Parte sin título 5

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Llego el día de regresar de nuevo a la escuela, me levante de la cama sin absolutamente nada de ganas de regresar a la escuela, aún estaba muy enojada por lo que había pasado, y lo peor de todo era que ahora tendría que quedarme más tiempo para ayudarle a la directora y lo que menos quería en ese momento era verla y estar con ella.

Cuando las clases habían terminado estaba dispuesta a irme a casa sin tener que ir con la directora, pero para mí mala suerte ella ya estaba esperándome afuera de mi salón. En cuanto la vi no pude evitar hacer mala cara lo que claramente ella noto.

Lucia: al parecer no le agrado verme señorita

Yo no conteste nada.

Lucia: ¿cómo se encuentra hoy?

Yo seguía sin responder

Lucia: hablare con los profesores para que le den una guía de estudio de estas últimas semanas y que no pierda el hilo de las clases

Yo aún no decía una sola palabra, solo me limitaba a observarla unos segundos y después ignorarla

Lucia: veo que no piensa hablar conmigo y lo entiendo, sé que quizás aún está molesta, pero sabe algo, ya he estado investigando sobre algunas cámaras que se encuentran instaladas cerca de donde ocurrieron las cosas, igual y puedo encontrar algo que compruebe su versión

Olivia: eso no arreglara nada, las cosas ya pasaron y nada las va a cambiar. Solo dígame que tengo que hacer y lo are, lo que menos quiero es estar cerca de usted-

No pensé lo que le dije, creo que había ido demasiado lejos y me estaba arrepintiendo, pero no se lo iba a decir.

Lucia: sígame señorita, solo tendrá que arreglar unos papeles y se podrá ir.

Llegamos a su oficina, entramos y en un escritorio había algunas carpetas llenas de papeles.

Lucia: por favor revise las carpetas y ordene los papeles que se encuentran ahí, tome como referencia las fechas por favor.

Olivia: directora?

Lucia: ¿sí?

Olivia: lamento lo que le dije hace un rato, estaba muy enojada.

Lucia: este bien

Le había dicho que lo sentía, pero aún seguía sintiéndome culpable, ahora era ella la que no me hablaba, ni siquiera me volteaba a ver y de alguna manera eso me hacía sentir mal, no entiendo por qué si nunca antes me había pasado eso con una persona aun habiendo dicho cosas peores.

Pasaba el tiempo y lo único que había en esa oficina era un gran silencio; hasta que el profesor ese que tanto estaba con ella toco la puerta y entro, al parecer sin percatarse que yo estaba ahí, se sentó frente a la directora y le dijo que, si podía ayudarlo con un expediente de un alumno, que lo necesitaba para confirmar algunos datos que le había pedido para un permiso para ausentarse, la directora le sonreía a cada momento. Mientras ella buscaba el expediente le dijo que si alguna vez alguien le había dicho lo hermosa que era, lo hermoso que eran sus ojos y su sonrisa, ella solo se sonrojo y rápidamente volteo a verme, nuestras miradas chocaron por unos segundos ya que cada una desvió la mirada rápidamente, justo en ese momento el profesor se dio cuenta que yo estaba ahí, entonces me saludo y siguió esperando por el expediente, después de unos segundos la directora lo saco de un cajo y se lo mostro por un momento, después lo volvió a guardar y el profesor se levantó de la silla, le dio un beso en la mejilla y le dio las gracias, se despidió de mí y salió de la oficina, la directora siguió escribiendo quien sabe que cosas en su computadora sin voltearme a ver un solo segundo.

En ese momento yo la observe y me di cuenta de que el maestro tenía razón, ella era muy bella, tenía unos ojos preciosos, unos labios tan delicados que parecían de porcelana, no sé por cuánto tiempo la estuve mirando pero en ese momento recordé que ella se había sonrojado con lo que el profesor le había dicho, recordé que el profesor le había dado un beso en su mejilla y el recordar todo eso hizo que me diera una punzada en el estómago como si me hubieran apuñalado, en ese momento por primera vez en todo el tiempo que llevábamos ahí las dos solas ella me dirigió la palabra, pero sin dejar de ver la pantalla de su computadora.

Lucia: ¿que mira señorita?

Por dios, se había dado cuenta de que la había estado mirando, en ese momento me quedé paralizada por un momento y no supe que decir

Olivia: ¿yo? No nada, yo no ammm yo, yo no estaba mirando nada

¿Qué rayos me estaba pasando? ¿Acaso me había puesto nerviosa?

Lucia: ¿ya comió?

Olivia: si si, comí algo en la cafetería

Lucia: ordenare algo para comer, ¿usted no quiere algo?

Olivia: ¿cómo? ¿Usted no ha comido nada?

¿Eran las 7 de la noche y ella no había comido nada? ¡Por dios!

Lucia: no, no siempre tengo tiempo para comer, algunas veces hay demasiado trabajo.

Olivia: ¿y que va a ordenar?

Lucia: hamburguesas de la cabaña

Olivia: uy, son muy ricas las que preparan ahí

Lucia: llega un punto en el que dejan de serlo cuando las comes diario

Olivia: ¿entonces cuál es su comida favorita?

Lucia: la lasaña, mmmm me encanta la lasaña, pero muy pocas veces la como, no tengo mucho tiempo para prepararla.

Lucia: ¿Y la suya? ¿A usted que le gusta comer?

Olivia: yo no tengo comida favorita, yo como de todo

Lucia: ¿de verdad?

Olivia: pero claro, yo no soy melindrosa, no me diga que usted sí

Lucia: solo un poquito jajaj

Oh dios, su risa es tan linda. ¿Qué diablos me está pasando? ¿Por qué demonios estoy pensando esto? Debo dejar de pensar esas cosas, ¿cómo es posible que hace unos minutos la odiaba y ahora hasta me guste su risa?

Lucia: ¿oiga?

Olivia: ¿sí?

Lucia: ¿usted tiene muchas amigas aquí verdad?

Olivia: ¿por qué? ¿Qué le hace pensar eso?

Lucia: bueno es que esta semana que estuvo ausente escuché a muchas chicas preguntar por usted y pensé que eran sus amigas porque se veían muy preocupadas por no verla.

Olivia: pues sí, se podría decir que sí.

Lucia: que bueno que se preocupen tantas personas por usted. Deje ya esos papeles ya puede irse a su casa.

Olivia: ¿y usted aún se quedará?

Lucia: si, debo terminar algunos pendientes.

Olivia: entonces yo también me quedare, sirve que termino de acomodar los papeles

Lucia: no es necesario señorita, además ya es muy tarde, ya mañana termina con eso valla a descansar.

Olivia: bueno, entonces la veo mañana, que descanse

Lucia: gracias usted también descanse, nos vemos mañana.

No sé por qué había dicho eso, pero de repente me había gustado estar ahí con ella, su simple presencia me daba paz, el solo mirarla me hacía querer quedarme ahí siempre.

No entendía porque estaba sintiendo todo eso, era algo extraño en mí, pero decidí no darle demasiada importancia, así que centré mi atención en otras cosas, esa noche salí con Alex a buscar algo de cenar y después fuimos de compras.

Los ojos de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora