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—¿Entonces quién?— preguntó Ruggero asomándose a las flores desde la cama

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—¿Entonces quién?— preguntó Ruggero asomándose a las flores desde la cama.

—No quiero saberlo— dijo Karol

—¿Crees que sea...?

—¡No! Ni lo digas, sería estúpido que aún estuviera encaprichada contigo.

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—Entonces... —comenzó a decir Itzitery— ¿Cuál es tu decisión?

—Obvio este— dijo Lu señalando su vestido.

—Buena elección —dijo Ámbar— ¿Me esperan un momento? Lu, ven conmigo.

—Ok.

Ámbar y Lu salieron afuera, Ámbar encendió un cigarrillo y le pasó uno a Lu, se había acostumbrado rápido a fumar.

—¿No crees que es extraño que Itzitery te esté tratando tan bien?

—Si, pero ella dijo que es porque ahora soy su nuera.

—¿Y en serio le creíste?

—Si —dijo Lu encogiéndose de hombros— ¿Por qué no le creería?

—Lu —dijo Ámbar tomándola por los hombros y luego sarandeandola— ¡Estamos hablando de Itzitery! Algo debe de estar planeando.

—¿Y qué vamos a hacer nosotras?

—Averiguar lo que está planeando.

—¿Cómo?

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Simón y Daniela habían permanecido bastante tiempo en el sendero, tanto que se había hecho de noche, estaban observando el anochecer...

—¿Quieres acompañarme a casa?— le preguntó Simón.

Daniela abrió los ojos como platos. ¿En serio quería llevarla a su casa? Nadie la había invitado a su casa, o al menos de buena manera como lo estaba haciendo él. Sólo llegó a asentir, él sonrió y la ayudó a levantar. Camino a la casa Daniela tenía el rostro bajó pues tenía las mejillas coloradas. ¿Por qué la había invitado a su casa?

—Llegamos— dijo Simón al estar ya en frente de la puerta del departamento.

—Si— dijo Daniela con una sonrisa tímida.

Simón abrió la puerta y se hizo a un lado para que Daniela pasase. Ella así lo hizo y escuchó como la puerta se cerraba tras él. Volteó a verlo y éste la besó efusivamente, ella al principio no respondió por la sorpresa pero luego siguió el beso gustosa. Simón la tomó de la cintura y ésta saltó hasta dejar sus piernas entrelazadas a su cadera. Simón fue hasta la habitación que compartía con Lu y allí lanzó a Daniela en la cama. Él pensaba que como no podía tener a Lu al menos podría acostarse con la que se parecía. Comenzó a besarla suavemente por el cuello haciéndola estremecer, acarició sus piernas y ésta volvió a temblar lo que hizo que Simón se detuviera.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora