Parte sin título 9

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Llegué a mi casa, subí a mi habitación y para mi mala suerte me encontré con pinturas, pinceles, lápices y un sinfín de cosas regadas por toda la habitación, pero lo peor fue que mi caballete estaba vacío, eso me hizo recordar que justo esa mañana había enviado mis dibujos para el concurso, en ese momento no hacía nada más que arrepentirme de todo lo que había hecho, de los dibujos, de decirle a lucia lo que pensaba e incluso de haberla conocido.

El lunes como todas las mañanas llegué a la escuela y me dirigí a mi salón, las clases pasaron normales y no había visto a lucia durante todo el día. En la ultima hora de clases cielo comenzó a nublarse y a caer pequeñas gotas de agua que con los minutos se fueron haciendo más intensas, hasta que comenzó a llover fuertemente, ese día yo no había llevado mi auto, había decidido ir en bici "mala decisión"

Cuando estaba saliendo de la escuela vi salir a lucia en su auto el cual, metros adelante se apagó, observe como lucia había intentado encenderlo varas veces pero no daba marcha, ella comenzó a golpear el volante y pude ver como un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, de alguna manera eso me hizo querer ayudarla, a pesar de lo enojada que estaba no pude evitar acercarme, me acerque a su ventanilla y le señale el cofre del auto para que lo abriera; la verdad es que yo sabía un poco de mecánica ya que mi abuelo nos había enseñado cosas básicas para cuando nos pasara este tipo de situaciones, para ese entonces la lluvia no había parado así que ya estaba totalmente mojada, revise el motor y vi que un pequeño cable estaba fuera de lugar, así que lo acomode y cerré el cofre, me monte a mi bici y seguí mi camino, mientras avanzaba pude escuchar como el coche ya había arrancado, sonreí ligeramente y seguí avanzando, pero cuando menos me di cuenta el auto de lucia estaba a mi lado.

Lucia: gracias por la ayuda, si quieres puedo llevarte a tu casa.

No le respondí nada, solo seguía pedaleando y mantenía mi mirada fija en el camino, lucia se adelantó un poco y bajo de su auto quedando justo frente de mi camino, lo cual me hizo frenar rápidamente antes de poder atropellarla. Me tomo del brazo

Lucia: anda, sube, está lloviendo demasiado déjame llevarte a tu casa.

Cuando sentí su mano en mi brazo, mi cuerpo se tensó y comencé a sentirme nerviosa, pero solo la observe fijamente y muy bruscamente aparte mi brazo de su mano, dicha acción la tomó por sorpresa, su expresión cambio y por un momento pensé que volverían a salir lágrimas de sus ojos, pero antes de que eso pasara volví a subir a mi bici y seguí mi camino, no quise voltear hacia atrás, solo seguí y seguí hasta llegar a mi casa, me quite toda la ropa mojada y me di un baño caliente.

Los ojos de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora