos bien abiertas y se detuvo cuando sus dedos rozaron los bordes de sus bragas. Moa soltó un suspiro sonoro que él imitó, pero cuando ella se dispuso a dejar de luchar con sus pensamientos, Jeon se inclinó y volvió a tomar su playera que había caído entre los dos. Volvió a mirarla y antes de que la chica pudiera protestar, lo pasó por su cabeza para cubirla un poco del frío. -descansa- le dijo tranquilo, dejándola confundida y con el corazon enloquecido. 

Mientras que Moa huía de la escena vergonzosa,  Jeon se dispuso a juntar las prendas húmedas. Pero no estaba tranquilo cómo intentaba mostrar. Su respiración se entre cortaba y sentía que su miembro le reprocharía toda la noche por haberla dejado ir tan facil. 

"Todavía no es el momento" se repetía a si mismo. Estaba seguro que siendo paciente, conseguiría tenerla y no una vez. Muchas veces, las necesarias para que se convenza que sólo él podría arrancarle a Taehyung del corazón. 

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora