XXV: Ya encontre el camino Fukuyama

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— En que lio me he metido...

Desde debajo del improvisado escenario los Numemons me gritaban que cantara o que hiciera algo.

— Esto... — ver a tanta gente o bueno digimons que me miraban fijamente hizo que comenzara a sudar frio, sentía un frio bajar por mi columna a su vez que mis manos sudaban mucho y comenzaba a temblar.

Abrí la boca para hablar, pero unos gruñidos seguidos del sonido de un golpe en el suelo hicieron que todos miráramos en dirección al asiento del Rey.

Aproveche ese momento y baje corriendo del escenario para esconderme entremedio de unas latas de basura.

— Es imposible que canté algo... mi pánico escénico es terrible— solté un suspiro.

Es lo mismo en la escuela, me inscribí al club de coro para que esto no pasara, pero no fue así solo empeoro después del accidente con Himeko.

Al principio me costaba leer en voz alta por la vergüenza luego ya no podía cantar. Si es en grupo paso inadvertida, pero siempre se dan cuenta.

Cuando entre al club de coro la maestra me dejo participar como un fantasma y se me quedo algo en la sala del club, tarareaba una canción de un grupo popular de idols mientras iba al salón. Al llegar no había nadie por lo que decidí cantar libremente la canción, pero la puerta fue abierta de golpe mostrando a la maestra junto a 2 alumnas más.

Desde ese día no ha parado de decirme que tome un solitario o que cante más fuerte... solo hacía que temblara más de lo que ya lo hacía.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me fije en los Numemons que pasaron corriendo frente a mí, estaban atemorizados.

Ni que hubiera aparecido uno de los seguidores de Kerpymon o su Rey los esté golpeando...

Y si yo tengo la culpa de que este pueblo este así al no poder cantar y aumentar la furia de su Rey.

Esperé a que pasara y salí de mi escondite, los seguí hasta un oscuro callejón sin salida.

— Justo cuando les iba a preguntar me engañan.

Me di la vuelta para volver, pero algo apareció detrás de mí, rápidamente lo observé tal como siempre.

Aprete mis manos formando un puño— ¿Qué haces aquí, falsa Rata?

— Koji...

— Si quieres saber sobre Koji, pregúntale a él. No me gusta que me usen como a un trapo viejo.

Solamente me observo.

— No tienes nada que decirme, oh claro... la mercancía, eso soy yo, la valiosa mercancía para la fusión de Ranamon tal como quiere el amo Kerpymon ¿no es así?

Podía sentir el picor en los ojos como cuando vas a llorar, con cada palabra que decía hasta que deje de hablar y los sentía llorosos.

Rápidamente los limpie acción que no pasó desapercibida por él.

Se acerco a mí, pero me aleje.

— Ni se te ocurra intentarlo...— lo fulmine— de verdad que no te entiendo, antes eras tan dulce conmigo creí que éramos amigos y de verdad que con la cabeza fría intento, pero... ¿Por qué?

Mire sus ojos para luego mirar el suelo.

— Así que tu silencio es la respuesta... ¡¿Por qué me mientes?!, ¡¿Por qué me tratas, así como si fuera una muñeca vieja o un trapo?!...— me lleve una mano sobre mi pecho en donde debía estar mi corazón para apretar la tela y lo mire directo a los ojos— ¿Por qué juegas de esa manera con mi corazón?

La nueva elegida (Digimon Frontier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora