Parte sin título 22

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Lucía: Olivia, es que en verdad me gustas, pero jamás he estado con una mujer, jamás he hecho algo así y tengo un poco de nervios.


Le sonreí dulcemente. -lucia, como te lo dije, no haremos nada que tú no quieras y si no te sientes lista para esto está bien.


Lucía: es que no quiero arruinar esto, no me gustaría que pensaras que no quiero es solo que...


Olivia: Lucia, lo único que yo pienso es que en verdad me encanta estar contigo, el simple hecho de que estés a mi lado a mí me vasta, solo con que tu estés aquí y ahora conmigo me es suficiente, y creen no podría pedirle más a la vida, de verdad Lucia, no sabes lo mucho que me gusta que estés aquí, aunque no voy a negar que te deseo como a nadie, pero no tengo prisa con eso, yo esperaré lo que tenga que esperar hasta que tú te sientas lista.

Lucia tomo mi rostro entre sus manos y me dio un tierno beso al mismo tiempo que libero mis cintura de su agarre para que pudiera bajarla.


Abrí la puerta y entramos a la habitación.


Olivia: espera, voy a bajar por la ropa que traje.


Baje rápidamente por las escaleras, tome la pequeña maleta que traía y subí de inmediato.


Lucía: que rápida.


Olivia: lo soy.


Lucía: ¿entonces si puedo ducharme?


Olivia: claro que sí Lucia. Mira, traje esto, estoy segura de que cualquier prenda te quedara.


Lucia: ¿tú te vas a duchar?


Olivia: si


Lucia: si quieres ve tu primero y mientras yo escogeré algo para ponerme.


Olivia: ¿segura?


Lucia: si cariño.


Olivia: sabes, me encanta que me llames así. - la bese.


Luchando contra mi voluntad me separé de ella y me dirigí al baño, cerré la puerta y me duché rápidamente, salí y vi a Lucia sentada en el borde de la cama viendo la televisión.


Olivia: listo. ¿Ya escogiste algo?


Lucia: si


Lucia entro al baño y mientras tanto yo sacaba algunas cobijas del guardarropa y tome una almohada de la cama para ponerla en el sofá. Mientras hacía todo eso Lucia salió del baño.


Lucía: ¿qué haces?


Al verla salir del baño me quedé pasmada observando su figura que hacía que aquel conjunto luciera espectacular en ella.


Olivia: te ves hermosa.

Lucia: calla Olivia.
deja eso ya, no dormirás en el sofá, la cama es lo bastante grande para las dos.


Olivia: ¿segura? Lucia, no quiero que te sientas incómoda.


Lucia: segura cariño, jamás podría sentirme incómoda a tu lado.


Tomé su rostro y le di un breve beso.


Ella tomo el lado derecho y yo el izquierdo, ni siquiera hizo falta ponernos de acuerdo.

Observaba fijamente el techo de la habitación mientras pensaba en lo increíble que era tener a Lucia a mi lado y en todo lo que causaba en mí el simple hecho de saber que ahora dormiría a mi lado y que al día siguiente despertaría viendo sus hermosos ojos.

Lucia: descansa Olivia –susurró


Me puse de lado para poder observarla mejor y al instante me encontré con sus ojos, sonreí como una loca. -descansa Lucia -bese su frente.
Y sin darme cuenta en que momento, el sueño me venció.


Al día siguiente desperté y las piernas de Lucia estaban sobre las mías y su mano derecha estaba sobre mi vientre.
Esa situación me hacía sentir realmente feliz, comencé a observarla, sus labios se encontraban entreabiertos, sus cabello estaba totalmente alborotado, y pude notar como pequeñísimos cabellos blancos comenzaban a hacerse presentes en las raíces de su negro cabello y que lejos de hacerla ver mayor, le daban un aspecto aún más sexi, algunas líneas de expresión comenzaban a hacerse notar, pero todo en ella era perfecto pues esas arrugas a las que tanto le temen las mujeres a Lucia le Lucia increíblemente bien, pues era la prueba de su madurez, de su experiencia y sabiduría, eran las que comprobaban lo malhumorada que puede llegar a ser. Reí en silencio al notar que la línea que más sobresalía era aquella que se formaba en su entrecejo cada vez que se enoja.

Dios!! Sin duda Lucia sería mi perdición.

Observé como Lucia comenzaba a abrir los ojos.

Lucía: buenos días- sonrió.


Olivia: excelentes días para mí yo diría, pues no cualquiera tiene la fortuna de despertar a lado de una diosa.


Lucia soltó una pequeña carcajada.


Olivia: lo digo enserio Lucia, eres demasiado bella como para ser una simple mortal.


Lucía: que cursi eres.


Olivia: pero no sé lo digas a nadie. Arruinarían mi reputación.


Lucia volvió a reír- y el escuchar su risa era el placer más grande de la vida y más cuando el día recién iniciaba.


Lucía: no puedo creer como es que he llegado hasta este punto contigo, yo jamás me habría permitido esto.


Olivia: ¿y, te arrepientes?


Lucia: por supuesto que no, yo jamás dije ni diría eso, es solo que tengo miedo.


Olivia: ¿a qué le temes Lucia?


Olivia: a lo que estoy sintiendo, a qué me siga enam... a seguir desarrollando sentimientos por ti y que después tú me dejes, Olivia tu eres una chica preciosa e inteligente y tienes toda una vida por delante, aún te falta conocer a miles de personas, a chicas preciosas, interesantes, de tu edad y quizás te hagan sentir cosas que no sientes por mí y...


Olivia: Lucia, yo sé que tienes miedo, lo entiendo, pero créeme, he conocido a cientos de personas, cientos de chicas, pero nadie, de verdad nadie me ha hecho sentir lo que tú me haces sentir con el simple rose de tu piel, incluso me has hecho conocer este montón de sentimientos que no sabía que se pudieran sentir y todo eso me pasa cuando me miras, y es cierto, no sé qué pasará en un futuro, pero yo haré todo lo que tenga que hacer para permanecer a tu lado. Lucia yo quiero que esto no sea solo para un rato, quiero que esto sea para toda la vida y me encargaré de demostrártelo.

Lucia sonrió tiernamente y comenzó a acariciar mi mejilla.


Yo la observé un segundo antes de comenzar a besarla, besé sus labios, su nariz, su frente y después cada lunar o cicatriz que estuviera presente en su rostro.

Olivia: te prepararé de desayunar


Lucía: te ayudo


Olivia: no, tú no te levantes, está ves lo are yo sola. - me levanté de la cama no sin antes dejar un beso en su frente.

Baje a la cocina y prepare café, jugo y algunos sándwich, puse todo en una bandeja y subí a la habitación. -sonreí al ver a Lucia entre las cobijas, cubriendo todo su cuerpo y dejando a la vista solo su rostro debido al frío que podía sentirse en la habitación.

Los ojos de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora