Parte sin título 19

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Lucia: en verdad no le apetece nada?


Olivia: en verdad, estoy bien, se lo agradezco.


Lucia: bueno, entonces dígame por dónde sigo?


Olivia: cómo?


Lucia: si, para llevarla a su casa


Olivia: oh no, no no no , no es necesario, a mí me puede dejar en cualquier parte, en la escuela o cerca de ahí y ya yo me iré a mi casa.


Lucía: déjeme llevarla.


Olivia: no, está bien de verdad, por favor, solo deje en la escuela.

Llegamos a la escuela y enseguida baje de auto.
Olivia: gracias- cerré la puerta del auto y me aleje.


El lunes por la mañana fui directo al salón de la maestra Sara.

Sara: hola Olivia, cómo estás, que tal les fue, cuéntamelo todo.


.... Lucia....

Era lunes por la mañana y mi ánimo estaba fatal, todo el domingo me la pasé lamentándome por lo que le hice a Olivia. La cena con Manuel no había ido mal, pero no fue nada extraordinario, creí que al salir con Manuel, con ese hombre que en algún momento me había hecho sentir tantas cosas, creí que podría reavivar un sentimiento pasado que sustituyera el que estoy sintiendo por Olivia ahora mismo, sin embargo solo me sirvió para darme cuenta de que lo que siento por ella es más grande que todo lo que hubiese podido sentir por alguien más, que Olivia me gusta y me gusta mucho y que sigo empeñándome en negarlo, en negar que me estoy enamorando de una mujer, una mucho menor que yo pero que siempre se ha esforzado por acercarse a mí, que me dice y hace cosas que me hacen sentir bien, que me hacen sentir plena y feliz, cosa que hacía mucho no sentía y yo solo me había empeñado en alejarla de mí y que ahora que por fin lo había logrado me arrepentía como nunca, que su rechazo he indiferencia me estaban matando y porque ya no podía vivir sin su mirada buscando la mía.

A la mitad de la velada le tuve que decir a Manuel que Olivia tenía un problema y necesitaba regresar de inmediato, la cena pintaba bien, pero yo ya no quería estar ahí, quería ir a buscar a Olivia y pasar el tiempo con ella.


Manuel me llevo al hotel, intercambiamos números y nos despedimos.
En cuanto Manuel se fue yo subí de inmediato en busca de Olivia, toque la puerta de su habitación varias veces pero no hubo respuesta, ella también había salido pero supuse que ya habría regresado, sin más me fui a mi habitación y a eso de las 12 de la noche volvía a tocar su puerta encontrándome con el mismo resultado de hace algunas horas, comencé a preocuparme y quise llamarla pero recordé que no tenía su número así que decidí esperarla un rato más. A las 2 de la mañana volví a llamar a su puerta y el resultado seguía siendo el mismo, pensé que quizás ya estaría dormida pero eso no podía ser posible porque había estado al pendiente de la hora en la que llegara y jamás escuché que eso sucediera, ahora sí estaba realmente preocupada, decidí enviarle un mensaje a Sara para ver si ella tenía su número, pero no recibí respuesta, el tiempo seguí pasando y en mi desesperación la idea de llamar a la policía comenzó a rondar mi cabeza, observé mi celular que marcaba las 3:48 de la mañana, salí al pasillo para hacer un último intento, toque y nada, saque mi celular para marcar, pero antes de que pudiera hacerlo Olivia apareció.

Al verla me sentí aliviada, le dije lo preocupada que estaba pero a ella pareció no importarle, le cuestione en dónde estaba pero sus respuestas eran demasiado cortantes, quería abrazarla pero la puerta que cerró frente a mí me lo impidió. Me quedé algunos segundos ahí parada, con la ilusión de que esa puerta se volviera a abrir, al darme cuenta de eso no sucedería me fui a mi habitación para intentar dormir, cosa que no logré sino hasta las 6 de la mañana.

Cuando me desperté ya eran las 10:50 de la mañana, me levanté de inmediato, fui al baño para lavarme la cara e intentar arreglarme un poco, salí de la habitación y antes de bajar a desayunar llame a la puerta de Olivia para desayunar juntas pero al igual que la noche anterior no hubo respuesta, supuse que aún seguía dormida así que no insistí más.


Al entrar al restaurante pude ver a Olivia sentada en una de las mesas, me hacer que a saludarla para poder desayunar juntas pero se mostró indiferente ante cualquier palabra que pudiera salir de mi boca y se retiró del lugar.

Los ojos de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora