Parte sin título 23

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Olivia: pareces niña chiquita Lucia.


Lucia me observó y frunció el ceño. –Reí


Olivia: si quieres prendo la calefacción.


Lucia: no, mejor ven y acuéstate conmigo.


Puse la bandeja sobre sus pies y me acosté a su lado.


Lucia: está todo riquísimo


Olivia: podría cocinarte todos los días.


Lucia: puede que me agrade la idea.


Tome la bandeja y la puse a un lado, me eche las cobijas encima y atraje el cuerpo de Lucia hacia el mío rompiendo cada centímetro de distancia que nos separaba y fundiéndonos en un abrazo, bese sus labios y después baje a su cuello.

Olivia: me estoy volviendo adicta a ti Lucia.


Lucia: que puedo tener yo que no hayan tenido las demás?


Olivia: simple y sencillamente porque eres tú Lucia, eres tú y no las demás. Porque tienes todo lo que alguien puede pedir en esta vida y verme, yo, una simple mortal tuve la fortuna de encontrarme contigo.
Sé que suena muy cursi Lucia, pero es lo que tú me haces sentir.

Lucia: Olivia, no tienes idea de todo lo que me provocas cuando me dices todas esas cosas y es que jamás imaginé sentir lo que siento contigo, jamás imaginé que una chica como tú, tan increíblemente guapa , inteligente y con cientos de chicas tras de ti pudiera fijarse en mí.
Y disculpa mi insistencia, pero aún me cuesta creerlo.

Oliva: Lucia, jamás dudes de lo que siento por ti.

Que irónico, porque en un principio no podía ni verte de lo mal que me caías, y mírame ahora, me tienes a tus pies.

Lucia: porque te caí tan mal?


Olivia: ¿por qué? Porque eras muy mala conmigo.


Lucía: no es cierto.


Olivia: claro que sí lo eras, muchas veces me dijiste cosas terribles.


Lucia: es cierto, perdóname cariño.


Olivia: no importa, si eso es lo que tenía que pasar para estará ahora aquí contigo entonces lo volvería a repetir las veces que fuesen necesarias, sin importar lo doloroso que eso fuese porque tus labios son la mejor recompensa.


Lucía: pero yo no, si pudiera echar el tiempo atrás y remediar eso, lo aria, porque me arrepiento de muchas de las cosas que te dije, jamás fue mi intención hacerte sufrir Olivia.


Olivia: no importa ya, solo te quiero pedir que nunca me dejes Lucia, nunca, eso sí me aria sufrí muchísimo, no sé si este sea un buen momento para decirte esto, pero Lucia, te quiero, te quiero y no imaginas cuánto, haces que cada minuto que paso contigo le dé sentido a mi vida, sé que puedes creer que es solo pasajero, pero es que no tienes idea de cómo me siento a tu lado, Lucia me haces sentir que ya nada me falta.


Lucia: yo también te quiero Olivia. Causas en mis cientos de cosas que creí inexistentes en mí. Haces mis días más felices cariño- acarició mi mejilla. Tú también llenas mi vida Olivia.


Ya era medio día y nosotros aún seguimos en la cama, Lucia estaba recostada sobre mi pecho y yo hundía mis dedos en su cabello.

Lucía: como conoces este lugar?


Olivia: mi madre nos traía a mi hermana y a mi cuando éramos más pequeñas, siempre que tenía un mal día o que simplemente quería alejarse de todo, tomaba su bolso y nos subía al auto. Mi hermana y yo éramos felices viniendo aquí, pasábamos horas en el lago, lanzándonos de aquella cuerda. -señale por la ventana.


Pero conforme pasan los años mi madre cada vez tiene menos tiempo, mi hermana también trabaja mucho y ya no frecuentamos tanto este lugar, pero digamos que se convirtió en mi lugar de escape, ahora soy yo la que viene aquí cundo las cosas no van del todo bien.

Lucía: ella es tu madre? -señalo mi brazo.

Los ojos de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora