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Lu abrió los ojos y su mirada nublada se iba aclarando hacia una luz blanca y brillante

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Lu abrió los ojos y su mirada nublada se iba aclarando hacia una luz blanca y brillante. Parpadeo un par de veces. Jazmín sonreía sobre su cabeza, junto con una doctora.

—Buenos días, preñada— dijo Jazmín con una voz fina y chillona.

Lu se sentó en la camilla y trato de hacer memoria de todo lo que había visto antes de su desmayo. Miró alrededor. Sintió hambre.

—¿Cuántos meses tengo?— susurró resignada.

Lu temía que cabía la posibilidad de que estuviera embarazada antes que Matteo, pero si así fuera, ya se le hubiese notado la barriga, pero la verdad es que, ni señales de abultamiento presentaba.

—Tres meses— le respondió la doctora.

Lu sonrió enternecida. Aún debía mentalizar algunas cosas, pero no pudo evitar pensar que una pequeña parte de Matteo estaba dentro de ella, e iba a vivir con ella. Eso le causaba felicidad.

—¿Quién es el padre, Lu?— preguntó Jazmín inquieta dándole los papeles del análisis. Temía que el nombre de Simón saliera de su boca.

Lu sonrió aún más y se levantó de la camilla. Dió media vuelta después de arrebatarle los documentos y salió por la puerta dando saltitos de felicidad. Al atravesar la puerta, Jazmín la tomó del brazo.

—¿Qué estás haciendo?

—Jazmín, quiero pedirte un enorme favor; no le digas nada a Simón, ¿si?

A Jazmín se le oscurecieron los ojos y sus pupilas se achicaron. Sintió retorcerse todo su interior, cuando Lu se dió cuenta de sus emociones y se apresuro a decir:

—El bebé no es de Simón.

Jazmín soltó el aire que contenían sus pulmones y trató de relajarse, aunque todavía no estaba del todo clara.

—Entonces, ¿de quién?— frunció el ceño.

Lu sonrió al recordar el nombre y tomó a Jazmín del brazo. Ambas se fueron al apartamento en el auto de Jazmín. Ella no dejaba de lanzar preguntas a Lu durante todo el camino. Lu sólo permanecía con sus brazos alrededor de sus rodillas sonriendo hacia la ventana. Cuando al fin llegaron, Lu se decidió a hacer algo que jamás creyó ser capaz: sacarle información a alguien indirectamente.

—¡Dime a quien te fajaste!— ordenó Jazmín desesperada.

Lu salió de sí al escuchar su frase tan peculiar.

—¿A quién me qué?— preguntó con voz aguda.

—Fajar —rodó sus ojos— Sexo feroz, atroz, intenso, descomunal...

—Ya capté, ya capté —sacudió su cabeza— Jazmín, ¿me cuentas la historia de esos internados?— pidió Lu.

Sus segundas intenciones eran saber cómo llegar a ellos, y así poder ver a Matteo. Aprovechó la sed natural de Jazmín de hablar, tocándole su punto débil. Jazmín rodó sus ojos.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora