Capítulo 42: El té

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Otro día había llegado. El sol brillaba y los aromas eran dulces; tal vez habían viajado desde la cocina, por el jardín y finalmente hasta su habitación. O tal vez, estaba confundiendo el perfume de las flores recién cortadas del jardín.

O estaba feliz.

Dicen que cuando estas impaciente y llena de euforia, ves el mundo de diferente manera.

—A quedado hermosa como siempre.

—¿Hoy como se siente señorita? ¿Se siente bien?

Jammes y Marie siempre procuraban que Lilian estuviera bien, y ese día no era la excepción.

—Si, me siento maravillosamente bien. Hace mucho tiempo no me sentía así.

Tocó los pliegues de su vestido amarillo, lo suficiente para capturar los pequeños destellos de la tela. Lilian observó a Jammes y a Marie. Una sonrisa cálida estaba sobre sus rostros. Por fin conocería a sus invitadas.

—Por favor, preparen los presentes.

Después de un rato, Lilian camino por los pasillos, con total elegancia. Pero con los nervios de punta, y una sonrisa que trataba por todos los medios, de manera ineficaz ocultar. Se preguntaba como serían ellas. Cuales serían sus aspectos, y si les gustaría sus regalos. Lilian tomó aire, y suspiró. Jammes y Marie estaban detrás de ella, seguían sus pasos a una adecuada distancia, que por más que rogó que fueran con ella codo a codo, no dieron su brazo a torcer.

Todas estaban reunidas.

Algunas con su abanico cubrían su rostro, otras, miraban el jardín en todas las direcciones.

Monic, Aenor, Charlize, Eliza, Hellen, y Grace.

Todas eran preciosas. No sabía quién era quién, pero pronto lo descubriría. Una vez se hubo acercado, todas se levantaron de sus asientos y dieron una gran reverencia. La gracia en ellas fluía de manera simple, como si la cortesía y los buenos modales fluyeran por su sangre. Bueno, después de todo, eran nobles.

Lilian también dio una reverencia tomando el bordado de su vestido y bajando levemente su rostro. Todas la inspeccionaban totalmente en silencio.

—Por favor, tomen asiento. Es un placer conocerlas al fin.

Todas se sentaron al instante.

—Me gustaría saber un poco más de mis invitadas, ¿Podrían presentarse por favor?

—Dios, que descortesía, es cierto. Mi nombre es Eliza, princesa.

Todas observaron a Eliza que se encontraba en un extremo de la mesa. Eliza dio una reverencia, y una amplia sonrisa dejó ver sus dientes perfectos. Tenía el cabello corto y ondulado, de color caramelo, y sus ojos eran carmesí. Vestía un amplio vestido verde marino y un sombrero a juego. Lilian dirigió su atención inmediatamente a Eliza y agradeció. Eliza al parecer tenía grandes atributos, era una mujer demasiado bella.

—Es un placer conocerla al fin, Eliza Clifford.

—El placer es todo mío, señorita.

—Mi nombre es Charlize, su majestad.

Ahora Charlize tomó la atención de todas en un instante. Dio una reverencia y Lilian se sorprendió de las bonitas pecas que cubrían sus mejillas. Era pelirroja, y su vestido rojo resaltaba sus colores naturales. Tenía una especie de dulzura en su rostro, una que querías acercarte para apretar sus mejillas. Era bastante delgada, y sus manos tenía la elegancia de una grulla.

—Charlize Astley, es un placer.

Lilian asintió con una sonrisa en su rostro, agradeció llevando la mano al pecho e inclinando levemente su cabeza.

¿Reencarne en una novela? I NOVELA RESUBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora