Capítulo 23

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Harry casi se había olvidado de la ceremonia de pesaje de la varita, ante la posibilidad de tener que luchar contra un dragón. Por eso, cuando salió el artículo en el Profeta, fue un poco chocante.

De alguna manera, a pesar de la total negativa de Harry a darle algo a Skeeter, ella se las había arreglado para que el artículo hablara de él de todos modos. Se extendía a lo largo de varias páginas, apenas decía nada sobre Fleur y Krum (y escribía mal los nombres de ambos cuando lo hacía), y no mencionaba a Cedric en absoluto. Había una enorme foto en la primera página que claramente había sido recortada de las fotos tomadas a Harry y Cedric juntos; el brazo de Cedric seguía rodeando los hombros de Harry. La única salvación era la insignia de "Apoya a Cedric Diggory" en su túnica, que la versión en imagen de Harry se deleitaba en cambiar a "Potter apesta" y viceversa cada pocos segundos.

Harry Potter: El campeón inesperado

Todos conocen la trágica historia del niño que vivió. Nos salvó a todos y lo perdió todo en el proceso, quedando huérfano y solo. Ahora ha crecido y está en Hogwarts, y parece que vuelve a dar guerra.

Sin ninguna cita real de Harry -aunque ella había lanzado muchas que Harry no recordaba haber dicho en su vida-, al parecer había entrevistado a varias personas sobre él. Harry casi se atragantó con su zumo de calabaza cuando llegó a la parte sobre su "compañera íntima y supuesta novia, Hermione Granger".

-Bueno, esto es un montón de tonterías-, declaró Cedric alegremente desde el banco de Hufflepuff detrás de Harry, levantando su varita y prendiendo fuego a su ejemplar del Profeta. -¿Estás bien, Harry?-.

Después del pequeño truco de Harry con la insignia, Cedric y los demás Hufflepuffs le habían cogido bastante cariño. Los Slytherins habían dejado de llevar las insignias -al parecer no tenían gracia si a Harry no le molestaban-, pero Harry aún llevaba la suya pegada a su mochila. -Sí, sólo me preguntaba si es posible demandar por esto-, respondió Harry, frunciendo el ceño ante el artículo. Seguramente podría demandarla por algo: por difamación, o por calumnia, o por falsedad de un menor. Seguramente no podía ser legal publicar esa cantidad de información sobre él.

-Deberías preguntarle a Susan-, dijo Neville desde el otro lado de la mesa. -Su tía es la jefa del DMLE, probablemente lo sabrá-.

Harry lo tuvo en cuenta, aunque no se encontró con Susan hasta su segunda clase de la tarde. Eso significaba que se había pasado todo el día escuchando a la gente -(en su mayoría Slytherins)- citarle sus partes favoritas del artículo, riéndose.

-Ignóralo, Harry-, fue el útil consejo de Hermione, como si fuera tan sencillo. Como si debiera dejar que Skeeter escribiera lo que quisiera sobre él. No se trataba de un estúpido periódico escolar, sino de un periódico nacional.

Por último, tenían Encantamientos con Hufflepuff, y Harry se aseguró de llegar temprano, agarrando a Susan tan pronto como ella y las otras chicas de Hufflepuff doblaron la esquina. -Hola, ¿puedo preguntarte algo?-.

-Claro, ¿qué pasa?- Susan era una de las pocas Hufflepuff que no le había odiado ni siquiera un poco de tiempo, y Harry le estaría eternamente agradecido por ello. Incluso ahora, Sally Anne Perks y Megan Jones lo miraban por encima del hombro de Susan.

-Me preguntaba si sabes si es posible que demande a Rita Skeeter por ese artículo del Profeta. Yo no he proporcionado ninguna de esas citas -(tendrás varios testigos que te aseguren que no he consentido ningún tipo de entrevista)- y la mitad de lo que ha dicho es tan erróneo que es francamente insultante, para mí y para los otros campeones. ¿Puedo demandarla por difamación o algo así?-.

Susan frunció el ceño. -Técnicamente sería difamación, ya que está escrito-, reflexionó, pensando. -Si no has dado tu consentimiento, y tu tutor no ha dado su consentimiento, entonces ni siquiera debería haberte citado. No te culpo por estar furioso, todo ese artículo es simplemente... ugh-. Se estremeció. -Te diré algo, escribiré a la tía Amelia antes de la cena y veré si puede hacer algo. Conoce a un montón de abogados, y apuesto a que hay un montón de ellos esperando para darle a Rita Skeeter su merecido-. Sonrió y se colgó la mochila del hombro mientras Flitwick abría la puerta del aula y les hacía señas para que entraran. -Yo me encargo, Harry. Te avisaré cuando tenga noticias-.

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