Capítulo 41

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Menos mal que Seren Du estaba en medio de la nada, porque el número de lechuzas que venían por Harry empezaba a ser absurdo. Ahora que sus amigos sabían que era seguro escribirle, todos estaban más que contentos de hacerlo. 

-¡Caramba, Harry!-, comentó Sirius cuando estuvo una tarde, viendo cómo otras dos lechuzas entraban en picado por la ventana. -Ni siquiera yo era tan popular en el colegio-.

-No estabas planeando un golpe de gobierno-, señaló Harry secamente, rascando la lechuza de Susan detrás de las orejas. La otra lechuza le sorprendió; aún no había tenido noticias de Cassius este verano. 

-Es cierto, pero aun así. ¿No puedes pasarle mucho de esto a Susan, y simplemente recibir actualizaciones de ella?- El plan para ordenar el Wizengamot era definitivamente más de Susan que de Harry. Él estaba ocupado con toda la situación de la guerra en dos bandos.

-No, me gusta estar al tanto. Además- añadió, ofreciéndoles a ambas lechuzas un poco de croissant de su plato, -la mitad de estas cartas ni siquiera tienen que ver con eso, sólo queríamos mantenernos en contacto-. Era una novedad para él, tener a tanta gente que realmente se preocupaba por lo que hacía. No había tenido noticias de Ron y Hermione, después de convencer a todos en la Orden de que los Dursley no le dejaban recibir lechuzas, pero por lo que decían los gemelos y Ginny los dos no parecían enormemente tristes por ello. Los tres Weasley más jóvenes que realmente le gustaban le enviaban regularmente cartas a través de Remus.

Abrió primero la carta de Cassius, frunciendo las cejas ante la breve misiva.

Querido Harry,

Sólo quería saber que estoy bien. Espero que tu verano sea mejor que el mío. Mi familia está bastante entusiasmada con la situación política actual, si entiendes lo que quiero decir. Quieren que me involucre lo antes posible. Por ahora he conseguido mantener las cosas a raya, pero me muero de ganas de volver a la escuela.

Ahora mismo estoy en casa de un amigo, y lo estaré durante las próximas dos semanas, así que puedes escribirme ahora, pero cuando esté en casa probablemente sea mejor que no lo hagas. Seguro que mi tío está leyendo mi correo. Por suerte, Draco y Pansy son personas aceptables para escribir, así que me han mantenido al día con esa tinta elegante que tiene Draco. Me alegro un poco de que mi situación de tutela signifique que no estoy involucrado en el proyecto de caza de la ley de Susan.

Antes de que te preocupes por mí en tu cabecita de Gryffindor, estoy ileso, y debería seguir así hasta el colegio. Los Slytherins somos buenos para sobrevivir a las condiciones adversas.

Disfruta del verano,
Cassius

A Harry le dolió el corazón por el Slytherin. Estaba a punto de comenzar su último año en Hogwarts; después de eso, no le quedarían más excusas para su tío. Se preguntó con qué amigo se quedaría Cassius, si sería el secreto que había mencionado en Navidad. Esperaba que así fuera, Cassius necesitaba a alguien que lo apoyara en ese momento. 

La carta de Susan no le sorprendió: su reacción a la noticia de que Dumbledore se había visto obligado a renunciar al cargo de brujo jefe del Wizengamot. Fue un regodeo mal disimulado, combinado con el temor de que el cargo fuera ocupado interinamente por el ministro Fudge. Lo único más peligroso que una figura política con una agenda oculta era una figura política con apenas dos neuronas para frotar. 

-Tengo otra para ti-, anunció Remus, entrando en el salón y lanzando una carta hacia Harry. La cogió del aire, sonriendo al ver la letra de George. -¿Un día de mucho correo?-.

-El chico recibe más correo que el maldito Gilderoy Lockhart-, refunfuñó Sirius, poniéndose en pie. -Si estás aquí, será mejor que me largue. Alguien se dará cuenta de que he desaparecido pronto-. Le revolvió el pelo a Harry al pasar. -No te metas en líos, Rojita-.

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