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El sol comenzaba a arder abrazante sobre los cuerpos desnudos de Lu y Matteo, ambos estaban enredados uno en el otro, como unidos por la naturaleza

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El sol comenzaba a arder abrazante sobre los cuerpos desnudos de Lu y Matteo, ambos estaban enredados uno en el otro, como unidos por la naturaleza. Los ojos de Lu se abrieron lentamente cuando el sol golpeó su rostro. Ella se encontraba bajo los brazos gruesos y calurosos de Matteo, la atrapaban como si nunca quisiesen dejarla ir. Lu se estremeció bajo su cuerpo y cerró los ojos de nuevo para disfrutar del momento. Sonrió como una tonta y hundió su rostro en el pecho de su amor. Él sintió el cosquilleo de la nariz de ella y se estiró. Matteo abrió los ojos lentamente y miró hacia el techo, sintió una presencia a su lado y volteó el rostro hacia ella. Abrió los ojos dramáticamente al ver a Lu a su lado. Se sentó en la cama alarmado vio que sus dos cuerpos estaban completamente desnudos.

—¿Qué estás haciendo aquí?— reclamó espantado.

A Lu se le paralizó el habla. Ella no esperaba que esto sucediera. Matteo se salió de la cama de inmediato y entró en el baño sin mirar atrás. Lu también se levantó y se puso su ropa interior. No sabía qué iba a pasar ahora, pero nada parecía seguro. Miró su vestido roto y se quemó las neuronas pensando como iba a irse vestida ahora. ¿Por qué Matteo se ponía así? ¿Acaso no recordaba nada?, pensó Lu. Un grito ahogado se escuchó proveniente del baño se abrió a continuación y Matteo salió tirando por los mil demonios.

—¡Eres una zorra! —gritó Matteo. Tomo del brazo a Lu y la estampó contra la cama con fuerza. Lu lo miraba como un perrito asustado— ¡Te aprovechaste de mi estado! ¡Me violaste!— le gritó. La jaló de los pies y la tiró al suelo.

—Matteo, yo no hice tal cosa. Tú te pusiste muy rudo y yo...

—¡Yo bajó los efectos del alcohol y tú ni corta ni perezosa me desvirgaste! ¡Eres una violadora! ¡Voy a demandarte!— la jaló del cabello por el piso unos cuantos metros. Lu se tomaba la cabeza llena de dolor y contenía sus lágrimas.

—Matteo, yo no sabía que tú nunca habías tenido relaciones— se disculpó Lu en un lloriqueo.

—¡Ah, y tú sí! ¡Te has acostado con miles de hombres seguramente! ¡Quién sabe cuántas asquerosas enfermedades me pasaste anoche!— la levantó del cabello y la estampó contra la pared.

—Matteo, me estás lastimando— lloriqueaba.

—¡No me importa! —la despegó y la volvió a estampar— Me das asco y por tu culpa ahora yo también me doy asco. ¿Cómo pude revolcarme con una sucia, pobretona y masoquista de mierda?— masculló entre dientes.

—Por favor, suéltame— suplicó Lu.

—¿Tú crees que voy a dejar que mis padres vean que me he acostado con una puta? ¡Te sales por la ventana! Y ojalá te mueras en la caída —la tomó del cabello hasta la ventana. Lu miró hacia abajo, estaba demasiado alto para saltar— ¡Anda!— le gritó Matteo en el tronco del oído.

—N-N-No pued-do saltar t-tanto— balbuceo Lu.

—¡Agh!— la empujó hacia adentro de la habitación.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora