Sirius, en cuanto colgo el espejo con Harry, se apresuró a coger su varita.
No estaba seguro de si esto funcionaría, pero estaba dispuesto a intentarlo.
Tardó un minuto en reunir un recuerdo feliz suficiente para un patronus, pero con su corazón lleno de pelo rojo y ojos azules risueños, llegó mucho más rápido de lo esperado. Y tomó forma, algo que no había hecho desde que tenía veinte años. Sirius se quedó boquiabierto ante el gran oso plateado que tenía delante, esperando pacientemente.
Oh, Charlie, pensó para sí mismo, con el corazón apretado. No recordaba lo que había sido antes, pero no había sido un oso.
Apartó esa idea, recordando su intención original. -Ve a ver a Remus Lupin-, le dijo al oso. -Díle que termine su pelea ahora, que se avecina una mayor. Se trata de nuestro cachorro-.
El oso asintió, y luego se alejó atravesando la pared, y Sirius trató de enviarle todo el amor y la felicidad posibles, con la esperanza de que llegara a dondequiera que estuviera Remus. Dondequiera que estuviera la Orden.
Entonces no pudo hacer otra cosa que esperar. Mató el tiempo cambiándose la ropa muggle y poniéndose una túnica de duelo. Se ató el pelo, luego se lo soltó y volvió a atarlo. Preparó un sándwich. Se paseó por la cocina mientras comía el sándwich.
El reloj de la pared avanzaba y cada minuto parecía un día.
Más que nunca, Sirius odiaba su condición de criminal. Ya era bastante malo ver a la Orden salir a salvar vidas y tener que quedarse en casa, pero saber que su cachorro se dirigía al peligro sin más que unos pocos amigos del colegio para ayudarle... era casi suficiente para enviar a Sirius al Ministerio, con o sin ayuda. Pero eso no ayudaría a Harry. Un solo hombre contra cualquier número de mortífagos, posiblemente el propio Voldemort, no ayudaría a Harry.
Sirius respiró tranquilamente, recordando que Harry estaba sorprendentemente bien entrenado para tener quince años, que sus amigos habían estado practicando magia defensiva todo el año.
Justo cuando se preparaba para enviar otro patronus, el chasquido de una aparición sonó en el pasillo. Sirius se giró, viendo a Remus entrar corriendo en la cocina, con los ojos dorados. La luna sólo había sido la noche anterior, y el lobo estaba más cerca de la superficie que nunca. -¿Qué pasa con Harry?-, preguntó con urgencia.
-¿Dónde está el resto de la Orden?-.
Remus negó con la cabeza. -Sigue luchando. Había más mortífagos de los que preveíamos, se convirtió en una especie de espectáculo de mierda. Todos están bien-, añadió al ver la alarma en la cara de Sirius. -Nada que no podamos curar. Y casi ha terminado. Kingsley trató de llamar a los aurores de guardia, pero por supuesto son unos malditos inútiles. Parece que los mortífagos se van a ir pronto. Ahora, Sirius, ¿de qué se trataba ese mensaje? Me dio un susto de muerte. ¿Dónde está Harry?-.
-La incursión fue una distracción-, dijo Sirius. -Harry tuvo una visión. Voldemort va a por el Ministerio, esta noche-.
A Remus se le fue el color de la cara. -Harry va a por él, ¿verdad?- Su voz era cómplice.
Sirius asintió con gesto adusto. -Sí. Así que será mejor que vuelvas a la Orden y les digas que se den prisa si quieren salvar este maldito país-.
Tenía mucha fe en su ahijado, pero no había mucho que un adolescente pudiera hacer. Aun así, gritó el nombre de Harry en el espejo bidireccional, con la esperanza de confirmar que su ahijado estaba a salvo mientras esperaba los refuerzos.
No hubo respuesta.
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LILY'S BOY
FanfictionAntes de que comience su tercer año en Hogwarts, Harry se enfrenta a tres semanas enteras de tiempo sin supervisión en el callejón Diagon. En ese tiempo hace un viaje a Gringotts, y eso lo cambia todo. Cargado con el conocimiento de que Dumbledore...