Capitulo 17: Una sombra.

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La estrepitosa lluvia se hizo presente en la madrugada.

Lilian se encontraba mentalmente exhausta, a pesar de que sus heridas físicas estaban completamente sanas. Pero su mente estaba herida, cansada, y en otro lugar. Aun no tenía noticias de Jammes ni de Marie.

Lilian se levantó, tomó una capa negra, y se cubrió con ella.

A medida que avanzaba por los pasillos, su silueta era reflejada por los relámpagos de luz que se colaban por la ventana. El viento silbaba al golpear los cristales, pero Lilian no escuchaba nada. Estaba cegada por el rencor.


[...]


Barbara estaba en la esquina de la fría celda. Las gotas de lluvia le mojaban cada tanto el rostro. Hacía mucho que sus lágrimas se habían acabado. Sus puños dolían por golpear las paredes, sabía que pronto ya no estaría más en ese mundo.

Levanto el rostro y se percató de una silueta oscura como la noche, frente a ella. Soltó un grito y cubrió su boca.

—¿Q-quién eres?

Nada. La sombra no emitía ni un solo sonido.

—¿Qué eres?

Barbara se levantó y se acercó a los barrotes del frio metal, las lágrimas aparecieron de nuevo.

—¡Por favor, quien seas, sácame de aquí...!

La sombra tomó del cuello a Barbara con tanta fuerza, que el aire no pasaba por su garganta. Barbara trataba de gritar, pero el agarre se hacía cada vez más fuerte.

—¡P-por favor, perdóname!

Lilian sonrió.

—Es demasiado tarde para salvarte. Aunque pudiera, no lo haría. Un perro que ha mordido la mano de su amo, lo volverá a hacer. Por desgracia, nunca reconociste quien era tu amo, hasta el último momento.

Barbara abrió con estupor sus ojos, ¡esa voz...!

Lilian estaba consumida cada vez más por el rencor. Clavo sus uñas en su cuello sin piedad alguna. Barbara soltó un quejido de dolor mientras intentaba con todas sus fuerzas soltarse, pero no lo lograba por más que lo hiciera.

De repente, Lilian la soltó. Quería que sufriera hasta el último momento; por lastimarla a ella, a Jammes y Marie.

Barbara cayó al suelo.

—Esto servirá de lección a quienes creen que pueden tocarme. Mientras tú, sufrirás las consecuencias de tus actos por tocar a la princesa de este imperio.

—¡Princesa, por favor! ¡Perdóneme! ¡Todo ha sido culpa de Christine!

Lilian sonrió, eso lo sabía. Y ella también pagaría.

—Todo a su tiempo, escoria. Espero que las pocas horas que te quedan por respirar, las vivas con la agonía de no saber en qué momento llegara tu verdugo.

Barbara pudo ver al fin el rostro de Lilian, sus ojos vacíos le perforaron lo más profundo de su ser. Barbara lentamente sin apartar por un segundo la mirada de la silueta, trato de refugiarse en la oscuridad de la celda. Temía ser asesinada si se quedaba un segundo más al estar cerca de ella. Barbara temblaba sin emitir un solo sonido de su boca.

La silueta desapareció.

Barbara cubrió su rostro y se perdió en sus pensamientos.


⊰ ♕ ⊱


Lilian recorría el pasillo sin rumbo fijo. Observo sus uñas, manchadas de sangre, pero no era la suya. Por alguna razón, no sentía culpa de haber actuado como lo había hecho hace unos minutos. Lilian tomó su cabeza, dolía a montones, quería agua. Trato de reincorporarse sosteniéndose de la pared, fue cuando se percató que había alguien a parte de ella en el pasillo.

Estaba recostado con los brazos cruzados.

Su cabello rojo, a pesar de la oscuridad, era llameante y brillaba. El único caballero que había visitado a Lilian antes de su ejecución. El único que estaba dispuesto a querer hablar con ella.

Lilian se quedó en el mismo lugar, mientras que el caballero se acercaba a ella. Lilian oculto sus manos.

—Princesa...

Lilian levantó la mirada y abrió los ojos. Por alguna razón, él tenía un aire familiar. Pero no sabía con precisión el qué.

—Caballero, gracias por ayudarme.

—Es mi deber protegerla princesa.

El pelirrojo se percató de que las heridas de Lilian habían sido curadas, pero su aspecto era de alguien extremadamente fatigado, podía ser que estaba fatigada, y aunque sus heridas externas estuvieran curadas, la pérdida de sangre le pasaría factura por un buen tiempo. Se arrodillo como la primera vez que la conoció y tomo sus manos. Se percató de la sangre que cubría sus manos, sabía que no era su sangre. No hizo ninguna pregunta.

Y sin decir una palabra, levanto la mirada y vio un reflejo de vacío y tristeza en ella, que le rompió el corazón.

Beso las palmas de sus manos y dijo:

—Me gustaría seguir bebiendo el té, con usted princesa.

Lilian abrió los ojos.

—... ¿Liam?

Liam sonrió.

⊰ ♕ ⊱


Leandro cayó de su corcel. El relámpago ilumino todo el campo, que, por unos segundos, creyó que era de día. Se levantó con rapidez y trato de calmar a la bestia que no paraba de relinchar y de levantarse en sus cascos traseros. Tomo la cuerda del cuello y dejo un par de palmadas en su lomo.

—Calma, debemos seguir.

Sabía que estaba llevando a los extremos al animal, pero había sido entrenado para estar en climas hostiles.

—Debes obedecerme, muchacho.

El animal, por fin se calmó.

Pronto amanecería, y cada vez más se acercaba a su destino. No sabía nada de la situación, solo sabía que Lilian estaba herida de gravedad. No se quedaría con las manos cruzadas, aquel que le hubiera puesto las manos encima para hacerlo, blandiría su espada contra esa persona.

Leandro nuevamente montó el corcel, y observo sobre su hombro. Escuchó los galopes de caballos a un par de kilómetros; sus soldados eran demasiado lentos para seguirle el paso, pero no esperaría a que lo alcanzaran. Así que, con una orden y un golpe de la correa, siguió con su camino.

—Lilian, espérame un poco más... Ya voy en camino.

De alguna forma, la mirada que tenía Leandro era igual a la de Lilian esa madrugada.




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Editado

¿Reencarne en una novela? I NOVELA RESUBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora