Capítulo 30

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Con la noticia de que Rita Skeeter se movía a escondidas por el castillo, la paranoia de Harry volvió a subir a cien. Tenía demasiados secretos como para arriesgarse a que se le escapara alguno de ellos. Si no estaba en o entre las clases, estaba bajo su capa de invisibilidad o envuelto por una protección de privacidad. Se aseguraba de pasar la información a los que compartían sus secretos, lo que se convertía en un grupo de estudio improvisado sobre protecciones de privacidad y hechizos silenciadores.

-No sé cómo se mueve, así que podría estar en cualquier parte-, dijo a los demás herederos en su reunión quincenal. -Sólo asegúrense de no hablar nunca de secretos -(míos o propios)- sin poner algún tipo de protección-.

-Gracias por el aviso, Harry-, dijo Ernie, con cara de pocos amigos. -Me había preguntado cómo conseguía todas esas citas de los Slytherin. Obviamente están al tanto-.

Varias cabezas se volvieron hacia el trío de Slytherins del grupo, pero todos negaron con la cabeza. -No he oído nada-, dijo Blaise, -pero la gente sabe que ahora soy al menos civilizado con Harry, así que no es probable que me lo digan. Estos dos, tampoco-. Después del Baile de Yule, se estableció de alguna manera que Harry estaba en buenos términos con los tres Slytherins, y dispuesto a pasar tiempo con los demás. Había mucha gente -(Dumbledore, sobre todo)- que no parecía entusiasmada con el grupo social ampliado del Chico que Vivió, pero en ese momento a Harry ya no le importaba. No podía esconderse para siempre, sobre todo si quería ser capaz de hacer verdaderos cambios cuando fuera mayor de edad.

Harry recordó haber visto citas de Crabbe y Goyle en el artículo, así como de Parkinson, e hizo una nota mental para preguntarle a Draco sobre todo ello. Tenía que advertir a su novio que estuviera atento tal y como estaba; tal vez el rubio pudiera obtener información de sus compañeros de casa. Todavía confiaban en él, seguramente se lo dirían.

-Vale, bueno, ya está bien de Skeeter-, dijo Harry finalmente. -¿Quién quiere ayudarme con algo de Aritmancia?-. Con las vacaciones terminadas, su autoestudio volvía a estar en marcha también, con Snape deslizando tareas con sus deberes de Pociones devueltos a instancias de Remus y Sirius. Un día cualquiera se reunía un grupo de estudio entre casas en la biblioteca, pero nadie fuera de su círculo de confianza podía saber que Harry estaba estudiando las dos asignaturas extra. Eso dejaba la ayuda a este grupo o, ocasionalmente, a Fred.

Hubo unos cuantos gemidos alrededor de la mesa, antes de que Anthony Goldstein retirara la silla vacía entre él y Padma. -Vamos, Potter-, dijo con una sonrisa. -Acabemos con esto-.

Harry le devolvió la sonrisa, moviéndose alrededor de la mesa para tomar la silla y buscando en su bolso. Hermione lo tenía todo mal, viendo a los otros estudiantes como obstáculos para su éxito.

Hogwarts era mucho mejor con más amigos.

De todos los secretos de Harry, el de que seguía en contacto con su padrino convicto fugado era probablemente el más incendiario para él y para la gente que le importaba, así que Harry se aseguró de que sólo hablaba con Sirius por la noche, en la ...

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De todos los secretos de Harry, el de que seguía en contacto con su padrino convicto fugado era probablemente el más incendiario para él y para la gente que le importaba, así que Harry se aseguró de que sólo hablaba con Sirius por la noche, en la cama, con las cortinas protegidas con todo lo que se le ocurría.

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