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Trapos, platos y pisos sucios

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Trapos, platos y pisos sucios. Fue todo lo que Lu vio durante tres horas hasta que llegó la hora del almuerzo de los alumnos. Lu deseaba que Simón llegará a visitarla esta vez, pero no más que Lila la encargara de llevar la comida del chico del jardín de nuevo. Lu se mantuvo siguiendo a Lila para que le diera la orden, pero esta estaba tan metida en sus asuntos que ni se percataba.

—Buenos días, señoras— saludó Simón entrando a la cocina.

—Buenos días, S. ¿Qué quieres de almorzar?— le preguntó una de las chicas; Kim.

—Hola —le saludó efusivamente buscando con la mirada a Lu, sonrió al verla y susurró:— Ya sé lo que quiero almorzar hoy.

—¿Qué?— le preguntó Kim.

—Un segundo, preciosa— le dijo a Kim y se acercó a Lu.

—Ah, hola Simón— dijo con una ristra de platos limpios entre los brazos.

—Lu, déjame ayudarte con eso.

Simón tomó todos los platos que traía.

—No tienes que hacerlo; es mi trabajo.

—Me place hacerlo— dijo poniendo los platos sobre el mostrador.

Lu miró a Simón de pies a cabeza, era un chico muy atractivo. Entendía porque las chicas se derretían como mantequilla cuando él estaba cerca, él era todo un horno.

—Lu, lo que viste ayer en el salón de clases...

—¿De qué hablas?— Lu parpadeó rápidamente.

—Sé que me llevo demasiado bien con las chicas...— frotó sus sienes.

—Y con los chicos —agregó Lu— Todos te quieren, Simón; eres un buen chico —le sonrió para luego posarse al otro lado del mostrador. Buscó a Lila con la mirada, pero sólo encontró a Kim y a Valerie murmurando mientras miraban a Simón— Creo que ellas quieren decirte algo— señaló a las chicas.

Simón se volteó y ellas se sonrojaron de inmediato. Rodó sus ojos y volvió la vista a Lu.

—Lu, ¿Quieres salir conmigo?— dijo Simón directamente.

—¿Tu padre está enterado de esto?— replicó Lu.

—Tengo diecinueve años— bufó.

—Ya. Y, ¿Quién paga tus estudios, tu vivienda, tu comida, tus gastos, tus diversiones y la salida que me estás proponiendo? Dime, Simón. ¿Lo haces tú solo?

Lu alzó una ceja. Se sintió indignada por la poca importancia que él le daba a sus padres, cuando ella mataba por tener uno solo.

Simón permaneció en silencio con la vista clavada en el suelo y la mandíbula presionada.
Lu miró detrás del hombro de Simón como Lila le daba la misma bandeja del día anterior a Kim.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora