XXXVIII: Seamos niñeras!

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La vida sin mochila es tan extraña, no sentía el peso extra en mi espalda, por las noches no tenía almohada y si quería una, tenía que hacer de mi chaleco una almohada. Mi fiel frazada pasaba a ser mi almohada. No tenía ropa extra.

Conclusión, la vida es un asco.

Íbamos en el Trainmon camino a quien sabe dónde, todos hablaban animadamente mientras yo lamentaba mi existencia. Incluso en estos momentos era cuando usaba como almohada mi mochila y tomaba una pequeña siesta.

— ¡Es donde nacen todos los digimons!— gritó Neemon. Gracias a ello volví a la realidad luego de mi lamento.

— Debe ser el lugar en donde vuelven los digihuevos — sugirió Zoe.

Donde todos vuelven a la vida.

— ¿Por qué estabas tan cabizbaja? —me pregunto Koji.

— Extraño mi mochila, sin ella no puedo presumir que tengo mi almohada, mi fuerte, mi todo, mi vida...  —suspire— me volvió la melancolía...

— Se arregla fácil, desde hoy— tomo del brazo a Koichi y lo puso a la vista— mi querido hermano será tu almohada.

Koichi se puso rojo, sentí cierto calor en mis mejillas que ignore por sus palabras.

— ¿Desde cuando su hermandad creció tanto?

— Desde que tu hermano nos dio clases de hermandad, nos ayudo a comprendernos mejor y aprendimos que el cariño de hermanos se va generando de apoco sin ser forzado. Se supone que es un lazo mutuo que no puede ser impuesto a la fuerza— dijo Koichi. 

— Vaya que mi hermano sirve para algo mas que ver las estrellas.

El Trainmon comenzó a ir cada vez mas lento avisando que la parada estaba próxima a llegar, por lo que nos sujetamos cuando freno y con cuidado bajamos frente a un árbol gigante lleno de colores y huevos. Todo lucia muy tierno.

— No me molesta que me uses de almohada— me susurró Koichi en el oído, antes de acercarse a los demás para explorar el pueblo. Llevé mis manos para cubrir la zona afectada ignorando como la temperatura de mis mejillas aumentaba. 

— Lo sabia, este lugar aun esta a salvo— la expedición la encabezaba Bokomon— si este pueblo es destruido, dejaran de crearse nuevas vidas.

— Pues claro —dijo Neemon— seria ilógico que gobernaran un mundo sobre el cual no hay digimons.

No separamos para mirar los digihuevos, parecían crecer como pequeñas bayas. Eran adorables, me pregunto si algún digihuevo tendrá a algún bebé que en el futuro será un Floramon. 

Nos separamos para mirar por nuestra cuenta los arbustos de digihuevos, de todos los colores y distintas decoraciones, dibujos y figuras. 

Todo es demasiado adorable.

Jp intento tocar uno de los digihuevos, pero un pluma salió de la nada rozando su mano junto a un digimon que salió de los arbustos. Parecía una especia de ave.

— Es Swanmon— murmuro a mi lado Neemon.

— No se atrevan a tocar a estos huevecillos. — Se puso frente a Jp en posición de ataque como si en cualquier momento fuera a saltar sobre él.

Jp solo gritaba intentando mantener el equilibrio y nos pusimos frente a él para protegerlo.

— Espere, él no lo hizo con malas intensiones —lo excuso Takuya.

— Lo lamento— se inclino Jp.

— Con que lo entienda, esta bien. Mi nombre es Swanmon y mi deber es proteger a estos pequeños. — todos suspiramos— acompáñenme, les daré un recorrido por el pueblo y mis tareas diarias.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2021 ⏰

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