Fuego contra Fuego (63)

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Jeon despertó con un fuerte dolor de cabeza. Se masajeó las sienes mientras trataba de reincorporarse en el sillón y se alegró al oir el sonido de una puerta cerrase.

—buenos días, dormilón— dijo Moa apareciendo detrás de él. Le dió un beso en la mejilla y rodeó el sillón para sentarse a su lado. —dormiste bien?— la mujer tenía el cuerpo húmedo. Estaba cubierta por apenas una bata que traslucia su cuerpo dejando ver su ropa interior. Su cabello no desprendía agua, pero se veía pesado por lo mojado. Se miró a sí mismo. Su camisa abierta y pantalones desprendidos. Pensó, que quizás dormir en la sala sin cobertor no había sido la mejor idea. Era invierno y aunque el lugar contaba con calefacción, estuvieron expuestos ya que la transpiración se había secado en sus cuerpos.

—creo que estoy un poco congestionado— se tocó la frente para controlar la temperatura, Moa hizo lo mismo, comprobando que tenía un poco de fiebre.

—a qué hora tienes que trabajar? Creo que deberías quedarte a descansar— comentó con preocupación.

—tomaré algo y seguro se me pasa— le sonrió para no preocuparla. Lo cierto era que le costaba abrir los ojos por el dolor punzante. —de verdad, amor. Es solo un simple resfriado

—no seas necio. Puedes quedarte aquí. Haré todo lo posible para volver cuanto antes a cuidar de tí— esas palabras sonaban tentadoras. Tener a Moa de enfermera podría ser interesante. —de paso... Me das una respuesta— jeon frunció el ceño. —anoche te hice una pregunta y no contestaste.

Estiró su cuerpo quitando la pereza y se frotó un poco la cara para terminar de despertar, mientras intentaba recordar lo que le había preguntado. —dijiste algo sobre no querer trabajar aquí.

Moa suspiró al darse cuenta que no la había escuchado. —oíste hablar sobre la fundación Marrie Smith? Es un pequeño refugio que fundó lucy hace unos años. Le brinda un lugar a personas con situación de calle y los asesora legalmente— lo veía asentir vagamente. Sus ojos se cerraban con dolor por lo que la mujer comprendió que quizás, no era el mejor momento para hablar de ese tema. —bueno, me gustaría brindar asistencia psiquiátrica allí.

—eso es genial— dijo sin comprender el trasfondo de todo el tema. —dondé es?

El timbre sonó con insistencia. Pero Moa no llegó a levantarse ni a contestar que Dae ingresó casi corriendo. —Moa! Tenemos un problema!— exclamó. La miró, luego centró su vista en Jeon y poniéndose cómo tomate se volteó para hablarle de espaldas. —lo siento, señorita. Surgió algo urgente.

—pero, qué?— exigió saber.

En ese momento, Jonathan y poul ingresaron igual de alterados que el asistente. —Moa! Tenemos problemas!— volvió a repetir el moreno.

La mujer se puso de pie algo aturdida. Jeon le tomó la mano y le Susurró un "ve a vestirte" casi inaudible.

—vístete tú, mejor— le dijo juguetona.

El pelinegro se miró notando que todavía traía la ropa sin prender. Levantó la vista y los dos hombres parados tenían la cabeza ladeada en su dirección, ignorando completamente a su novia semi desnuda.
—así es imposible que uno pueda ponerse serio— dijo poul. Jonathan rodó los ojos y dándole un golpe en el brazo lo obligó a desviar la mirada. —moa, chen está en la cárcel.

La mujer apretó los puños. Iría a buscarlo, claro que sí. Pero lo haría sufrir por impulsivo. —bajo qué cargo?— preguntó.

—abuso de menores,  malversación de fondos y estafas a cinco empleados— contestó el abogado.

Jeon los miraba sin comprender. El griterío no estaba siendo de ayuda a su malestar —al parecer, los miembros de Dream le tendieron una trampa y quieren dejarlo cómo único autor— Dae comentó preocupado. —el juez yunho pidió su captura inmediata y pretende darle 15 años de presión.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora