Capitulo 19: ¿Error?

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Dean era una persona manipuladora, que buscaba diversión en las situaciones que la vida le presentaba. A medida que fue creciendo, se volvió cada vez más codicioso. Uno de sus deseos, era ser dueño de un poderoso imperio. Después de todo, él también tenía sangre real de Eriano. ¿Por qué no podía aspirar a tener dos reinos?

¿Que tenia de malo?

Los emperadores toman tierras, matan a sus hermanos para ocupar el trono de su hermano. ¿Por qué él no podía matar a su primo?

Si hubiera tenido la oportunidad, ya lo hubiera hecho desde hace mucho tiempo. Pero él, no era un hueso fácil de roer. Era un ser humano peligroso. Si es que se le podía llamar humano.

Era cuestión de tiempo de que Leandro ascendiera al trono, luego apartaría a Geral de su camino.

Aunque el poder de Geral era completamente un misterio, sin duda tenía un poder abrumador. No obstante, su desinterés en las cosas podía jugar a su favor. Nunca intervenía si era completamente y estrictamente necesario. Era una persona fría como el hielo. Y Leandro, aunque era voraz, su ira e inestabilidad también jugaban a su favor.

Luego estaba Lilian.

La primera vez que la vio después de mucho tiempo, su belleza abrumadora, le llamó la atención. Podría casarse con ella y tener el trono de forma indirecta luego de matar a Leandro, una forma sencilla, pero no un golpe tan directo al reino. Ella era la pieza perfecta de su rompecabezas.

Hasta que intento atacarlo con su mana. Un poder así, era solo para los prodigios. Ella no estaba consciente de que tenía ese poder dentro de su cuerpo, y lo más seguro era que tampoco sabía que poseía mana.

"Te odio con todas mis fuerzas, ¡Tu deberías morir!"

Esas palabras, eran dirigidas única y especialmente para él. Pero, ¿por qué?

¿Que había hecho para ganarse su odio?

Por más que lo pensara, nada llegaba a su cabeza. Solo se habían visto un par de veces cuando eran infantes, pero nunca tuvieron una conversación. Había visitado el imperio para seducirla, pero el odio sin sentido que tenía hacia él, realmente era una molestia y podía cambiar sus planes.

Al paso en que iban, tendría que cambiar sus planes y hacerlo de la manera ruda.

Ninguna mujer antes lo había rechazado, era un claro rasguño a su orgullo. Eso hizo que la quisiera poseer.

"Lárgate, déjame en paz"

Sus palabras seguían retumbando dentro de su cabeza, siempre que pensaba en ella. Ni siquiera en sus pocos intentos de acercarse a ella, le permitía tener un trato íntimo. Cada vez que se acercaba, se alejaba dos pasos atrás.

Lo sacaba de sus casillas.

Él sentía una extraña satisfacción de encontrar una mujer difícil.

Y ahora alguien, diferente de él, le había hecho daño.

Luego de indagar la situación, llegó a una conclusión.

La dama de la corte.

La primera vez que la vio, mostró un claro interés en Leandro cuando intento detenerlo al irse con Lilian cuando cayó desmayada. Esa mirada llena de odio y envidia, eran fáciles de reconocer. Ella podría ser útil, estaba relacionada con ambos. Pero de lo que estaba seguro, es que, por su culpa, su pieza clave, recibió un daño considerable al punto de casi perderla. Y eso no lo permitiría.


[...]


Dean se escabulló entre las sombras, y rastreó a la Dama; su mana le indicaba que estaba en el ala de la emperatriz, así que esperó a unos metros fuera de los aposentos de la emperatriz. Su cabello era sin duda una rareza, el color castaño, no era en absoluto nada común. Ignoraba si en otros imperios podía haber más personas con su aspecto. En Eria y en su reino, en total solo había tres personas con cabello oscuro, negro. Pero no castaño.

Unos pasos apresurados e irregulares se hicieron presentes, se acercaba distraía.

Viendo cómo se tambaleaba y mordía sus uñas, Dean esperó a que pasara justo frente a él para encararla. Oculto su presencia para abordarla de golpe y así lo hizo. Cubrió su boca, silenciando un grito de su garganta y la llevó a sus aposentos transportándose al instante con su mana.

Utilizo la energía de la dama de la corte para no agotar de la suya.

—¡Suéltame, quien eres! —Elise cayó al suelo repentinamente, se sentía abrumadoramente cansada— ... Por favor, no hice nada.

—Cierra la boca.

Dean deslizo sus manos por sus caderas y llevó su mano derecha a sus labios de manera seductora, para cerrarlos.

Los ojos de Elise se abrieron de par en par, y asintió lentamente.

—Príncipe Dean, ¿Que sucede?

El corazón de Elise latía sin parar, podría ser... ¿Que estaba interesado en ella?

Dean no dijo ni una sola palabra.

—¿Princ—...

—Realmente me gustas...

Elise nunca había sentido una felicidad de esa magnitud, se creyó en un sueño, del cual no quería despertar. Su futuro estaba asegurado, con uno de los hombres de los cuales deseaba. Dean dejó un camino de besos en su cuello; Elise soltó quejidos de excitación. Por su mente pasaban miles de pensamientos, ¡No había tenido que hacer nada para llamar su atención!

Ella correspondió sin dudar. Debía tenerlo a como diera lugar. Empezó a quitar los botones de su abrigo de seda, estaba claramente desesperada. Dean la detuvo, y la llevó a la ventana.

Giró su cuerpo y Elise sostuvo su peso poniendo ambos manos en el frio cristal. Dean lentamente levanto su falda acariciando sus piernas en el proceso. Llegó al comienzo de sus medias, y las bajó poco a poco. Elise cubrió su boca y cerró sus ojos evitando que sus murmullos sin decoro, salieran de sus labios.

Dean abrió los ojos, y la observó con ojos vacíos. Odio y repugnancia. Una sonrisa cínica se estableció en sus labios, una que no llegaba a sus ojos. Si Elise hubiera abierto los ojos y hubiera visto el rostro de Dean en el cristal, hubiera huido sin duda alguna.

—Eres una perra que merece ser castigada.

Elise se congeló.

—Si vuelves a arruinar mis planes, yo tomaré tu cabeza.

Elise se giró con una expresión en su rostro desbocado, cuando iba a decir algo, de repente se encontró en el jardín del palacio; Dean empujó su cuerpo, haciendo que cayera al césped.

—¡Ah! —Elise levantó un poco su cuerpo y giró su cabeza, pero Dean ya no se encontraba allí, y por alguna razón no podía moverse. Sus músculos y huesos dolían, soltó un gran quejido y se levantó con dificultad y miró a todas las direcciones, no había ni un solo rastro de él. La vergüenza se hizo presente en el rostro de Elise, más la rabia acumulada, sus sentimientos estaban revueltos, y no tenía una respuesta para tratar de darle sentido a la situación que había vivido.

... ¿La había amenazado?

¿Lo había decepcionado?

¿Hizo algo que le molestó?

Elise apretó los dientes. Un temblor en su cuerpo, era incapaz de despojarse de aquel sentimiento de angustia.

—¿Que ha ocurrido?...

Elise era incapaz de buscarlo y preguntar... Tenía miedo. Pero aun guardaba la esperanza de que hubiera sido un error.

Si. Tal vez había sido un error.




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Editado

¿Reencarne en una novela? I NOVELA RESUBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora